30 de abril de 2013

Con múltiples en el parque


No he podido por menos que reírme, porque aunque sea un poco exagerado, cualquier madre o padre de múltiples ha pasado por algo así.

28 de abril de 2013

50 ideas sencillas y divertidas: Estímulos para su inteligencia

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No se trata de forzar a nuestro hijo a hacer nada que no le apetezca. Basta con jugar con él y quererle mucho, mucho...

Si creemos que los bebés sólo son capaces de dormir, llorar y comer, nos equivocamos.

Expertos en desarrollo infantil han descubierto que son esponjas sedientas de aprender. Y que estimular su cerebro les ayuda a desarrollar sus capacidades. Pero no se necesitan letras ni números, músicas ni casetes en inglés. Es mucho más sencillo.

Las neuronas y sus conexiones son las responsables de nuestra inteligencia. Estas células nerviosas se hallan en el cerebro de cualquier bebé al nacer, pero no están conectadas entre sí.

Son los estímulos que el niño recibe del exterior los que permiten que las neuronas se conecten creando una extensa red que influye en el desarrollo de la memoria, la destreza manual, la capacidad de concentración, la sensibilidad audiovisual... y, en definitiva, en su mayor o menor inteligencia.

Oír a su madre cantar, percibir el olor de la leche, sentir el tacto de sus padres sobre su piel, todo ello despierta las neuronas del bebé y hace que se establezcan nuevas conexiones. Cuanto más diversos sean los estímulos que recibe, más complejas serán las estructuras que se formen.

Pero esas redes neuronales se multiplican a un ritmo muy acelerado sólo hasta los seis años. De ahí que sea tan importante estimular al niño desde su más temprana infancia.

Antes de nacer

1. Señales desde el exterior
Está demostrado que los bebés que reciben durante el embarazo estimulación auditiva y táctil nacen con más conexiones neuronales y, por tanto, tendrán más memoria y sensibilidad. Podemos hacer un cucurucho de papel, ponerlo en el vientre y hablar (papá y mamá) a través de él.

2. Bueno para mamá, bueno para él
Escuchar la música que nos guste mientras pensamos en él.

3. Contacto, con tacto
Ponemos las manos sobre el vientre y lo acariciamos mientras le contamos algo agradable al futuro bebé.

0-3 meses

4. Afecto a raudales
Masajearle, abrazarle, hacerle caricias, darle besitos...; es decir, conseguir que se sienta querido, de ese modo se fortalece su sentimiento de seguridad.

5. Contacto visual
Hay que mover un dedo o un juguete ante su ojos para que lo mire; así reforzamos su sentido de la vista. Pero paremos en cuanto veamos que pierde interés.

6. Miradas íntimas
Acariciémosle a menudo mientras intentamos establecer contacto visual con él. De esa forma estimulamos su capacidad para reconocer caras y, por supuesto, pronto conocerá a mamá y papá.

7. Melómano desde la cuna
Pongámosle una música suave cuando se vaya a dormir y al despertar. Si no se nos da muy mal, también podemos tararear alguna canción. En caso de que intente imitarnos con sus balbuceos, hay que parar y escucharle, luego continuaremos; de este modo se establece entre nosotros una conversación melódica.

8. Sacarle la lengua
Como a los niños les encanta imitar aquello que ven, conseguiremos que él también la saque. Es un paso previo para facilitar sus primeros balbuceos.

9. Lactancia materna
Sin lugar a dudas, es lo mejor. Diversos estudios han demostrado que los niños que toman leche materna tienen mayor índice de inteligencia. Mientras se alimenta, podemos cantarle, hablarle en voz baja o, simplemente, acariciar sus cabellos.

La mejor manera de estimularle es a través del juego: que disfrute y se divierta.

3-6 meses

10. Gimnasia para dos
Cuando le bañemos o le cambiemos los pañales, podemos hacer ejercicios de movilidad con sus piernas y brazos. Le encanta jugar con sus extremidades, y así aprende a moverse antes.

11. A mandíbula batiente
Hacerle muecas o cosquillas, acariciarle suavemente el cuerpo o la carita con un pañuelo de seda o una pluma..., se trata de provocar que se ría porque eso desarrolla su sentido del humor.

