Una gemela aconseja a los padres: mantenga a sus gemelos juntos en la escuela.
El director sonrió a cada gemela. Miró directamente a la madre y le dijo “nuestra política obliga a separar a los gemelos, para que puedan desarrollar su propia personalidad. Nosotros no les comparamos, les vemos como seres individuales.”
Silencio. Espera un minuto. Esto no está bien. ¿Por qué separar algo (personas) que están unidas desde antes de nacer? ¿Qué hay de malo en ello?
Te diré lo que está mal. ¡Todo! Está mal separar a los gemelos. Lo sé, lo digo por propia experiencia. Yo soy una de las gemelas incluídas en esa estadística. La otra era mi hermana Robin. Estábamos separadas en el colegio, desde infantil hasta el último curso.
Rebobinemos y volvamos a la primera declaración hecha por el director del colegio: “Separar a los gemelos para que puedan desarrollar su propia personalidad”. Dame un respiro. Los niños desarrollan su personalidad antes de los cinco años. Yo ya tenía mi propia personalidad, y lo mismo le pasaba a Robin. Robin era un poco marimacho, y a mí me encantaba jugar a disfrazarme y a poner posturitas. Y aunque nos gustaran cosas distintas, éramos las mejores amigas. Lamentablemente, dejamos de serlo, porque fuimos separadas en la escuela.
Durante la escuela primaria, estuve en una clase con niños de nuestro barrio (nuestro vecindario estaba lleno de niños de la escuela) Yo siempre tenía con quién jugar. Los vecinos llegaban a casa y preguntaban “¿puedo ir a jugar con la gemela de mi clase?”
Robin iba a una clase donde casi todos los niños eran de fuera de nuestro barrio. Iban al colegio en transporte escolar. En consecuencia, nunca se sintió cerca de los niños de nuestro barrio. Mamá siempre estaba dispuesta a llevar a Robin a jugar a casa de sus amigos, conduciendo varios kilómetros para llegar a sus casas.
Me convertí en una “groupie”, con montones de amigos y cómoda con mucha gente. Robin se convirtió en una solitaria, habitualmente con un único mejor amigo y contenta si estaba sola o con su amigo.
Demos un vistazo a la segunda declaración del director: “No hacemos comparaciones con los gemelos”. ¡Muy bien!. Está en la naturaleza humana hacer comparaciones en estos casos. ¿Por qué? Porque la gente quiere saber cómo distinguirlos. Cuando se compara a dos gemelos, la gente ve parecidos y diferencias. Se dan cuenta de cómo mueven el pelo o de cómo giran la cabeza cuando sonríen. Durante nuestros años de escuela primaria, como Robin y yo nunca íbamos juntas, la gente no pudo identificar nuestros parecidos y nuestras diferencias. En consecuencia, durante todo el periodo escolar, fuimos conocidas como las gemelas, no como Robin y Richelle.
En la primavera del último curso, nos trasladamos de una gran ciudad a un pueblo pequeño. Era una nueva vida y teníamos interés por saber cómo sería una nueva escuela, una nueva casa, y era de esperar, unos nuevos amigos.
Dos gemelas idénticas fruncieron el ceño. Cada una a un lado de su padre. Una daba vueltas a un anillo que tenía en el dedo corazón. La otra se retorcía el pelo detrás de la oreja. Cuatro ojos azules miraban a su padre mientras éste matriculaba a sus hijas en el colegio. El director miró a nuestro padre y dijo: “Sus hijas tienen las mismas clases. No ponemos juntos a los gemelos. Es nuestra política separarlos”. Mi padre miró fijamente al director y dijo: “Soy un contribuyente y ésta es una escuela pública. ¿No? Mi esposa y yo tenemos una política en relación con nuestras hijas gemelas. Nuestras hijas irán juntas. Estarán en la misma clase”. ¡Sí! Fuimos juntas y eso nos salvó. Nuestros padres sabían que en este pequeño pueblo y en esta pequeña escuela, los niños ya se conocían entre sí y tenían un sentido de pertenencia. Sólo había dos maneras de “entrar” y de “pertenecer”: o haber nacido allí o ser conocido como un “fiestero” que bebe y se droga. No cumplíamos ninguno de los dos requisitos.
En nuestro primer día de colegio, los chicos nos tiraron piedras. Nos llamaron “Richie Bitchies” (algo así como “putillas richachonas”) porque vivíamos cerca del campo de golf. No nos teníamos más que la una a la otra, así que nos convertimos en las mejores amigas. Fuimos marginadas socialmente, pero éramos dos y formábamos nuestro propio grupo.
Finalmente, nuestra pandilla de dos creció hasta seis y después hasta doce y nos hicimos adolescentes al cabo de tres años. Nuestro grupo admitía a “extranjeros” que no habían nacido en la ciudad y que no fumaban ni bebían.
Lo más sorprendente es que en nuestro grupo nunca nos llamaban “las gemelas”. Nos llamaban Robin y Richelle. Todos nuestros amigos nos distinguían perfectamente. Vieron nuestros parecidos y nuestras diferencias. Nos comparaban, y como nos comparaban, nos conocieron como seres individuales.
