31 de agosto de 2010

Cuando te sientes abrumada con la lactancia

Mi hija acaba de cumplir dos años. La lactancia materna está muy establecida y no tenemos planes para dejarla todavía. Sin embargo, cuando tu hijo cumple los dos años, esperas que sea más independientes y pida menos pecho. Al menos esa era mi expectativa.

En enero fuimos a visitar a mi hermana. Creeme, ¡mi hija pedía más teta que su prima de tres meses! Comencé a sentirme abrumada, pero pensaba que esto era porque estábamos lejos de casa y echaba de menos a papá.

Pero de vuelta a casa, para mi sorpresa nada cambió.

Empecé a cuestionarme si esto era normal o no. ¿Era normal dar tanto el pecho a esta edad o estaba tratando de llamar mi atención? ¿Pedía teta sólo porque estaba aburrida o no era yo capaz de satisfacer algunas de sus necesidades y ella recurría a la lactancia materna? Por primera vez en mi "carrera" de lactancia materna, me sentía abrumada y cansada del tema.

Gracias a internet, me conecté a mi comunidad cibernética.

He aprendido que ,mientras que algunos niños de dos años están felices de amamantar sólo unas pocas veces al día, algunos aumentan ligeramente el tiempo que pasan al pecho (especialmente alrededor de 2,5 años de edad, ya que pasan por una etapa de desarrollo y necesitan el omega 3 de la leche materna). Cuando hablé de esto con nuestro monitor de la Liga de la Leche local, amablemente trajo el libro "Amamantando a tu niño" a nuestra siguiente reunión. Este libro es estupendo ya que tiene una sección sobre qué esperar más allá de infancia. Kellymom también tiene un buen artículo sobre el tratamiento de estos días "velcro"

Recientemente he leído el libro de Veronika Robinson, "The Drinks are On Me" (Es la editora de la revista The Mother). Lo que ella escribió realmente me habló.

La lactancia en la niñez puede hacer de los terribles dos, los terroríficos dos. La lactancia materna permite a los niños tener consuelo en un momento de sus vidas en que están descubriendo que son en realidad seres separados de sus madres. Ellos vienen y van, de nosotras, la matriz, atrás y adelante, atrás y adelante. Nosotras les proveemos de tantas cosas cuando les damos el pecho. La seguridad en los amorosos brazos de una madre, bebiendo amor líquido, es algo que vive dentro de cada célula de cada niño, y lo llevarán con ellos por el resto de su vida.

Aprendí que mi hija estaba pasando por una etapa, que yo no estaba haciendo nada malo y "esto también pasará" y esto me produjo tal alivio que empecé a disfrutar de la lactancia de nuevo. Ella volvió a la normalidad en pocas semanas. Esto me hizo comprender que, aunque ella ya no parezca un bebé, sigue siendo mi bebé que puede necesitar mamar con bastante frecuencia. Saber qué esperar me hizo ver la diferencia.

Artículo aparecido en Atachment Parenting
Traducido por Marisol

30 de agosto de 2010

Carros gemelares: Contours (grupo Kolcraft)

Nota criandomultiples.blogspot.com (enero 2012): Desde que publicamos esta entrada en agosto del 2010, Contours ha introducido un nuevo modelo de carro gemelar, el Optima Tandem. Hemos actualizado esta entrada para que tengas todos los modelos de Contours que se venden en enero del 2012, en una sola entrada. Al lado del nombre de un modelo nuevo hemos especificado "**Novedad**". Esperamos que os sea útil.

El grupo de empresas Kolcraft tiene dos marcas con carros gemelares; Jeep y Countours. Como ambas se comercializan bajo su nombre propio hemos decidido hacer dos entradas diferentes para estas marcas. Hoy es el turno de Contours.

Contours nos ofrece un carro gemelar en línea con dos versiones; Options tandem y Options II tandem, ambos muy parecidos a la Zoom de Asalvo, a la Zynergi Zoom tandem de Obaby y a la Duette de Mamas & Papas
options-tandem-contours-criando-multiples-sillasEl Options tandem es un carro gemelar en línea en el que los asientos pueden ser colocados independientemente mirando hacia la calle o hacia los papás. Este carro también admite sillas del coche usando un adaptador. Si pensamos usar este carro con dos sillas del coche, es aconsejable echar un vistazo a la lista de sillas que hay en la pagina web de Contours para estar seguro de que ambas sillas cabrán en el chasis.
options-tandem-contours-criando-multiples-sillas-coche- Medidas abierto (largo x ancho x alto): 132 x 65 x 102.5cm
- Medidas cerrado (largo x ancho x alto): 107 x 63.5 x 61 cm
- Peso del carro: 21 kg
- Peso máximo por peque: 18 kg
- Accesorios: bandeja con posavasos para los papás, barra delantera, cesta de la compra debajo de las sillas,

El Options II tiene las mismas dimensiones físicas que el Options Tandem pero nos ofrece opciones extras:
- La altura de las capotas de sol es adaptable, pudiendo así subirlas hacia arriba cuando los peques se hagan más grandes.
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- Las capotas tienen una ventana para poder ver a los peques.
- Incluye también posavasos para los peques.
- Y el accesorio que gana, sin duda, hasta ahora el premio a la originalidad.... una docking station para nuestro Ipod con altavoz para que los bebes puedan ir escuchando musiquita mientras damos un paseo. A ver quien supera eso ;)

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**Novedad** El Optima Tandem es un carro en línea que podemos usar desde el principio ya que admite sillas del coche. Es aconsejable echar un vistazo a la lista que ofrece Contours sobre las sillas del coche que caben en el chasis, para estar seguro de que cabrán dos al mismo tiempo. Este carro se parece mucho a los otros modelos de Contours pero nos ofrece un chasis mucho más ligero así como sujetavasos doble para los papas y los peques.

Tanto las sillas del coche como los asientos, pueden ser colocados mirando al conductor o a la calle independientemente.

- Medidas abierto (largo x ancho x alto): 132 x 65 x 102.5cm
- Medidas cerrado (largo x ancho x alto): 107 x 63.5 x 61 cm
- Peso del carro: 16.6kg
- Peso máximo por peque: 18kg
- Accesorios: cesta de la compra debajo de los asientos, capota para el sol, sujetavasos doble para los peques y los papis y adaptadores para las sillas del coche

Mas información y puntos de venta: http://www.kolcraft.com/products/brands/contours/

Ayudas empresas: Mayoral

La marca de ropa Mayoral regala un conjunto por peque (talla alrededor de los dos años) si les mandamos una carta incluyendo una fotocopia del libro de familia donde estén inscritos los peques, nuestra dirección y teléfono. Los envíos se hacen dos veces al año, así que puede ser que el paquete tarde un par de meses en llegarte. Paciencia que compensa :)
La dirección es:
MAYORAL
C/ La Orotava 118
29006 Málaga

29 de agosto de 2010

Prejuicios y mitos sobre el destete

Es posible que el inicio de la lactancia no haya sido del todo fluído y, sin embargo, con una buena dosis de paciencia lo hemos logrado. La leche finalmente fluye, el niño crece, estamos cada día más enamorados, nos vamos acostumbrando a las reacciones de nuestros pechos, nos amigamos con ellos, los reconocemos en esta nueva función nutricia…

La vida nos sonríe.

Pero resulta que apenas han pasado unos meses desde el nacimiento del niño, justo cuando hemos logrado que los días y las noches se acomoden, nos vemos lanzadas al tobogán del “necesario destete” porque nuestro bebé ya es “mayor”. Aparecen muchas opiniones alrededor: que tiene dos dientes, que no va a seguir mamando hasta los 18 años, que tiene hambre, que no le estamos permitiendo crecer, que necesita conocer otros sabores. La cuestión es que la escena de un niño y una madre que están juntos plácidamente extasiados en medio de la lactancia es algo que molesta. Mucho.

Pero ¿acaso hay un momento adecuado para destetar al niño? A decir verdad, no lo hay. Podríamos decir que destetar a un niño es algo que, en el mejor de los casos, podría ir decidiendo el niño, en concordancia con su madre y es particular en cada caso.

RECURSOS PODEROSOS

Es oportuno aclarar que el ser humano está diseñado para mamar durante un tiempo mucho más prolongado de lo que en el mundo occidental estamos acostumbrados a pensar. La succión y el llanto son las dos herramientas de supervivencia de la criatura humana. La succión le permite nutrirse, el llanto le permite avisar que está en peligro. Ambos recursos son muy poderosos y deberíamos rendirnos ante ellos. Cualquier madre que observa a su hijo reconocerá que el niño, haya sido bendecido o no con la lactancia, continúa succionando hasta los cinco años, a veces hasta los seis o los siete. Durante este tiempo succiona lo que puede: el dedo, un trapo, un juguete o su propia lengua.

Dicho esto, no hay un momento determinado en el que “hay que” destetar a un niño. Algunos se destetan solos, otros tienen madres que deciden, con sus razones muy respetables, que ya no tienen disponibilidad para seguir dando el pecho. Muy bien. No hay problemas. La lactancia es un acuerdo entre dos personas: madre e hijo. Podemos admitir que uno de ellos no esté en condiciones de continuar la lactancia.

UNA DECISIÓN ÍNTIMA

A veces es el niño quién decide no continuar, otras veces es la madre, y otras coinciden en el momento justo para ambos. Por lo tanto, no hay motivos para que el destete sea una indicación generada desde afuera de este vínculo. ¿Pero por qué sucede tan a menudo que quedamos sometidas a decisiones médicas o psicológicas que van en contra de nuestros sentimientos? Somos muchas las mujeres alejadas de nuestra esencia, por lo tanto es fácil imponernos conductas a favor del destete precoz, a veces de manera socavada. La más común aparece en la visita pediátrica de los cuatro o cinco meses cuando el médico nos entrega una “receta” que incluye todos los alimentos que el bebé debe empezar a ingerir.