12. Sonidos invisibles
Dar palmadas, silbar, tocar una campanilla o hablarle desde distintos lugares donde él no pueda vernos estimula su sentido auditivo.

13. Que no falte el ritmo
Ponemos Uno de los factores que más influye en el desarrollo de la inteligencia infantil es el ritmo, así que debemos rodear a nuestro hijo de juguetes sonoros, cajas con melodías..., y también balancines, mecedoras...

14. ¿Quién es ese?
Le ponemos frente a un espejo. El pequeño no sabrá que es él a quien está viendo, pero le divertirá mucho descubrir a ese niño que se ríe a la vez que él.

15. Este soy yo
Si cada vez que nos dirigimos a él repetimos su nombre, en poco tiempo lo reconocerá y, de algún modo, responderá a nuestras llamadas.

16. ¿Se ha ido?
Le mostramos objetos de diferentes colores; pronto comprobaremos que ya ha empezado a distinguirlos. Luego jugamos con él a esconderlos y hacerlos reaparecer. Así el pequeño descubre algo importante: que no tener algo a la vista no significa que haya dejado de existir.

6-12 meses

17. Orquesta casera
Juguemos con él a hacer sonidos con objetos caseros. Una cucharilla golpea una fuente de cristal o una mesa de madera..., y dejemos que trate de imitarnos.

18. Paseando a gatas
Nos tumbamos en el suelo o nos ponemos a gatas y le llamamos para que trate de venir a nuestro lado, entonces nos alejamos y hacemos que vuelva a acercarse a nosotros.

19. En la granja
Buscamos animales domésticos en un cuento o entre sus juguetes, y reproducimos los sonidos que hace cada uno: perro, gallo, vaca, oveja... A esta edad ya ha visto algunos animales y le apasionan. Enseguida imitará los sonidos que hagamos. De esa forma se potencia su memoria, capacidad de atención y sensibilidad hacia el entorno.

20. ¿Cuál es la diferencia?
Hacemos dos dibujos simples y grandes, pero con una sencilla diferencia entre ambos. Por ejemplo, una casa con un perro y otra sin él. Luego se los mostramos y le preguntamos. Seguro que se dará cuenta de que en una falta el perro y lo buscará. Este juego potencia su capacidad de reconocer más tarde letras y números.

21. Descubrir palpando
Reunimos en una bandeja objetos diferentes al tacto: una pelota blanda, un cubito de hielo, un pañuelo de seda, una cuchara, una toalla... Vamos tocando con él cada cosa mientras repetimos las características del objeto: blando, duro, mojado, seco, frío, caliente, rugoso, etc.

22. ¿Dónde están los pies?
Aprovechemos los momentos en que le cambiamos de pañal para ir enumerando las partes del cuerpo. De ese modo aprende a reconocerse a sí mismo.

23. Veo, veo
Cuando le saquemos a pasear en su cochecito, vayamos contándole lo que vemos: un perro, un árbol, un coche... De esa manera se estimula su capacidad de atención, su vocabulario y su memoria.

24. Otra vez
Leemos para él, o le contamos, siempre el mismo cuento y con las mismas palabras. Los bebés de ocho meses pueden reconocer una secuencia de palabras en una historia tras haberla oído dos o tres veces seguidas. Es una práctica que les ayuda a entender antes el lenguaje.

25. De qué color
Utilizamos figuras geométricas de colores distintos para que aprenda los nombres de los colores. Ponemos varias en una bandeja y luego escondemos una, por ejemplo la roja, debajo de una caja. Dejemos que él vea que la escondemos y preguntemos: ¿Dónde está la roja?.

26. Unos minutos de relajación
Cada atardecer debemos utilizar al menos cinco minutos para enseñarle a relajarse: nos tumbamos con él en el suelo, con una luz muy tenue, sin música y sin hablar. Si se muestra inquieto, le acariciamos, pero seguimos en la misma posición hasta que se cumplan los cinco minutos.