Ahora hacemos un avance rápido de treinta años. Mi hermana gemela y yo somos maestras de educación primaria en dos escuelas distintas, en dos estado distintos. Tenemos nuestra propia política que contamos apasionadamente a directores y padres: “Mantén juntos a los gemelos para que la gente pueda compararlos y aprendan a distinguirlos”.
En nuestras clases enseñamos a nuestros alumnos que comparar estudiantes es una lección de matemáticas estupenda. Recopilar datos de sus clases, ordenarlos y hacer gráficos con ellos para comparar la información. Comparar el color de ojos, altura, comida favorita, actividades etc. Cuando comparas estudiantes, las características individuales de cada uno de ellos (especialmente los gemelos) se ven claramente.
Este es mi mensaje para los padres de gemelos: “Mantén juntos a los gemelos en la escuela. Celebra esa relación única y especial. Sé el defensor de tus hij@s gemel@s. Los colegios a menudo intentan separar automáticamente a los gemelos sin preguntar a los padres lo que prefieren.
Mi hermana y yo somos defensoras acérrimas de mantener juntos a los gemelos. Debido a nuestras experiencias personales, tenemos un punto de vista diferente.
Un email del Twins Message Board: “Soy un gemelo y además tengo gemelos de ochos años. Mi madre nos separó a mi hermano y a mí desde primer curso, y eso me hizo más mal que bien. Recuerdo incluso a tan tierna edad cómo me preocupada por el bienestar de mi hermano. Siempre era un lío preocuparme por él, y no podía concentrarme en mis estudios. Creo que todo eso de “encontrar la propia identidad” de los gemelos es simplemente un remedio fácil para la gente que no está familiarizado con los gemelos. Separarlos les hace que puedan manejar la situación más fácilmente. A mis hijos gemelos los eduqué en casa hasta los ocho años. Afortunadamente, el director del colegio al que van es gemelo también, y respetó mis deseos de llevarlos juntos, no por que no puedan vivir el uno sin el otro, sino porque están mejor juntos. El mejor ejemplo para explicarlo es cuando vas con tu pareja a la cena de Navidad de su empresa y no conoces a nadie en la fiesta: no necesitas tenerle agarrado de la mano todo el rato, pero relaja bastante mirar y encontrarle en tu misma habitación.
De todos modos, creo que una madre conoce a sus gemelos mejor y debe ser la única que decida qué hacer. Si eres una madre de gemelos y no estás segura de si es mejor llevarlos juntos o separados, mira a ver si el colegio te echa una mano: si crees que debes separarlos, hazlo por unos días y mira si funciona. Si no parece que funcione, júntalos en la misma clase.”
Judy Anderson. Carolina del Norte.
Publicado en Publicado en Twins Magazine
Traducido por Marisol
Gracias por publicarlo. Es un relato emocionante y, como madre de mellizos, te hace sentir taaaaaaan comprendida.
ResponderEliminarEfectivamente, en la mayoría de los casos no es que no puedan vivir el uno sin el otro, es que están claramente mejor juntos.
Y añado una reflexión: en la mayoría de artículos y testimonios que he leido de otros paises se habla de separación temprana a la que se produce a los 5-6 años, al comienzo de la escolarización obligatoria. Y ya es una situación suficientemente dura.
En España se está aplicando la separación temprana a los 3 años (!). ¿No es demasiado?
Creo que no siempre es beneficioso dejar juntos a los gemelos.
ResponderEliminarEn mi caso tengo mellizos y decidí separarlos porque uno tiene un sentido del bien que le impide aceptar a su mellizo 'transgresor'.
Me explico, a uno dale una norma y se la saltará y el otro dale una norma y la clumplirá.Siempre se está 'chivando' de lo que hace mal su hermano.
De cualquier manera cuando tienen que ayudarse siempre están dispuestos y saben que pueden contar el uno con el otro.
Cuando llegen al instituto quizá decidamos que estén juntos ya que al 'insumiso' le vendrá bien un poco de control.
Mina, es peor....hay casos en los que incluso con meses, se les separa :(
ResponderEliminarFilo de Mena, eso es exactamente por lo que abogamos nosotras; cada múltiple, un caso diferente. Nosotras creemos que en cada caso los padres, escuela y los peques deberían evaluar qué es lo mejor para ellos y decidir si hay que separarlos o dejarlos juntos. Hay casos como el de tus hijos, o el de las hijas de una de nuestras editoras, donde es mejor separar ya que los peques se “estorban” de una forma u otra, en su desarrollo. Pero hay otros casos en los que los peques estarían mucho mejor juntos y a los que se les separa por “norma”, incluso cuando los padres están en contra de esta decisión. Estos peques no pasan sólo por el duelo de tener que separase de su madre, sino también de tener que separase de su herman@. Por eso intentamos desde este blog dar información a los padres para que se planteen qué es lo mejor para sus múltiples, juntos o separados. En caso de querer ir juntos, estamos intentando dar información a los padres para que puedan abrir un diálogo con la escuela sobre lo que es mejor para “sus” hijos. También esperamos que este tipo de relatos ayude a las escuelas a recapacitar que hay otras maneras de hacer las cosas y lo que funcionó con un par de gemelos, no tiene que ser lo que funcione con todos. Estamos ahora trabajando en un especial sobre juntos o separados en la escuela donde trataremos este tema desde ambos puntos de vista en profundidad.