NOS DEJAMOS LLEVAR

La primera sensación que tenemos las madres es de angustia; pero, acostumbradas a dejar de lado nuestras intuiciones naturales, aceptamos. Sin preguntar. Sin explicar. Sin reflexionar. Sin conversar. Obedientes y sumisas intentamos desesperadamente introducir alguna cucharadita de algo, sintiéndonos satisfechas cuando lo logramos. De este modo agregamos preocupaciones no imaginadas días atrás, cuando estábamos acomodándonos al ritmo placentero de la lactancia. Ahora hay que agregar una hora específica para preparar el puré, y luego lavar las ollas y limpiar la suciedad que generó la intención de hacerle tragar algo de alimento sólido al niño.

El bebé nunca lo pidió, nosotras tampoco, y además el puré de zanahorias resultó ser bastante menos nutritivo que nuestra leche. Poco a poco vamos aumentando las raciones diarias hasta que, en el mejor de los casos, el bebé acepta el alimento y va perdiendo interés o fuerza para succionar. En algunas ocasiones, un mes más tarde, perdemos completamente la producción de leche y el niño queda destetado tempranamente sin necesidad, cuando teníamos disponibilidad para darle de mamar y tiempo suficiente para ocuparnos de él.

VOLVER A CONECTARNOS

Lo que me resulta asombroso es la facilidad con que las madres ”creemos” en ese profesional sin que medie diálogo al respecto. Completamente disociadas de nuestra intuición y de la relación íntima que hemos establecido con el niño, nos volvemos temerosas, inseguras, desconfiadas e infantiles. En lugar de preguntar a otros supuestos sabedores del tema cuál es el momento ideal para el destete, cada madre conectada con su esencia femenina podría cuestionarse: ¿Cómo me siento dando de mamar?, ¿cómo está mi bebé amamantado?, ¿disfrutamos?, ¿tenemos algún impedimento para continuar?, ¿crece bien y feliz?, ¿alguien resulta perjudicado?, si la gente se molesta, ¿no será a causa de problemas que ellos necesitan resolver?

Si las mujeres estuviéramos atentas a la evolución natural del niño, veríamos que algunos bebés empiezan a demostrar algún interés por los alimentos después de los seis meses, cuando logran sentarse. Otros bebés no muestran interés hasta los nueve, y otros incluso hasta el año. No les atrae. Están todavía muy absorbidos por la relación idílica con la teta. Es decir, hay que observarles, por ejemplo, cuando se le hace la boca agua al ver comer a los padres o hermanos, o cuando luchan por obtener un pedazo de pan. A veces sucede que están muy interesados en un trozo de pan pero no en el puré, es decir, quieren experimentar sensaciones con la boca pero no necesariamente alimentarse. Es importante comprender la diferencia. Sólo entonces determinaremos si ese niño en particular está maduro para introducir en su dieta la alimentación sólida.

El destete debería ser espontáneo, y cada díada mamá-bebé tendría que manejarlo en tiempos muy personales. Por otra parte, hay bebés que ingieren comida y además siguen durante muchos meses, o incluso años, tomando pecho. Cada díada madre-hijo debería tener su propia y original historia. Nosotras, si nos lo permitimos, sabemos qué necesitamos y qué experiencia nos hace más armónicos y felices.

ESCUCHAR AL CORAZÓN

Nadie desde fuera de la relación tiene derecho a dar indicaciones generales sobre cómo y cuándo destetar a un bebé, si no se le ha pedido ayuda concreta en ese sentido. Muchas madres nos angustiamos al preguntarnos cómo actuar cuando “debemos” negarle el pecho a nuestro bebé mientras éste llora desconsoladamente reclamándolo. Sin embargo, si nos ponemos la mano sobre el corazón, con frecuencia resulta que no tenemos inconvenientes en seguir amamantando a nuestro bebé. Es evidente que estas normas generales son de lo más absurdo, tanto para nosotras como para nuestros hijos pequeños.

Por lo tanto, deberíamos reflexionar sobre qué estamos permitiendo que suceda dentro del hecho materno. ¿Por qué cualquiera puede opinar sobre algo tan íntimo como es el inicio o el fin de la lactancia y por qué las mujeres nos exponemos haciendo caso a cualquier lobo que se disfrace de abuelita para comernos? ¿En qué nos beneficia creer al lobo? ¿Por qué insistimos en aferrarnos a la niña que vive en nuestro interior y no permitimos el crecimiento de nuestra conciencia? ¿Cuál es el peligro de reconocer nuestras íntimas certezas y darles credibilidad? ¿Cuándo vamos a decidirnos, por fin, a otorgar prioridad al niño?

SIN INTERFERENCIAS


El manejo autónomo de la lactancia en cuanto a su modalidad y duración, y en cuanto al placer y al contacto que provocan en sintonía con el mundo interno femenino, es un asunto íntimo. Es decir, no incumbe a nadie más que a la madre y al niño. Todas las opiniones deberían quedar en calidad de lo que son: opiniones.

El destete es una experiencia relativa a la lactancia, al vínculo amoroso, a la historia y a la experiencia de cada díada, y por lo tanto sería ideal que sucediera del modo más natural posible. No importa cuándo ni cómo, porque de todas maneras en algún momento, va a suceder.

Laura Gutman

Escuchar a los niños

 
 
El problema de los niños “caprichosos”, que “no tienen límites” o que “se portan mal” es un problema falso. En realidad, lo que necesitamos abordar es la discapacidad que tenemos los adultos para comunicarnos con los niños. Por eso necesitamos escucharles, reconocer nuestras propias necesidades y las de ellos, y comunicarnos verbalmente legitimando lo que nos pasa. Entonces podremos buscar acuerdos entre el deseo de uno y el deseo del otro, buscando creativamente una manera de respetarnos.

Siempre me ha llamado la atención que no consideremos necesarios los acuerdos con los niños. Por ejemplo: un niño nos pide que le expliquemos un cuento antes de ir a dormir. Le decimos que se tiene que lavar los dientes. Se enfada. Discutimos. Ni se lava los dientes, ni le explicamos el cuento. Por la noche se hace pipí. Todos nos sentimos confundidos y amargados. Una opción posible es tener en cuenta la demanda original, formulada bajo la forma desplazada de explicar un cuento.

Reconocemos que hemos trabajado todo el día, que el niño pequeño nos echa de menos, que quiere un momento de intercambio sólo, que ya no sabe como pedirlo. Aquí los adultos contamos con la palabra mágica: “ah… ¿quieres que te explique un cuento? ¿qué te parece si nos lavamos los dientes?” o bien, “yo también tengo muchas ganas de estar un rato tranquila contigo” o, incluso, podríamos dejar el lavarse los dientes para otro momento. Si los niños piden que les expliquemos un cuento, ¡tengámoslo en cuenta! Pactemos teniendo en cuenta lo que ellos necesitan y lo que nosotros los adultos estamos en condiciones de ofrecer: ponerse de acuerdo significa acercar posiciones. Una vez hemos accedido a la petición desplazada, tenemos que ir a buscar la petición original. Esta cuestión requiere un conocimiento genuino sobre las necesidades básicas de los más pequeños. Los adultos solemos considerar que “ya son demasiado mayores para…” creemos que tendrían que hacer lo que sea que aún les resulta difícil como habilidad: jugar solos, no chuparse el dedo, permanecer en fiestas de cumpleaños sin nuestra presencia, dejar el biberón, no interrumpir cuando los mayores hablan, etc. No obstante, los niños que “no hacen caso” generalmente provienen de hogares donde la presencia compresa de los padres es escasa.

En cambio, escuchar a los niños e intentar una comunicación honesta con ellos requiere un mínimo de dedicación: o nos disponemos a buscar un rato largo por el día para alimentar las relaciones afectivas con nuestros hijos o la vida cotidiana se convierte en un infierno de prohibiciones. No hay niños difíciles, hay adultos a los que nos resulta más fácil desplegar nuestra energía y nuestros intereses en otros ámbitos.

Cuando las familias consultan por los “niños que no tienen límites” suelo sugerirles una tarea muy difícil: que se organicen para permanecer 15 minutos al día sentados en el suelo de la habitación de su hijo o hija sin hacer nada. Sólo observándoles y estando disponibles. En la siguiente entrevista que tenemos solemos comentar los resultados. Aunque parezca increíble, casi nadie lo consigue. Porque suena el móvil, o han vuelto tarde de una fiesta de cumpleaños, o han ido a comprar, o se ha enfermado la abuela. De esta forma podemos, al menos, reconocer los obstáculos emocionales que la mayoría de los adultos tenemos para ocuparnos 15 minutos al día exclusivamente para nuestros hijos e hijas. La realidad es que los niños esperan. En la vida cotidiana el instante de “estar con los padres” parece no llegar nunca.

Si por casualidad el niño está entretenido, “aprovechamos” para “huir” a preparar la cena. Entonces el niño interpreta que “cuando estoy tranquilo y juego solo, pierdo a la madre o el padre”. En cambio si molesto “tengo al padre o a la madre”. Cada niño “caprichoso” es en realidad un niño que necesita más padre o madre, necesita un adulto que se pare, que encuentre “un límite” en su vertiginosa forma de actuar. Estamos preocupados por la educación de nuestros hijos e hijas, preguntándonos cómo hacer para que se porten bien, sean amables y educados y puedan vivir según las normas de nuestra sociedad. No obstante, estos “resultados” no dependen tanto de nuestros anhelos, sino de lo que comunicamos genuinamente. Para ello se requiere un trabajo de introspección permanente. No podemos pretender que los niños pequeños expliquen sencillamente aquello que les pase, si no les escuchamos. Tampoco serán capaces de hacerlo si no les explicamos qué nos pasa. Y aún peor, nosotros no sabemos hablar con ellos, porque ni siquiera nos entendemos a nosotros mismos. Pero sólo será posible llegar a acuerdos si tenemos presente el conocimiento y aceptación de aquello que nos sucede a todos. De esta forma será factible experimentar encuentros armoniosos y tiernos. En lugar de hablar “de estos niños que se portan mal”, hay que considerar nuestros modelos de comunicación, la confianza con la que nos dirigimos hacia nuestros niños, la búsqueda de nuestra verdad y el ejercicio de hablar con la verdad personal cada día, a cada instante, con cada uno de los niños. Este entrenamiento requiere valentía , ya que a veces tenemos que deshacernos de modelos antiguos aprendidos en la infancia, que perpetúan autoritarismos, miedos y enorme desconocimiento del alma humana.