27. Cada oveja con su pareja
Antes de los diez meses ya es capaz de agrupar sus juguetes en familias. Para comprobarlo, le ponemos un grupo de animales, otro de coches, otro de muñecos, luego cambiamos un juguete de sitio y esperamos a ver qué hace...

28. ¿Quién es quién?
Tomamos fotos (mejor primeros planos) de las personas más importantes en la vida del niño. Las ponemos en el suelo extendidas e intentamos que busque a sus familiares. Le preguntamos, por ejemplo: ¿Quién es el abuelo? , ¿Dónde está tu tío Andrés?, etc.

12-18 meses

29. En busca del tesoro
Como ya empieza a ponerse de pie, le encantará intentar alcanzar los objetos que hay en lugares altos. Para animarle se le pueden poner algunos de sus juguetes.

30. La ley de la gravedad
Cuando intente coger cosas que están demasiado altas para él, no debemos impedírselo, tan sólo vigilarle para evitar que se dé un trompazo, pero permitiéndole que experimente qué se siente subiéndose a los sitios y bajándose. Generalmente, los niños descubren diversas formas de alcanzar un objeto. Si creemos que peligra, podemos guiarle por el mejor camino.

31. Su primera canción
Ya conoce unas cincuenta palabras y es capaz de aprender una canción con un estribillo muy fácil; tenemos que animarle a que la coree cuando nosotros la cantamos. De ese modo, se potencia su habilidad para el lenguaje y también su memoria.

32. Cada día me visto
Mientras le vestimos vamos narrándole lo que estamos haciendo: Ahora te pongo la camiseta, Ahora los calcetines, etc. Así el niño aprende a anticipar las rutinas.

33. De compras
Al ir a comprar a grandes superficies, no perdamos la oportunidad de ponerle de pie en el carro. Las estanterías llenas de objetos y colores despiertan su atención y le divierten.

34. Un atleta en miniatura
Procuremos que empiece a hacer ejercicio físico: juguemos con él a la pelota o a un pilla-pilla.

35. Subir a la montaña
Una forma de hacerle moverse es poner muchos cojines grandes en el suelo, unos encima de otros, y animarle a que trepe por ellos.

36. Un zoo casero
Compramos una revista de naturaleza salvaje y recortamos junto a él los animales de la selva: tigres, elefantes, leones, gorilas, etc. Luego los pegamos en un pequeño cuaderno y le contamos alguna historia relacionada con cada uno.

37. Imagina que...
Utilizamos dos marionetas o dos juguetes cualesquiera para inventar una historia. Desde los dos años los niños disfrutan mucho cuando se valen de sus propios juguetes para desarrollar situaciones imaginarias.

18-36 meses

38.Mi álbum de fotos
Hacemos un álbum con las fotos de nuestro hijo desde su nacimiento, y nos sentamos con él a mirarlas de vez en cuando contándole la historia de su vida, qué hacía o qué sentíamos. También le encantará una sesión de vídeos de cuando él era más pequeño, y más si se le va narrando qué hacía en esos momentos, o qué le decían sus abuelos. De esta forma activamos su memoria y su capacidad para narrar historias.

39. Al escondite
Les encanta esconderse y que les busquen. Eso estimula su fantasía y capacidad de estrategia.

40. Un mundo de sabores
Combinamos en un plato varios alimentos de diferentes sabores y colores muy llamativos: una fresa, una rodaja de tomate, un trozo de manzana muy verde, una tira de pimiento, etc. Luego jugamos a ver si acierta si es salado o dulce. De vez en cuando, introducimos sabores nuevos en su comida y le pedimos que adivine qué ingrediente hay.

41. ¿Dónde va esta letra?
Ya puede empezar a usar rompecabezas, cartulinas con palabras y números para que se familiarice con ellos a través del juego. De ese modo le costará menos aprender a leer.

42. El uno con el uno
A partir de los dos años es capaz de jugar con un dominó infantil, así que no perdamos la oportunidad de echar la primera partida con él para facilitar su contacto con los números.

43. Su cuento favorito
Podemos contar el cuento que más le gusta a nuestro hijo cambiando un poco el guión y haciendo que el protagonista se llame como él. O utilizar los dibujos para tantear su sentido de la realidad y del absurdo. ¿Existen los perros verdes? , ¿Has visto alguna vez huevos azules?...

3-6 años

44.Creando formas
Tenemos que proporcionarle plastilina de colores y enseñarle a hacer algunas cosas sencillas: una casa, una flor, etc. Luego le dejamos solo para que desarrolle su creatividad.

45. ABC
Dediquemos cada fin de semana a que aprenda una letra del abecedario. Nos inventamos un juego en que cada letra sea la inicial de un objeto o persona muy queridos o familiares para él.

46. Hello, baby
Si vivimos en una comunidad monolingüe, es hora de iniciarle en la enseñanza de algún idioma. Los niños que aprenden desde pequeños otra lengua, aunque sólo sean unas palabras, memorizan con más facilidad de mayores el vocabulario de una lengua extranjera.

47. Diez escalones...
Contemos con él cada cosa. Por ejemplo, cada perro que encontremos hasta llegar a casa, o cada árbol, cada niño que pase en cochecito...

48. Jugamos a las cocinitas
Permitir a los niños que participen de alguna forma en las tareas caseras les inicia en la rutina doméstica y es muy importante para su desarrollo. Mientras cocinamos, podemos dejarle algo para que nos imite. También es positivo que reproduzcan con sus juguetes los hábitos cotidianos y que sus modelos sean tanto mamá como papá.

49.Su primera poesía
Le enseñamos un brevísimo poema. No se trata de pedirle que lo repita delante de las visitas, pero sí de que lo recuerde de vez en cuando

50.Aprender a reflexionar
Antes de irse a dormir conviene preguntarle qué le ha hecho más feliz durante el día, o si ha habido algo que le ha puesto triste o furioso. Es un hábito que le ayuda a examinar sus propias acciones, emociones y valores morales.

26 de abril de 2013

Es muy fácil educar a los hijos de los otros

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«No existen los padres perfectos». Así de contundente se mostró la pedagoga del Centre d´Estudi i Prevenció de Conductes Addictives (Cepca) Belén Alvite en la conferencia ´Ser padres: pequeñas recetas para un gran reto´, organizada por la Associació de Guarderies d´Eivissa, que ofreció el lunes por la noche en el Club Diario. «Es muy fácil educar a los hijos de los otros», indicó Alvite, a quien presentó la presidenta de la asociación, Estefanía Guasch, antes de comenzar con lo que bautizó como sus «recetas fundamentales para cocinar un niño».

La pedagoga destacó que convertirse en padres «es un proceso, no un suceso» y que es normal irse a la cama todos los días pensando «que podrías haberlo hecho mucho mejor». A pesar de esto, explicó al cerca de un centenar de asistentes a la charla que cada familia y cada persona debe hacer suyas las recetas para educar a los niños porque hacerlo «con los criterios de otros es imposible». Además, insistió en que es un proceso que debe hacerse «sin miedo y disfrutando de cada momento» y al que hay que dedicar tiempo: «Menos tiempo implica menos paciencia y peor educamos». «Alguien impaciente no podrá educar. La paciencia no se compra, pero se trabaja», abundó.

Alvite explicó que antiguamente la sociedad era más igualitaria y los valores de la mayoría de las familias eran similares. «Jugábamos en la calle y si un adulto pasaba y te regañaba, obedecías. Ahora la sociedad es menos protectora», recordó. Eso sí, como contrapunto, recalcó que las familias actuales, al estar formadas, por lo general, por menos personas, son más ligeras y más manejables. «Pero también más frágiles y vulnerables», matizó.

La pedagoga aseguró que educar a un niño es «darle herramientas» para que no necesite a los padres. «Todo lo que no hace a los hijos madurar no es una ayuda, es un estorbo», afirmó. Como ejemplo puso a las «madres porteadoras de mochilas» que pueden verse por la mañana en la entrada de cualquier colegio cuando, señaló, un niño de tres años puede llevar «una mochila en la que apenas llevan un petit-suisse».