En la práctica cotidiana de la escucha constatamos que las “luchas” contra los niños se suavizan, aparece la comprensión y la aceptación de las diferencias y el verdadero sentido personal que tiene para cada uno de nosotros la vida compartida con nuestros hijos e hijas.

28 de agosto de 2010

El vínculo paternal

 
 
Llora el niño. Y en vez de guiarnos por nuestro instinto de padre o madre, nos fiamos a ciencia ciega de lo que dice el “experto”... Si lo cogemos una y otra vez, le estamos malcriando. Si intentamos reconfortarle, nos estamos dejando manipular. Lo mejor es dejarle llorar y llorar. Que aprenda y se calle.

Se despierta el niño. Se resiste a dormir en su oscura y solitaria habitación y busca el calor y la protección de la cama de sus padres... No hay que ceder, insiste el “experto”. Dormir con los padres tiene grandes riesgos. Sí, ya sabemos que se ha hecho durante siglos. Pero no es apropiado, está mal visto, no es sano.

No quiere ir a la guardería el niño. Se pasa todo el rato llorando la ausencia de mamá. No juega, no canta, no ríe... Nada que no se cure con el tiempo (de nuevo el “experto”). La “ansiedad de la separación” remite al cabo de uno o dos meses, señora. Los niños son felices en la guardería, descuide. Aprenden mucho. Socializan.

Están confabulados los “expertos”, eso parece. La consigna de la pediatría oficial ha sido alentar la separación de madres de hijos, y no vamos a recordar ahora cómo hace treinta años nos vendían la incuestionable superioridad de la leche de bote frente a la teta materna.

“Somos los únicos mamíferos que les damos una patada a nuestros hijos para mandarles a otra habitación, que les damos una chupete para que se callen y que nos buscamos cuanto antes un trabajo o una ocupación para no sentirnos frustrados o frustradas”.

Le tomamos la palabra a Mar Palmer, 32 años, madre de dos y un tercero en camino, allá en Mallorca. “A la mayor, Mariona, la metimos mucha caña y aún está pagando todos los errores que cometimos fiándonos de los “expertos””, recuerda. “Con el tiempo nos dimos cuenta de cómo todos esos consejos te impiden escuchar tus instintos maternales, te generan agresividad y acaban haciendo mucho daño a los niños”.

Mar acabó dejando su trabajo en el ayuntamiento y volcándose con sus hijos: “Lo primero son ahora ellos, eso lo tengo claro. Tienes que pagar un precio, pero lo ganas por otro lado. Con Nil, el segundo, todo ha sido muchísimo más fácil. Le di de mamar hasta los tres años, durmió con nosotros, descubrí lo importante que es llevarlo en brazos... El niño confía en sus padres, y ahora es él el que se va despegando, y todo de una manera muy natural”.

Sin premeditación, aunque con nocturnidad, Mar se fue abonando a eso que los americanos llaman “attachment parenting” y que no es ni más ni menos que el vínculo o el apego entre padres e hijos. Por instinto, Mar acabó haciendo piña con otros padres mallorquinos en “Neixer i Creixer” (“Nacer y Crecer”), una de las asociaciones pioneras en eso que también llamamos la “crianza natural”.

“Al principio te entran dudas y tienes que hacer frente a mucha presión social, empezando por tus propios amigos”, confiesa Mar. “Pero ayuda mucho eso de estar en una red de gente que está en la misma onda que tú... Y ya somos unos cuantos”.

En Madrid, decenas de padres buscan también otra manera de crecer con sus hijos en la Escuela de Familias Al Alba. Fabiola Aguado, directora y terapeuta infantil, rompe una lanza por el “vínculo”: “No se trata de una manera utópica y romántica de ser padres, sino de una forma sensata y sensible de afrontar la paternidad. Hay que estar presentes y disponibles para atender las necesidades de los hijos”.

“Nuestra sociedad fomenta una falsa autonomía en los niños”, insiste Fabiola. “Si los padres no están, los niños van arrastrando unas carencias que se traducen más adelante en una dependencia profunda. Lo que los hijos necesitan en los primeros años es una base segura... Hay estudios que demuestran que los niños criados con “vínculo” tienen más confianza en sí mismos y son a la larga más independientes”.

La idea del “vínculo paternal” o “attachment parenting” se remonta a los años cincuenta, con los famosos estudios del psiquiatra John Bowlby. El apego entre padres e hijos es “una necesidad biológica” y algo común en todos los primates, sostiene Bowlby. En cada fase de crecimiento, los niños (las crías) buscan la proximidad, el contacto y la protección de una persona adulta. Durante siglos, ésa ha sido la clave de la supervivencia.

Pero las sociedades modernas avanzan –es un decir- en sentido contrario. La separación traumática entre madres e hijos comienza ya en el parto hospitalario, por no hablar de la distancia con las que muchas mujeres viven sus propios embarazos, siempre a expensas de lo que certifique el “experto”.

El mundo laboral, diseñado por los hombres y para los hombres, pasa como una apisonadora sobre muchísimas mujeres que no tienen elección: familia o trabajo. Nadie parece plantearse el impacto emocional que causa a madres y niños la separación al cabo de cuatro meses, ni cómo esa ruptura forzosa afecta a la salud y a la vida emocional del pequeño, que se pasa la mayor parte del día en brazos ajenos, enganchado al falso consuelo del chupete y del biberón.

Las barreras en las familias se van haciendo cada vez más altas, y pronto vendrá la maratón de actividades extraescolares. El caso es estirar las jornadas de los niños tanto como las nuestras, cubrir lo más posible las ausencias y reducir los “lazos” entre padres e hijos a un beso de buenas noches. A veces ni eso.

La antropóloga Margaret Mead realizó hace cuatro décadas un estudio entre varias tribus del mundo y demostró que las más violentas eran las que privaban a los niños del contacto físico con los padres a edad temprana.

La doctora Marcelle Geber tuvo la osadía de comparar la “tribu” europea y sus “civilizadas” costumbres (bebés al biberón, en habitaciones separadas, empujados en carritos) con 308 niños criados a la vieja usanza en Uganda (amamantados a demanda, compartiendo cama, a lomos de sus madres). Su conclusión: los niños africanos aventajaban a los blancos en capacidad motriz y en capacidad intelectual durante el primer año.

Y así llegamos hasta el doctor William Sears, padrino del “attachment parenting”, más de una década rebelándose contra la pediatría oficial y promoviendo una relación más cercana y armoniosa entre padres e hijos. Sus consejos han servido de acicate para miles de padres de todo el mundo, reunidos en Attachment Parenting International, que cuenta ya con grupos en países europeos como Gran Bretaña, Holanda y Alemania.

Según William Sears, los cimientos del “vínculo” se crean en el alumbramiento, en ese “período sensitivo” tan común al de todos los mamíferos y tan ajeno a los asépticos protocolos hospitalarios. La lactancia, advierte, es una fuente de alimento no sólo material sino también emocional para un niño en los primeros meses de vida.

Sears aconseja cargar con todo lo posible con los niños, en brazos o colgados, pero manteniendo la proximidad física y el contacto. El pediatra del “apego” defiende a capa y espada las virtudes de la cama familiar o colecho y resume sus siete “mandamientos” en dos: cree en el llanto de tu hijo y ¡cuidado con los “expertos”!

Como respuesta a tantos y tantos libros “crueles y despiadados”, el pediatra Carlos González decidió precisamente escribir “Bésame mucho”. “Creo, sinceramente, que los padres lo harían mucho mejor si no hubieran existido todos esos manuales que incitan a desconfiar de los ñiños y a tratarles con total desprecio”.

“No quiero entrar en lo que es bueno o malo para el niño a largo plazo, si va a ser más o menos inteligente porque duerma contigo o los lleves en brazos”, afirma Carlos. “Lo que los niños necesitan, hoy y ahora, es afecto y proximidad. Y lo que han aconsejado por desgracia los “expertos” durante muchos años es justo lo contrario, hasta el punto de prohibir casi el contacto entre madres e hijos”.

El autor de “Bésame mucho” nos recuerda los experimentos con gorilas que se “olvidan” de cómo ser madres cuando las meten en la jaula. A los hombres y a las mujeres, sostiene, nos pasa algo similar: vivimos en estado de cautividad, confinados en ambientes artificiales, atrapados por normas culturales y alejados de nuestros instintos y nuestros imperativos biológicos.

Se nos ha olvidado ser padres.

González pone sobre el tapete un estudio comparativo sobre la crianza de los niños en varias culturas, publicado hace cuatro años en la revista “Pediatrics”... En 25 de 29 sociedades, los niños dormían con la madre o con los dos padres. En 30 de 30, los niños eran trasportados en brazos o a la espalda. En todas ellas se les amamantaba a demanda y la edad media del destete estaba entre los dos y los tres años.

El pediatra rompe también con el mito de que los hombres se han lavado las tradicionalmente las manos, y se remite a “La Historia Natural de la Paternidad” de Susan Allport: “El alejamiento del padre es fruto de la revolución industrial. Los padres han trabajado toda la vida en casa o han velado por la protección de sus hijos. Su papel puede cambiar, como lo está haciendo ahora, pero hay que acabar con ese mito”.