«La sobreprotección no hace a nuestros hijos más hábiles», insistió antes de recordar que educar «significa tomar decisiones» y que, en la actualidad, «hay muchos padres que no las toman». De hecho, aseguró que, en muchas ocasiones, son los niños los que deciden. Como ejemplo, cuando los padres no consiguen llevarse a su hijo de un cumpleaños y se acaban marchando cuando el niño quiere.

La conferenciante habló en varios momentos de los padres de Caillou, que puso como ejemplo de familia tanto por el tono de la comunicación de los padres como por el hecho de que los abuelos nunca llevan la contraria a los padres. Además, destacó la importancia de que los padres prediquen con sus comportamientos aquello que quieren de sus hijos. No vale pedir a gritos a los niños que no griten ni decirles que no se puede pegar con un golpe en la mano. Esto mismo, explicó, es aplicable a cualquier cosa que se quiera inculcar a los hijos. «No sirve explicarle a un niño de tres años qué es la solidaridad. La solidaridad se enseña en casa recogiendo entre todos. Y no se explica que hay que cuidar el medio ambiente, se recicla en casa», insistió. En este sentido, Belén Alvite recordó que los niños no sólo absorben valores de sus padres, sino también a través de la sociedad y de la televisión y que si tienen hermanos mayores son éstos los que adoptan como ejemplos a imitar antes que los padres.

La pedagoga alertó de los riesgos de los padres autoritarios «si obedecen por miedo existe el peligro de que en el futuro otra persona ejerza esa misma autoridad y haga cosas que no quiere» así como de los sobreprotectores, que no les dotan de herramientas para valerse por sí mismos. Esto, insistió, debe hacerse «todos los días», desde que los niños son pequeños y, preferiblemente, «a través del juego», la forma en que les resulta más fácil aprender.

Publicado en el Diario de Ibiza

24 de abril de 2013

Parto vaginal versus cesárea


Un reciente estudio canadiense ha demostrado que el parto vaginal de mellizos, cuando el primero está en cefálica, es tan seguro como una cesárea.

La investigación, financiada por The Canadian Institutes of Health Research, se llevó a cabo entre 2.804 mujeres que dieron a luz en 106 centros en 25 países en Norte y Sudamérica, Europa y Oriente Medio. En el estudio, se asignó de forma aleatoria el modo de dar a luz, lo que significó una tarea titánica, según el Dr. Kenneth Linn, obstetra de alto riesgo en el B.C. Children's and Women's Hospital de Vancouver, ya que mucha gente se resiste a someter un parto al azar (tanto mujeres que van a dar a luz como los médicos que las atienden).

Al parecer, entre el personal médico existe la creencia de que un parto gemelar por cesárea es más seguro que un parto vaginal, por lo que este estudio se realizó para demostrar la veracidad de esta creencia. Se buscaron diferencias en las muertes durante el parto y por complicaciones graves para los bebés, como evidencia de daño cerebral. Cincuenta y siete de los bebés nacidos por cesárea tenían uno o más de estos resultados, en comparación con 52 de los niños nacidos por vía vaginal (2,05 % frente al 1,87 %, respectivamente). Estadísticamente, no hay ninguna diferencia entre los dos, es decir, las cesáreas ni mejoran ni empeoran el riesgo de complicaciones graves o muerte en los nacimientos de gemelos.

Para el Dr. Linn, este estudio ayudará a tranquilizar tanto a las mujeres como a los obstetras respecto a los partos vaginales de múltiples.

El autor principal del estudio, el Dr. Jon Barrett, especialista en embarazos de alto riesgo en el Sunnybrook Health Sciences Centre de Toronto, dijo que su investigación nos lleva a que las mujeres no necesitan someterse a una cesárea por la seguridad de sus hijos. "Si consigues un resultado igual de bueno sin cirugía ¿por qué optar por la cirugía?".

Barrett dijo que no está sorprendido por los resultados, aunque reconoce que otros compañeros sí se sorprendan. Admitió que le parecía frustrante la tendencia creciente hacia el uso de la cesárea en los partos múltiples, dado que no se basa en pruebas que demuestren que una cesárea sea lo más seguro.