Años de experiencia como padre y de consulta como pediatra le han permitido también a Carlos González conocer muy de cerca el dilema de tantas familias de hoy en día... “Eso del tiempo de calidad es un cuento. Con los niños hay que estar, simplemente estar, y no obsesionarse con cronometrar los minutos que se pasa con ellos y aprovecharlos al máximo para hacer algo importante”.

Para María Jesús Ruiz, 40 años, lo más impagable de estos tres últimos con su hijo Víctor han sido “los largos paseos sin rumbo” en el pueblo en donde viven, Guadarrama. Y también, las siestas compartidas, o poder llevar a su hijo a la compra, a tomar el aperitivo, a un concierto entre semana y a todas esas cosas que no podría haber hecho si trabajara a tiempo completo...

“Intenté llevarle a la guardería con dos años y medio, pero lo pasaba mal y un día me dijo: “Mamá, vámonos a casa”... Para mí fue una señal. Hemos pasado mucho tiempo juntos desde entonces, y eso es impagable. Siempre ha estado muy apegado a mí, pero ahora se está uniendo más a su padre... Yo lo que quiero es que mi hijo sea feliz. Como dice su abuelo: “¡Ya tendrá tiempo de aburrirse en el colegio!”.

María Jesús ha vuelto a trabajar a horas perdidas, como profesora de español, pero no envidia en absoluto a sus amigas... “Al hijo de una de ellas le escuché decir el otro día que quiere marcharse a vivir al colegio, con cuatro años... Me pareció muy triste. Soy consciente de que estar tan cerca de tus hijos es navegar contra la corriente, pero yo estoy convencida de una cosa: cuidar de tus hijos es cuidar de la sociedad del futuro”.

LOS DIEZ IDEALES DE LA PATERNIDAD CON “VINCULO”

No hay ningún mandamiento escrito, pero sí existen maneras de fomentar el apego, el vínculo o la cercanía entre padres e hijos...

1. Conecta física y mentalmente con tu hijo/hija durante el embarazo. Vive conscientemente la gestación. Procura que el nacimiento sea lo más “íntimo” y natural posible, y prolonga al máximo el contacto físico después del parto.
2. Extiende la lactancia todo lo que necesite el niño/la niña y no te dejes llevar por las presiones sociales (el destete se produce entre los dos y tres años en la mayoría de las culturas tradicionales). Dale el pecho a demanda. Aprovecha esos momentos para estrechar los lazos.
3. Responde a los llantos de tu hijo y no le dejes llorar “hasta que se calle”. Aprende a interpretar sus señales. Sé totalmente receptivo a sus demandas, especialmente durante los primeros meses.
4. Confía en tus instintos de madre/padre. Cuestiona las opiniones de los “expertos”. En la duda, dejate guiar por el sentido común.
5. Lleva frecuentemente a tu hijo en brazos; el contacto físico estimula el desarrollo emocional, psicomotriz e intelectual del niño/niña.
6. Duerme con tus hijos durante los primeros meses (recuerda que durante cientos de años se hizo así, antes de que los “expertos” levantaran las barreras). Si no, comparte el dormitorio con ellos y procura no llevarles a habitaciones separadas hasta que ellos mismos lo reclamen.
7. Evita separaciones largas y traumáticas hasta los tres años. No te consueles pensando que le dedicas a tu hijo el suficiente “tiempo de calidad”. El tiempo compartido se mide siempre en horas, minutos y segundos...
8. Involúcrate al máximo en su educación. Procura que existan vasos comunicantes entre lo que aprende dentro y fuera de casa. Su “escuela” es la vida misma.
9. Usa la “disciplina” positiva: predica con el ejemplo y recuerda que las mejores lecciones se aprenden con afecto.
10. Respeta la individualidad de tus hijos. Ponte siempre que puedas en su piel y permite que encuentre su camino poco a poco: el “vínculo” les permitirá avanzar con mayor seguridad y ser a la larga más independientes.

Carlos Fresneda

27 de agosto de 2010

Amamantar en Mongolia

Una inmersión en la cultura del amamantamiento en Mongolia que nos hace reflexionar sobre la forma "occidental" de ver las cosas.


No dejéis de leerlo, es muy interesante y muy enternecedor. Qué suerte tuvo esta mujer de irse a vivir a Mongolia con su hijo recién nacido.


Consejos para un colecho seguro

A lo largo de mi libro, "The No-Cry sleep solutions" es evidente que nuestros cuatro bebés han sido bien recibidos en nuestra cama familiar. Mi esposo Robert y yo hemos permitido a nuestros hijos a compartir nuestra cama, y nuestros hijos han disfrutado de compartir la cama "hermano" también. Es de suma importancia, sin embargo, el hecho de que hemos seguido religiosamente todas las recomendaciones de seguridad conocidas para compartir la cama con nuestros bebés.
La seguridad de meter a un bebé en una cama con adultos ha sido objeto de mucho debate en la sociedad moderna, sobre todo recientemente.En 1999, los EE.UU. Consumer Product Safety Commission (CPSC) hicieron una recomendación en contra del colecho con bebés menores de dos años. No obstante, algunas encuestas muestran que casi el 70% de los padres duermen con sus bebés una parte o toda la noche. La mayoría de los padres que eligen el colecho están muy comprometidos con la práctica y encuentran muchos beneficios en el mismo
La advertencia de la CPSC es polémica y ha suscitado un fuerte debate entre los padres, médicos y expertos en desarrollo infantil acerca de la exactitud y pertinencia de la recomendación; muchos expertos creen que el tema requiere más investigación. Mientras tanto, es muy importante que investigues todos los puntos de vista y tomes la decisión correcta para tu familia.Y recuerda: incluso si te decides por no colechar con tu bebé, puedes más adelante compartir el sueño con tu niño de más edad, si esto se adapta a tu familia.

La siguiente lista de seguridad, así como cualquier referencia a compartir la cama en mi libro, se proporcionan para aquellos padres que han investigado esta cuestión y han hecho una elección informada de colechar con su bebé. Dondequiera que decidas que duerma tu bebé, ya sea durante la siesta o de noche, presta atención a las siguientes precauciones de seguridad recomendadas:

  • Tu cama debe ser absolutamente segura para tu bebé. La mejor opción es colocar el colchón en el suelo, asegurándose de que no hay huecos en los que el bebé pueda quedar atrapado. Asegúrate de que tu colchón es plano, firme y suave. No permitas que tu bebé duerma sobre una superficie blanda, como un colchón de agua, sofá, colchón con acolchado, puf, o cualquier otra estructura flexible y resistente. 
  • Asegúrate de que las sábanas bajeras sean ajustables y de que no se pueden soltar.
  • Si tu cama se levanta del suelo, usa una baranda protectora de malla para evitar que tu bebé ruede y caiga de la cama, y ten especial cuidado de que no haya espacio entre el colchón y la cabecera o pie de cama. (Algunos barandas están diseñadas para niños mayores y no son seguras para los bebés porque tienen espacios que podrían atrapar pequeños cuerpos.)Si la cama se coloca contra la pared o contra otros muebles, comprueba todas las noches que no hay espacio entre el colchón y la pared o los muebles.
  • El niño tiene que estar entre su madre y la pared o la barandilla. Padres, hermanos, abuelos y niñeras no tienen la misma conciencia instintiva de la ubicación de un bebé como lo hacen las madres. Madres: Prestad atención a tu propia sensibilidad del bebé. Tu pequeño debe ser capaz de despertarte con un mínimo movimiento o ruido, incluso una aspiración o ronquido es generalmente suficiente. Si duermes tan profundamente que sólo te despiertas cuando tu bebé deja escapar un fuerte grito, considera seriamente sacar al bebé de tu cama,y ponerlo en una cuna, ya sea adosada o independiente de la cama.
  • Usa un colchón grande para proporcionar un amplio espacio y comodidad para todos.
  • Considera la posibilidad de poner una cuna adosada a tu cama.
  • Asegúrate de que la habitación en la que duerme su bebé y todas las habitaciones a las que pueda acceder están a prueba de niños. (Imagina a tu bebé bajándose de la cama mientras duermes y gateando para explorar la casa. Si no ha lo ha hecho todavía puedes estar segura de que lo hará finalmente)
  • Nunca duermas con tu bebé si has estado bebiendo alcohol, si has utilizado cualquier droga o medicamento, si roncas mucho, o si sufres falta de sueño y te resulta difícil de despertar.
  • No duermas con tu bebé si eres una persona grande, ya que el exceso de peso de los padres supone un riesgo demostrado para el bebé en una situación de colecho. No podemos dar un ratio de peso adulto-bebé, simplemente estudia la forma en que tú y el bebé os ponéis uno junto al otro. Si el bebé rueda hacia ti, si hay un descenso importante en el colchón, o si sospechas cualquier otra situación peligrosa, hazle un favor a tu bebé y pásale a una cuna junto a la cama.
  • Quita todas las almohadas y mantas durante los primeros meses. Ten mucho cuidado al añadir almohadas o mantas a medida que tu bebé crezca. Abriga al bebé y abrigaos vosotros mismos para dormir. (Un consejo para las madres lactantes: llevar un jersey viejo o una camiseta, cortados desde el centro del cuello, como camiseta interior para darte calor adicional. También valen las camisetas de hombre cruzadas por detrás: te pones la parte de detrás delante y te dejará el pecho fuera) Ten en cuenta que el calor del cuerpo se añade al calor de la cama durante la noche. Asegúrate de que tu bebé no se caliente en exceso.
  • No uses pijamas o camisones con cintas largas. No uses joyas en la cama, y si tu cabello es largo, sujétatelo hacia arriba.
  • No uses perfumes o cremas con un olor fuerte que pueden afectar al delicado olfato del bebé.
  • No dejes que tu perro o gato duerma en la misma cama que el bebé.
  • Nunca dejes al bebé solo en una cama de adultos a menos que la cama sea perfectamente segura para su bebé.
Del libro de Elizabeth Pantley "The No-Cry Sleep Solution", se puede leer en inglés en la web de la autora.
Traducido por Marisol.

Cómo lograr una autoridad positiva

Tener autoridad, que no autoritarismo, es básico para la educación de nuestro hijo. Debemos marcar límites y objetivos claros que le permitan diferenciar qué está bien y qué está mal, pero uno de los errores más frecuentes de padres y madres es excederse en la tolerancia. Y entonces empiezan los problemas. Hay que llegar a un equilibrio, ¿cómo conseguirlo para tener autoridad?

En una de las primeras charlas que di a un grupo de padres de un parvulario, una madre levantó la mano y me preguntó:
    - ¿Qué hago si mi hijo está encima de la mesa y no quiere bajar? - Dígale que baje, - le dije yo. - Ya se lo digo, pero no me hace caso y no baja- respondió la madre con voz de derrotada. - ¿Cuántos años tiene el niño?- le pregunté. - Tres años - afirmó ella.
Situaciones semejantes a ésta se presentan frecuentemente cuando tengo ocasión de comunicar con un grupo de padres. Generalmente suele ser la madre quien pone la cuestión sobre la mesa aunque estén los dos. El padre simplemente asiente, bien con un silencio cómplice, bien afirmando con la cabeza, porque el problema es de los dos, evidentemente.

¿Qué ha pasado para que en tan pocos meses una pareja de personas adultas, triunfadoras en el campo profesional y social, hayan dilapidado el capital de autoridad que tenían cuando nació el niño?

Actuaciones paternas y maternas, a veces llenas de buena voluntad, minan la propia autoridad y hacen que los niños primero y los adolescentes después no tengan un desarrollo equilibrado y feliz con la consiguiente angustia para los padres. El padre o la madre que primero reconoce no saber qué hacer ante las conductas disruptivas de su pequeño y que, después, siente que ha perdido a su hijo adolescente, no puede disfrutar de una buena calidad de vida, por muy bien que le vaya económica, laboral y socialmente, porque ha fracasado en el "negocio" más importante: la educación de sus hijos.

¿Cuáles son los errores más frecuentes que padres y madres cometemos cuando interaccionamos con nuestros hijos?

Antes de que siga leyendo, quiero advertirle que, posiblemente, usted, como todos -yo también- en alguna ocasión ha cometido cada uno de los errores que se apuntan a continuación. No se preocupe por ello. No es un desastre. Es lo normal en cualquier persona que intenta educar TODOS LOS DIAS. Tiene su parte positiva. Quiere decir que intenta educar, lo cual ya es mucho. En educación lo que deja huella en el niño no es lo que se hace alguna vez, sino lo que se hace continuamente. Lo importante es que, tras un periodo de reflexión, los padres consideren, en cada caso, las actuaciones que pueden ser más negativas para la educación de sus hijos, y traten de ponerles remedio.

Estos son los principales errores que, con más frecuencia, debilitan y disminuyen la autoridad de los padres:

La permisividad. Es imposible educar sin intervenir. El niño, cuando nace, no tiene conciencia de lo que es bueno ni de lo que es malo. No sabe si se puede rayar en las paredes o no. Los adultos somos los que hemos de decirle lo que está bien o lo que está mal. El dejar que se ponga de pie encima del sofá porque es pequeño, por miedo a frustrarlo o por comodidad es el principio de una mala educación. Un hijo que hace "fechorías" y su padre no le corrige, piensa que es porque su padre ni lo estima ni lo valora. Los niños necesitan referentes y límites para crecer seguros y felices.

Ceder después de decir no. Una vez que usted se ha decidido a actuar, la primera regla de oro a respetar es la del no. El no es innegociable. Nunca se puede negociar el no, y perdone que insista, pero es el error más frecuente y que más daño hace a los niños. Cuando usted vaya a decir no a su hijo, piénselo bien, porque no hay marcha atrás. Si usted le ha dicho a su hijo que hoy no verá la televisión, porque ayer estuvo más tiempo del que debía y no hizo los deberes, su hijo no puede ver la televisión aunque le pida de rodillas y por favor, con cara suplicante, llena de pena, otra oportunidad. Hay niños tan entrenados en esta parodia que podrían enseñar mucho a las estrellas del cine y del teatro.

En cambio, el sí, sí se puede negociar. Si usted piensa que el niño puede ver la televisión esa tarde, negocie con él qué programa y cuanto rato.

El autoritarismo. Es el otro extremo del mismo palo que la permisividad. Es intentar que el niño/a haga todo lo que el padre quiere anulándole su personalidad. El autoritarismo sólo persigue la obediencia por la obediencia. Su objetivo no es una persona equilibrada y con capacidad de autodominio, sino hacer una persona sumisa, esclavo sin iniciativa, que haga todo lo que dice el adulto. Es tan negativo para la educación como la permisividad.

Falta de coherencia. Ya hemos dicho que los niños han de tener referentes y límites estables. Las reacciones del padre/madre han de ser siempre dentro de una misma línea ante los mismos hechos. Nuestro estado de ánimo ha de influir lo menos posible en la importancia que se da a los hechos. Si hoy está mal rayar en la pared, mañana, también.
Igualmente es fundamental la coherencia entre el padre y la madre. Si el padre le dice a su hijo que se ha de comer con los cubiertos, la madre le ha de apoyar, y viceversa. No debe caer en la trampa de: "Déjalo que coma como quiera, lo importante es que coma".

Gritar. Perder los estribos. A veces es difícil no perderlos. De hecho todo educador sincero reconoce haberlos perdido alguna vez en mayor o menor medida. Perder los estribos supone un abuso de la fuerza que conlleva una humillación y un deterioro de la autoestima para el niño. Además, a todo se acostumbra uno. El niño también a los gritos a los que cada vez hace menos caso: Perro ladrador, poco mordedor. Al final, para que el niño hiciera caso, habría que gritar tanto que ninguna garganta humana está concebida para alcanzar la potencia de grito necesaria para que el niño reaccionase.
Gritar conlleva un gran peligro inherente. Cuando los gritos no dan resultado, la ira del adulto puede pasar fácilmente al insulto, la humillación e incluso los malos tratos psíquicos y físicos, lo cual es muy grave. Nunca debemos llegar a este extremo. Si los padres se sienten desbordados, deben pedir ayuda: tutores, psicólogos, escuelas de padres...

No cumplir las promesas ni las amenazas. El niño aprende muy pronto que cuanto más promete o amenaza un padre/madre menos cumple lo que dicen. Cada promesa o amenaza no cumplida es un girón de autoridad que se queda por el camino. Las promesas y amenazas deber ser realistas, es decir fáciles de aplicar. Un día sin tele o sin salir, es posible. Un mes es imposible.

No negociar. No negociar nunca implica rigidez e inflexibilidad. Supone autoritarismo y abuso de poder, y por lo tanto incomunicación. Un camino ideal para que en la adolescencia se rompan las relaciones entre los padres y los hijos.

No escuchar. Dodson dice en su libro El arte de ser padres, que una buena madre -hoy también podemos decir padre- es la que escucha a su hijo aunque esté hablando por teléfono. Muchos padres se quejan de que sus hijos no los escuchan. Y el problema es que ellos no han escuchado nunca a sus hijos. Los han juzgado, evaluado y les han dicho lo que habían de hacer, pero escuchar... nunca.

Exigir éxitos inmediatos. Con frecuencia, los padres tienen poca paciencia con sus hijos. Querrían que fueran los mejores... ¡ya!. Con los hijos olvidan que nadie ha nacido enseñado. Y todo requiere un periodo de aprendizaje con sus correspondiente errores. Esto que admiten en los demás no pueden soportarlo cuando se trata de sus hijos, en los que sólo ven las cosas negativas y que, lógicamente, "para que el niño aprenda" se las repiten una y otra vez.

Sin embargo, una vez que sabemos lo que hemos de evitar, algunos consejos y "trucos" sencillos pueden aligerar este problema, ofrecer un desarrollo equilibrado a los hijos y proporcionar paz a las personas y al hogar. Estos consejos sólo requieren, por un lado, el convencimiento -muy importante- de que son efectivos y, por otro, llevarlas a la práctica de manera constante y coherente.

Algunas de estas técnicas ya han sido comentadas al hablar de los errores, y ya no insistiré en ellas. Me limitaré a enunciar brevemente, actuaciones concretas y positivas que ayudan a tener prestigio y autoridad positiva ante los hijos:

Tener unos objetivos claros de lo que pretendemos cuando educamos. Es la primera condición sin la cual podemos dar muchos palos de ciego. Estos objetivos han de ser pocos, formulados y compartidos por la pareja, de tal manera que los dos se sientan comprometidos con el fin que persiguen. Requieren tiempo de comentario, incluso, a veces, papel y lápiz para precisarlos y no olvidarlos. Además deben revisarse si sospechamos que los hemos olvidado o ya se han quedado desfasados por la edad del niño o las circunstancias familiares.

Enseñar con claridad cosas concretas. Al niño no le vale decir "sé bueno", "pórtate bien" o "come bien". Estas instrucciones generales no le dicen nada. Lo que sí le vale es darle con cariño instrucciones concretas de cómo se coge el tenedor y el cuchillo, por ejemplo.

Dar tiempo de aprendizaje. Una vez hemos dado las instrucciones concretas y claras, las primeras veces que las pone en práctica, necesita atención y apoyo mediante ayudas verbales y físicas, si es necesario. Son cosas nuevas para él y requiere un tiempo y una práctica guiada.