Preguntado si cree que este trabajo frenará el número de cesáreas, dijo: "Yo personalmente creo que será bueno si dejan de hacerse cesáreas innecesarias, pero ésa no es mi razón de ser", dijo Barrett. "Mi razón de ser, en realidad, es dar información precisa para que cuando la gente me pregunte "¿Cuál es la mejor manera de dar a luz a mis bebés?" yo pueda decirles que ahora sabemos que la evidencia dice que no hay diferencia entre el nacimiento por cesárea y vaginal ".

22 de abril de 2013

La crianza de la dominación


A raíz de varios comentarios a este post que publiqué recientemente sobre los efectos del método Estivill, me he puesto a pensar en esa crianza tradicional y jerárquica de la que la provenimos la mayoría de los adultos del mundo occidental hoy en día y que buscaba —busca—, básicamente, la dominación. El niño debía ser obediente y sumiso, debía saber «quién manda». Y acatar las normas impuestas por sus padres sin rechistar.

(Aún hoy, hay quien me ha reprochado que mi hijo «hace lo que quiere» conmigo).

Creo que criar a un niño de esta forma autoritaria tiene que ser absolutamente agotador. Sobre todo ahora que mi niño tiene dos años y medio. Intenta imponerle algo a un niño de esta edad: si lo consigues, es a base de un gran derroche de energía. ¿Y qué ganas a cambio? De acuerdo, hay situaciones en las que es necesario que un niño de esta edad haga cosas que no quiere, como tomar una medicina o ir atado en su sillita mientras mamá conduce. Pero no me imagino intentando «imponerme» de esta forma porque sí, para que «aprenda». ¿Para que aprenda qué? ¿Que yo estoy por encima de él?

La imposición viene de afuera, es algo externo a nosotros. ¿Cuántos de nosotros nos sentimos obligados a hacer cosas que realmente no queremos hacer? ¿Cuántos de nosotros hacemos lo que esperan los demás, sin preguntarnos qué es lo que queremos nosotros? Pues ese es un comportamiento muy común, aprendido en la infancia. Nos acostumbramos, desde que nacemos, a prestar más oídos a los demás —pareja, amigos, autoridades, medios de comunicación, jefes, políticos— que a nuestro propio corazón.

La crianza no tiene por qué ser una lucha de poderes. Si yo trato de imponerme a mi hijo, él intentará hacer lo mismo. Y si no lo logra conmigo, que soy un adulto, lo hará con quienes son más débiles que él.

El gran error está en considerar a los niños como ciudadanos «de segunda». No pensamos en ellos como personas, con los mismos derechos que los adultos. Toda persona tiene derecho a ser escuchada y tomada en cuenta. Los niños, los bebés, también. De hecho, y dado que son más débiles, nuestra consideración hacia ellos debería ser mucho mayor.

Hay quién dirá que entonces cómo van a respetarnos los niños si no nos imponemos. Pero el verdadero respeto nunca es algo impuesto desde fuera: el respeto nace desde dentro. Lo inspiramos con nuestras acciones, con nuestra forma de estar en el mundo. La violencia (física, verbal o emocional) jamás genera respeto: genera sumisión, que es algo muy distinto.

Lo preocupante es que nos hemos acostumbrado tanto a la violencia que a veces incluso vivimos con ella y no la reconocemos. Dejar llorar a un bebé es violencia. Gritarle a un niño que pide atención es violencia. Imponernos a la fuerza es violencia.

El verdadero respeto no tiene nada que ver con el poder de los hombres, sino con el poder individual de cada uno, que nace desde nuestra esencia más profunda. Y ese poder, el poder del Ser, es el que entienden los niños, porque está en su misma sintonía. Es algo que emana de nosotros sin necesidad de palabras.

Si respetamos a los niños, nos respetamos a nosotros mismos. Y los niños nos respetarán.

Una crianza que se basa no en la dominación, sino en el respeto, es mucho más llevadera, más relajada, más placentera. Se trata de acompañar al niño a descubrir el mundo, no de moldear al niño a nuestro antojo. Por supuesto que necesita nuestra guía, pero si sabemos colocarnos en sus pies y realmente escucharle, él nos escuchará.