Valorar siempre sus intentos y sus esfuerzos por mejorar, resaltando lo que hace bien y pasando por alto lo que hace mal. Pensemos que lo que le sale mal no es por fastidiarnos, sino porque está en proceso de aprendizaje. Al niño, como al adulto, le encanta tener éxito y que se lo reconozcan.

Dar ejemplo para tener fuerza moral y prestigio. Sin coherencia entre las palabras y los hechos, jamás conseguiremos nada de los hijos. Antes, al contrario, les confundiremos y les defraudaremos. Un padre no puede pedir a su hijo que haga la cama si él no la hace nunca.

Confiar en nuestro hijo. La confianza es una de las palabras clave. La autoridad positiva supone que el niño tenga confianza en los padres. Es muy difícil que esto ocurra si el padre no da ejemplo de confianza en el hijo.

Actuar y huir de los discursos. Una vez que el niño tiene claro cual ha de ser su actuación, es contraproducente invertir el tiempo en discursos para convencerlo. Los sermones tienen un valor de efectividad igual a 0. Una vez que el niño ya sabe qué ha de hacer, y no lo hace, actúe consecuentemente y aumentará su autoridad.

Reconocer los errores propios. Nadie es perfecto, los padres tampoco. El reconocimiento de un error por parte de los padres da seguridad y tranquilidad al niño/a y le anima a tomar decisiones aunque se pueda equivocar, porque los errores no son fracasos, sino equivocaciones que nos dicen lo que debemos evitar. Los errores enseñan cuando hay espíritu de superación en la familia.

Todas estas recomendaciones pueden ser muy válidas para tener autoridad positiva o totalmente ineficaces e incluso negativas. Todo depende de dos factores, que si son importantes en cualquier actuación humana, en la relación con los hijos son absolutamente imprescindibles: amor y sentido común.

Educar es estimar, decía Alexander Galí. El amor hace que las técnicas no conviertan la relación en algo frío, rígido e inflexible y, por lo tanto, superficial y sin valor a largo plazo. El amor supone tomar decisiones que a veces son dolorosas, a corto plazo, para los padres y para los hijos, pero que después son valoradas de tal manera que dejan un buen sabor de boca y un bienestar interior en los hijos y en los padres.

El sentido común es lo que hace que se aplique la técnica adecuada en el momento preciso y con la intensidad apropiada, en función del niño, del adulto y de la situación en concreto. El sentido común nos dice que no debemos matar moscas a cañonazos ni leones con tirachinas. Un adulto debe tener sentido común para saber si tiene delante una mosca o un león. Si en algún momento tiene dudas, debe buscar ayuda para tener las ideas claras antes de actuar.

Jane Nelsen, del libro “disciplina positiva”

26 de agosto de 2010

Crianza o perpetuar la especie

Me pregunto si la sociedad española es consciente de lo que está ocurriendo en la comunicación que se establece entre las mamás y sus bebés. Sobre todo, me gustaría saber si ellas son conscientes del poder que en realidad tienen para afrontar el porvenir de este país.

Nos quejamos de la violencia en la adolescencia, vemos a bebés siendo adiestrados por “supernannys” en televisión, aplaudimos iniciativas como las de Izquierda Unida de llenar el país con guarderías full time, se expulsa a mujeres que están dando de mamar en un centro comercial y lo vemos normal, no se consiguen las firmas necesarias para aumentar la baja maternal a seis meses, y todo ello sin pararnos a pensar en el fondo de la cuestión.

¿Existe una concienciación y formación en referencia a la crianza? Algunas madres consideran que la crianza es “cuestión de instinto”, mas no comparto esta idea, ya bases como: “debería amamantar a mi bebé”, “debería acurrucar y calentar en mi regazo a mi bebé”, “debería dormir con mi bebé”, y otras que confirmarían una conducta instintiva, en la época que vivimos, vienen denostadas por el entorno real y actual de la madre, como por ejemplo: medios de comunicación, revistas “especializadas”, algunos libros de gran tirada, abuelas influidas por pediatras de hace treinta años, algunos pediatras actuales, etc. Por tanto, en la actualidad, en la sociedad occidental no existe el instinto puro sin influencia.

En nuestras investigaciones he detectado que, incluso mujeres que han estudiado cinco o seis años para ejercer una profesión, a la hora de formarse para la maternidad compran uno o dos libros como mucho, aunque la mayoría ninguno, recomendado por “amig@s o dependientes de librerías” básicamente, y alguna que otra revista. Al final del embarazo, la futura madre se pone en contacto con la matrona en el curso de preparación al parto, y ésta a veces recomienda leer algún manual de crianza y, luego, el sistema sanitario, en la mayoría de las ocasiones, induce a revisar al niño cada dos meses con el pediatra, y esto, más lo que le comenten amigos, familiares y programas de televisión es, básicamente la relación que establecen las mamás con la formación de la maternidad.

Creo que en España se han generado dos líneas de pensamiento en referencia a la relación con los bebés, una mayoritaria que denomino de amor estivilizante y otra muy minoritaria o de amor gonzalizante, y vienen dadas, por una forma más o menos inconsciente de ser; esto es, por la personalidad de la madre. Una observación somera parece indicar que las madres estivilizantes y las gonzalizantes difieren en su forma no sólo de entender la crianza sino también en su forma de ser, y no es únicamente que unas “enseñen a dormir a sus hijos” y las otras no, sino que se planteen multitud de aspectos de la crianza desde otro ángulo, aportando relaciones, ya no diríamos diferentes sino casi divergentes.

Además, esta forma diferente de ser, engloba que la madre estivilizante es más práctica, más impaciente, más insegura de sus relaciones maritales y con su feminidad, menos crítica, más pesimista, que valora bastante su trabajo y lo entiende como algo primordial en su vida (madres de esta línea de pensamiento consideran que para compatibilizar la vida profesional y personal mejor, los niños deben pasar más horas en la guardería, no ellas menos en el trabajo), más razonable, más competitiva. Y aparentemente, la madre gonzalizante nos resulta más optimista, más paciente, más observadora, más crítica con su propia educación y con el macro y micro entorno social y personal, más segura de sus relaciones, más intolerante con las opiniones que no le gustan y más obsesionada con la trascendencia del amor por encima de otros aspectos de la vida.

Desde esta perspectiva cada madre hace lo que le dicta su sentimiento y su razón, y conocedores de la disonancia cognoscitiva, suele ser extraño que un individuo se replantee si algo tan importante como la educación y el tratamiento que le esta dando a su bebé es algo correcto científicamente, eficaz psicológicamente, y, en general, si se podría hacer mejor y esforzarse luego por hacerlo; ya que también es posible que algunos responsables de bebés quieran que sus hijos cumplan una serie de criterios, pero no consideran necesario leer una serie de informaciones.

Estas dos formas de pensamiento las podríamos describir como:

Tipo 1: madre con amor estivilizante: entiende que un bebé de tres meses fortalece su independencia si duerme solo en otra habitación, con un peluche, que creen que el niño aprende a dormir, que no suelen hablar ni quedarse al lado del bebé al dormirse éste, quien no necesita alimentarse ni despertarse por la noche. Le dan alta importancia al desarrollo mental del niño y a la disciplina. Así mismo, son inflexibles en criterios de alimentación. No perciben como adecuado coger en brazos al niño, reforzarlo y elogiarlo. Pueden ver incluso adecuado gritar y azotar al niño por “su bien”, y en la mayoría de las ocasiones lo ignoran cuando hace algo que no les gusta o el niño tiene un berrinche, les resulta importante que los bebés sepan “quien manda” en la casa, muchas utilizan algo llamado “el rincón de pensar”, no suelen ponerse en el lugar del bebé, entienden como satisfactorio y adecuado dejar a los niños con los abuelos (o similar) regularmente para practicar actividades de ocio con la pareja o viajar, consideran que al niño se le quiere mucho pero es una carga muy cansina para las mamás y que requiere una dedicación de veinticuatro horas.

Tipo 2: madre con amor gonzalizante: Normalmente practica el colecho, la lactancia materna a demanda seis meses o más, se muestra flexible entorno a las pautas de la comida o el sueño, no tienen mucha prisa en sacarle el pañal y que el niño “vaya rápido”, coge en brazos al niño cuando llora, para mimarlo, y en muchas ocasiones, para transportarlo, no se impone al niño con ningún tipo de violencia, le respeta, no le grita, no le azota y lo consuela ante un enfado o berrinche; así mismo tampoco considera que los padres necesiten independencia del niño ni que un bebé deba ser independiente. Suele ponerse en la posición del bebé antes de tomar ciertas decisiones. Está bastante enamorada de sus hijos y disfruta la maternidad de tal forma que ésta es una bendición a la que le dedicaría veinticuatro horas.

Ante todo esto surgen diversas situaciones sobre las que meditar:

1. Muchas madres estivilizantes están utilizando técnicas de adiestramiento canino para conseguir determinadas conductas. Técnicas sin validez científica, que desde la psicología, recientes investigaciones parecen demostrar que provoca en el niño una falta de resiliencia (capacidad de los sujetos para sobreponerse a tragedias o períodos de dolor emocional), baja autoestima y futuros problemas de adaptación; que desde la psiquiatría y la medicina, el bebé sufre traumas de diversa índole como vómitos, shock neuronal, ataque de ansiedad, etc., y otros cuadros clínicos; y que desde la ética se puede considerar como una forma de maltrato y abuso del menor. Y, todo esto, cuando el propio difusor del método de adiestrar a los niños para dormir, el pediatra Richard Ferber, empezó en el 2005, en una entrevista publicada el 15 de noviembre en el Wall Street Journal, a retractarse de sus teorías.

2. La forma en la que se está gestionando la compatibilidad de la mujer y el trabajo es absurda, aspectos como más guarderías o dar un dinerito a la madre, o liberarla de parte de sus impuestos no llega a nada…, es un fracaso.

3. Muchas mujeres estivilizantes en realidad se arrepienten en determinada forma de haber tenido sus hijos. Los han tenido porque socialmente es conveniente, porque es una norma implícita, porque su madre que le ha ayudado a comprar el piso ahora le exige el nieto, porque no quería ser menos que sus amigas u otros motivos. Si para algunas mujeres su prioridad es el mundo profesional, deberían animarse a reivindicarlo y afirmarlo sin miedo ante los hombres, igual que hay muchos que no desean tener hijos, las mujeres que no lo deseen tienen derecho a planificar su vida para no engendrar.

Concluyendo, me gustaría que la sociedad en general se tomase más en serio la maternidad y la crianza. Con mayor responsabilidad. Y, que las madres en particular, hagan lo posible por asegurarse que le aportarán a su bebé amor y respeto incondicional, ayudándole a ser una persona armoniosa y plena, feliz consigo misma y con el entorno. El planeta se lo agradecerá.

M. Dolores García Sánchez.
Doctora en Ciencias de la Comunicación.
Profesora de la Universidad de Málaga
La foto es de Ferrán Pestaña 

Ayudas empresas: Suavinex


La marca Suavinex regala biberones y chupetes si les mandamos una carta incluyendo una fotocopia del libro de familia donde estén inscritos los peques, nuestra dirección y teléfono. Incluso aunque les demos el pecho a los peques es interesante pedirlos ya que podemos usar los biberones para agua cuando sean más mayores.
La dirección es:
LABORATORIOS SUAVINEX
C/ del Marco, parcela R88
Polígono Las Atalayas - 03114 Alicante

El color de la leche materna

Por lo general el color de la leche madura de la madre (leche que se produce luego del primer mes del bebé) es de color blanco azuloso, mientras que el color del calostro varía del amarillo, crema o hasta anaranjado.  Sin embargo, luego de la etapa de calostro muchas mujeres se quejan de colores extraños en su leche.  Por lo general, este cambio de colores en la leche se deben a pigmentos en los alimentos o bebidas consumidas por la madre.  En algunos casos, hasta la orina del bebé sale del mismo color que la leche.

Por lo general la leche extraída de color rosado o anaranjado se debe sobre todo a bebidas de naranja o de fresa u otros alimentos que contengan en sus ingredientes pigmentos de este color, como en los saladitos, bebidas de frutas, gelatina, chicles etc.
 
Por otra parte, la leche de color verdoso puede ser debida a las bebidas de ese color, en especial, las bebidas para hacer ejercicios (Gatorade), al cosumo de verduras de hoja verde  y a algunas vitaminas, especialmente las que son a base de algas.

Todo esto es normal y la leche sigue siendo buena para tu bebé.

25 de agosto de 2010

Los cinco errores que las madres que amamantan cometen (y cómo corregirlos)


Cuando Erika Clowes se quedó embarazada, pensó que amamantar sería algo sencillo. Al fin y al cabo, se había leído todos los libros y había asistido a todas las clases. Después de un buen parto, llevó a su bebé Charly a casa y esperó que todo fuera sobre ruedas. Pero fue un infierno. Charly no quería coger el pecho. Ella sentía fuertes dolores. Tuvo que levantarse cada dos horas para sacarse la leche y dársela al niño con biberón. Él tenía cólicos y lloraba casi todo el tiempo. Ella se había convencido de que iba a amamantar, pero ya no le apetecía.
“Me sentía traicionada y engañada, porque nadie me había dicho que iba a ser tan duro”, dijo. “Fue el peor momento de mi vida”

Clowes casi se volvió una más en la estadística.

Según nuevos estudios de los Centros para la Prevención y el Control de la Enfermedad, el 74% de las madres intentan dar el pecho, pero después de tres meses, solamente el 30% siguen haciéndolo. Después de seis meses, el porcentaje desciende al 11%.

El estudio no detalla las razones por las que las mujeres abandonan la lactancia, pero la experta sobre lactancia Corky Harvey dice que muchas mujeres lo pasan mal amamantando y no saben a donde acudir para pedir ayuda. Afirma que una de las razones más comunes para que las mujeres abandonen la LME es que creen, equivocadamente, que no tienen suficiente leche, y optan por dar leche de fórmula. Otras mujeres cesan en la LM cuando vuelven a trabajar, y otras porque la familia las presiona para que den biberones en lugar de pecho.

Lo que hizo que Clowes no abandonara fueron las “Booby Brigade”.

Entre la falta de sueño, la revolución hormonal y los sentimientos de culpa, Clowes decidió que tenía que hacer algo. Así que creó las Booby Brigade, un grupo de nuevas madres cerca de su casa en Silver Lake, California, a quienes conoció a través de internet y en persona, para darse mutuo apoyo y consejos sobre lactancia. Gracias a su ayuda, y con el apoyo ocasional de un experto en lactancia, fue capaz de amamantar a Charly eficazmente.

Según Clowes, su experto en lactancia y otras madres que crearon el grupo de apoyo, son cinco los errores que las nuevas madres cometen en la lactancia:

Error 1: Mamá puede sola.
Solución: salga de casa, rápido.

Clowes se negaba a unirse a un grupo de ayuda (yo puedo sola). “Odio ese tipo de cosas”, dijo. Pero estaba desesperada y encontró el consejo técnico (cómo encontrar la postura, cómo amamantar sin que le dolieran los pezones) y el soporte emocional indispensable.

La antropóloga Katherine Dettwyler, que estudia la LME, no se sorprende de que las mujeres a menudo fracasen con la lactancia cuando se quedan solas en casa con el nuevo bebé. “Los humanos son criaturas muy sociables, y la mayoría del mundo vive en familias extensas”, dice Dettwyler, profesora adjunta de la Universidad de Delaware. “Hay madres y abuelas alrededor que lo saben todo sobre la lactancia. No están solas en casa ocho o diez horas.”

Además de las Booby Brigade, Clowes se unió a un grupo de ayuda en “The pump station”, una tienda donde se venden extractores de leche. La Liga de la leche también tiene grupos de ayuda. Si no encuentras uno de estos grupos en tu zona, créalo tú, sugiere Clowes. “Me di una vuelta por mi barrio y le di mi tarjeta con mi nombre y teléfono a otras madres”, dice Clowes.

Error 2: Las madres se olvidan de las amigas que amamantaron con éxito.
Solución: invita a una.

Aunque los asesores de lactancia pueden ser encantadores, también pueden ser caros (una visita de uno en Los Ángeles puede costar entre 200 y 300 dólares la hora, según el asesor Harvey). Amanda Corbin, una mami que creó el grupo de ayuda llamado “¿Tienes leche?” en Tampa, Florida, dice que a menudo la ayuda puede ser gratis. Sugiere que se invite a una amiga que haya tenido una LM exitosa que nos enseñe sus trucos de lactancia. “Puede resultar embarazoso, pero hay que dejar al lado la vergüenza cuando lo que importa es la salud de tu hijo”.


Error 3: Mamá asume que no tiene suficiente leche.
Solución: replantee el comportamiento de su hijo cuando mama.

Muchas veces, las madres primerizas piensan que si un niño no deja de mamar, es porque no tiene suficiente leche. “A veces, los bebés maman y maman y maman, que es lo que los bebés tienen que hacer”, dice Harvey. “Esto no significa que no se tenga leche suficiente. Simplemente significa que tienes que seguir dándole de mamar a tu bebé.”


Error nº 4: A Mamá le da vergüenza dar de mamar en público.
Solución: tenga un comentario cortante preparado.

Clowes cuenta que en ocasiones las mamás de su grupo le contaron que les hacían comentarios desagradables cuando amamantaban en público. Sugiere tener un par de respuestas preparadas. En su página web, crankylittleman.com, tiene dos de estas respuestas:

“Si no te gusta ver cómo come mi bebé, te puedes poner esta sabanita en la cabeza. Ya te diré cuándo he acabado” y “¿Crees que esto es desagradable? ¡¡Tenías que ver por dónde salió!!”

Error nº 5: Mamá se aterra si la leche no sale a chorros.
Solución: Entérate que al principio de todo, no vas a ver leche a montones.

En su trabajo en la Booby Brigade, Clowes encontró a algunas madres que esperaban torrentes de leche al principio, y al no encontrarlos dieron biberón a sus bebés. No entendían que justo después del nacimiento, las mamis producen pequeñas cantidades de calostro, un líquido concentrado y rico en nutrientes, que se mide en mililitros y no en litros, y que es la comida perfecta de un recién nacido.
Traducción libre de Marisol, extraído de:
Los cinco errores que las nuevas mamis que amamantan cometen y cómo solucionarlos (en inglés) Por Elizabeth Cohen

24 de agosto de 2010

Biberón o teta

Carros gemelares: Combi

En Agosto del 2010, Combi lanza al mercado el que sera a partir de ahora, su único modelo gemelar, el Twin Sport. Este carro gemelar en paralelo es totalmente reclinable así que lo podemos usar desde el nacimiento. Este carro trae también una especie de nidito que se puede ajustar en la silla para que el recién nacido este mas recogidito.
Twin-sport-Combi-criando-multiples
- Medidas abierto (largo x ancho x alto): 84.5 x 75.5 x 99.6cm
- Medidas cerrado (largo x ancho x alto):
62.5 x 41.3 x 103cm
- Peso máximo por bebe: 20.5kg
- Accesorios: capotas de sol, capota de lluvia, capota antimosquitos, posavasos, nidito para recién nacido y cesta de la compra bajo el carro.

Mas información y venta: http://www.combistrollers.com

23 de agosto de 2010

Carros gemelares: Valco Baby

La marca americana Valco Baby nos ofrece tres opciones en paralelo para carro gemelar; Latitude for 2 EX, Ion EX 4 Two y Trimode EX Twin.

El Latitude for 2 EX es un carro en paralelo que se puede reclinar totalmente por lo que se puede usar desde el nacimiento. Este carro también admite sillas de coche pero sólo en uno de los asientos. La altura del manillar es adaptable.

Latitude-for-2-ex-valco-baby-criando-multiplesMedidas abierto (largo x ancho x alto): 75 x 73 x no especificado cm
Medidas cerrado (largo x ancho x alto): 79 x 73 x 28cm
Peso carro: 13.7kg
Peso máximo por peque: 20.5kg
Accesorios: capota de lluvia, capota de sol, barra delantera, posavasos, patinete, cesta de la compra bajo el carro y cubrepies.

No lo puedo evitar y cada vez que veo el Ion EX 4 two, pienso que hubiera sido el carro ideal si Calimero hubiera tenido múltiples ;) Echadle un vistazo a la foto y comprenderéis el por qué....
Ion-ex-4-two-valco-baby-criando-multiplesEl Ion EX 4 Two es un carro en paralelo que debido a su forma compacta de huevito, aprovecha al máximo posible el espacio dando mucha comodidad a los peques. El Ion EX 4 Two admite capazos. Valco nos ofrece en capazo dos opciones, el capazo de toda la vida y un capazo "descapotable" como el de la foto. Este ultimo tiene la ventaja de que lo podemos montar en las sillas lo que no es posible con un capazo normal.
Como el Latitude, se puede ajustar la altura del manillar y admite solo una silla del coche. Este carro incluye una cinta que se puede colocar alrededor de la muñeca del conductor para evitar perder el carro. Aunque suene a chiste, puede ser muy útil si vivimos en una zona con muchas cuestas ya que un carro doble se embala que no veas en las cuestas abajo y cuando te has dado cuenta.....los peques te llevan un buen tramo de ventaja.

Medidas abierto (largo x ancho x alto): 90 x 74 x 105.5cm
Medidas cerrado (largo x ancho x alto): 77 x 74 x 53cm
Peso carro: 11.7kg
Peso maximo por peque: 20kg
Accesorios: capota de lluvia, capota de sol, barra delantera, posavasos, patinete, cesta de la compra bajo el carro, capazos standard y "descapotables" y cubrepies.

El Trimode EX Twin es un carro en paralelo con asientos completamente reclinables. También admite capazos sencillos y por supuesto los "descapotables" de Valco. Tal y como en los otros modelos solo podemos colocar una silla del coche.
trimode-EX-twin-valco-baby-criando-multiplesLo que hace este carro especial es la posibilidad de colocar un asiento extra delante del carro para el mayor por lo que podríamos llevar a los tres en el mismo carro. Es mas, incluso podemos llevar a cuatro si usamos al mismo tiempo el patinete tal y como se puede ver en la foto.
Trimode-ex-twin-valco-4-kids-criando-multiplesMedidas abierto (largo x ancho x alto): 94 x 74 x no especificado cm
Medidas cerrado (largo x ancho x alto): 71 x 74 x 46
Peso carro: 15kg
Peso máximo por peque: 20.5kg
Accesorios: capota de lluvia, capota de sol extra grande, barra delantera, posavasos, patinete, cesta de la compra bajo el carro, capazos standard y "descapotables", asiento para hermano mayor (joey toddler seat) y cubrepies.

Mas información: http://valcobaby.com

21 de agosto de 2010

No amamantar y sentirse culpable

Uno de los argumentos más poderosos que muchos profesionales de la salud, agencias gubernamentales y empresas fabricantes de fórmulas hacen para no promover y apoyar la lactancia materna es que "no hay que hacer que la madre se sienta culpable por no amamantar."  Incluso algunos defensores acérrimos de la lactancia materna son desarmados por esta estratagema de "no hacer las madres se sientan culpables".

Porque, ciertamente, no es nada más que una estratagema. Es un argumento que desvía la atención de la falta de conocimiento y comprensión de la mayoría de los profesionales sanitarios acerca de la lactancia. Esto les permite no sentirse culpables por su ignorancia a la hora de ayudar a las mujeres a superar las dificultades que surgen con la lactancia materna, que se podrían superar y por lo general haberse evitado, en primer lugar si las madres no se vieran  perjudicadas en sus intentos de dar el pecho. Este argumento también parece permitir que las empresas que comercializan leche de fórmula y los profesionales sanitarios repartan folletos y muestras gratis de leche de fórmula a las mujeres embarazadas y nuevas madres sin remordimientos de conciencia, aunque se haya demostrado que estos folletos y muestras gratuitas hacen disminuir la tasa y la duración de la lactancia materna.

Echemos un vistazo de la vida real. Si una mujer embarazada fuera a su médico y admitiera que fumaba un paquete de cigarrillos, ¿no habría muchas posibilidades de que saliera de la consulta sintiéndose culpable por poner en peligro a su bebé en desarrollo? Si admitiera que bebe un par de cervezas de vez en cuando, ¿cuántas posibilidades hay de que se vaya de la consulta sintiéndose culpable? Si una madre admitiera que duerme en la misma cama con su bebé, ¿no le harían sentirse culpable la mayoría de los médicos por esto, aunque sea lo mejor para ella y el bebé? Si ella fuera a consulta con su bebé de una semana y le dijera al médico que estaba alimentando a su bebé la leche de vaca de tetrabrik ¿cuál sería la reacción de su médico?  A la mayoría de ellos les daría un ataque. Y no tendría ningún problema en absoluto en hacer que la madre se sintiera culpable por alimentar del bebé con leche de vaca, y luego presionarla para dar al bebé leche de bote. (Hay que señalar que no la presionaría para que amamantara, porque "no le gustaría hacer que una mujer se sienta culpable por no amamantar.")

 ¿Por qué tanta indulgencia para la leche de fórmula? La razón, por supuesto, es que las empresas han logrado un éxito tremendo con su publicidad, convenciendo a la mayoría del mundo de que la alimentación con fórmula es casi tan buena como la lactancia materna, y por lo tanto no hay que hacer un mundo si una mujer no amamanta. Como un vicepresidente de Nestlé de Toronto que fue sorprendido diciendo: "Obviamente, la publicidad funciona." También es un bálsamo para la conciencia de muchos profesionales sanitarios que no dieron de mamar a sus hijos o cuyas mujeres no lo hicieron. "No voy a hacer que las mujeres se sientan culpables por no amamantar, porque no quiero sentirme culpable por que mi hijo no fue amamantado".

Veamos de esto un poco más de cerca.  La leche de fórmula es teóricamente más adecuada para los bebés que la leche de vaca. Pero, de hecho, no hay estudios clínicos que muestren que hay alguna diferencia entre los bebés alimentados con leche de vaca y los alimentados con fórmula.Ni uno sólo.  La leche materna y la lactancia materna, que no es lo mismo que la alimentación con leche materna, tiene muchas más ventajas teóricas sobre la fórmula que la fórmula sobre la leche de vaca (o leche de otros animales). Y apenas estamos aprendiendo acerca de muchas de estas ventajas. Casi cada día hay más estudios que nos hablan acerca de estas teóricas ventajas. Pero también hay una gran cantidad de datos clínicos que muestran que, incluso en las sociedades opulentas, los bebés amamantados y, por ende, sus madres, están mucho mejor que los bebés alimentados con fórmula.Tienen menos infecciones de oído, menos infecciones intestinales, menos posibilidades de desarrollar diabetes juvenil y muchas otras enfermedades. La madre tiene menos posibilidades de desarrollar cáncer de mama y de ovario, y probablemente sea protegida contra la osteoporosis. Y estos son sólo algunos ejemplos.

Entonces, ¿cómo debemos abordar el apoyo a la lactancia materna? Todas las mujeres embarazadas y sus familias deberían conocer los riesgos de la alimentación con fórmula. Todas deben ser animadas a amamantar, y todas deben recibir el mejor apoyo disponible para el inicio de la lactancia materna una vez que nazca el bebé. Porque todas las buenas intenciones del mundo no ayudarán a una madre a la que le duelen los pezones terriblemente debido a que el bebé tiene una mala postura al pecho. O a una madre a la que se le ha dicho, de forma casi siempre inadecuada, que debe dejar de amamantar si toma ciertos medicamentos o si ella o el niño sufren alguna enfermedad. O a una madre que no ha conseguido dar de mamar correctamente porque se le ha dado información equivocada. No se equivoque, el consejo de un profesional sanitario es a menudo la razón más común para que las madres abandonen la lactancia materna.

 Si las madres tienen información sobre los riesgos de la alimentación con fórmula y deciden alimentar al bebé con biberón, habrán tomado una decisión informada. Esta información no debe venir de las propias compañías fabricantes de leche de fórmula, como ocurre a menudo. Sus panfletos informan de algunas ventajas de dar el pecho y luego salen con que su fórmula es casi igual de bueno. Si las madres obtienen la mejor ayuda posible sobre la lactancia materna, y creen a pesar de todo que eso no es para ellos, no me dará ninguna pena.  Es importante saber que una mujer puede cambiar fácilmente de la lactancia materna a la alimentación con biberón. En los primeros días o semanas no es un gran problema. Pero no es igual si el cambio es del biberón a la teta. A menudo es muy difícil o imposible, aunque no siempre.

Finalmente, ¿quién se siente culpable por la lactancia materna? No las mujeres que deciden, después de haberse informado, dar biberón. Es la mujer que quería dar el pecho, que lo intentó, pero no pudo. Para evitar que las mujeres se sientan culpables por no amamantar lo que se necesita no es evitar la promoción de la lactancia materna, sino promover la lactancia materna combinada con un buen conocimiento y un buen apoyo. Y esto no ocurre en la mayoría de las sociedades europeas ni en EE.UU.

Extraído de http://www.breastfeedingonline.com
Traducido por Marisol