La resistencia crea resistencia. El respeto crea respeto.

Es todo un reto cambiar un paradigma, el de la dominación hacia el niño, tan profundamente arraigado en nuestra sociedad y en nuestra consciencia. Pero es urgente que lo hagamos si lo que queremos es criar adultos íntegros, empáticos, coherentes consigo mismos; adultos capaces de cambiar el mundo desde el amor.

Leer más:
Publicado con el permiso de su autora, Vivian Watson, y extraído de su blog Nace una mamá

20 de abril de 2013

Un niño ve por primera vez el cielo, y estrena el cielo


Entrevista a Catherine L'Ecuyer,investigadora y divulgadora de temas relativos a la educación

Un adulto pequeñito

La mente intuitiva es un regalo sagrado y la mente racional es un fiel sirviente. Hemos creado una sociedad que rinde honores al sirviente y ha olvidado el regalo, decía Einstein. A lo que L'Ecuyer, en su ensayo "Educar en el asombro" (Plataforma), añade: "Matar la imaginación, el asombro y la creatividad de un niño para inculcarle cuanto antes y contra su naturaleza una actitud razonable es típico de una sociedad fría, cínica y calculadora. Hacemos a los niños a nuestra medida. El niño es un adulto pequeñito". Esta abogada empezó a investigar temas relacionados con la educación cuando nació su primer hijo, y su blog tiene más de siete mil visitas al mes.

Por qué no llueve hacia arriba?!", me preguntó mi hijo.

Qué tierno.
En realidad no buscaba una respuesta, es la manera que tienen los niños de admirarse ante una realidad que es pero que podría no haber sido. El asombro es el motor de la motivación del niño. Chesterton decía...

Un sabio.
... "En cada niño todas las cosas del mundo son hechas de nuevo y el universo se pone de nuevo a prueba". Un niño ve por primera vez el cielo, y estrena el cielo. Crece maravillado por lo que le rodea. Si te fijas, de camino al cole las madres tiran de los niños, sólo las abuelas caminan junto a ellos.

Una observación de la que aprender.
Los niños se paran maravillados porque han visto algo que brilla en el suelo..., y las madres dicen: "¡Deja esa porquería!".

¿Qué hacemos?, ¿llegar tarde al cole?
Lo que sea menos chafar su asombro. El asombro es el deseo de conocimiento, es no dar el mundo por supuesto, por eso debemos educar en el asombro.

¿Y cómo se hace?
El asombro requiere libertad interior. Según Tomás de Aquino, hay dos fases en el conocimiento: la primera es el descubrimiento y la invención, y la segunda, la disciplina y el aprendizaje. Hemos invertido el orden: en las escuelas se aprende de fuera hacia dentro, no de dentro hacia fuera.

El afuera es invasivo.
Sufrimos el síndrome de la sobreestimulación debido a unos cuantos experimentos con ratas: pusieron unas ratas en una jaula oscura y otras en un laberinto con ruedas y rampas. Las segundas resolvían mejor los problemas. Así llegaron a la conclusión de que a más estímulos, más inteligencia.

Entre la carencia de estímulos y el exceso debe haber el punto medio.
Hoy los estudios relacionan la sobreestimulación con problemas de aprendizaje.

Estamos en la era de las pantallas.
Estamos creando niños saturados. Inocentes series infantiles tienen una media de 7,5 cambios abruptos de imagen por minuto. Cuando esos niños se enfrentan al ritmo de la vida real, todo les impacienta y aburre. Existen estudios que relacionan horas de televisión en la infancia con problemas de atención y trastorno del aprendizaje.

Hay que recuperar el silencio.
Las pantallas estridentes turban el único aprendizaje sostenible del niño: descubrir el mundo por sí mismo y a su ritmo. Einstein decía que la formula del éxito era el trabajo, más el juego, más el silencio. Nunca habíamos tenido tanta información y nunca habíamos aprendido tan poco.

Es una preocupación mundial.
El premio Nobel Herbert Simon decía que la información consume atención de quien la recibe. En consecuencia, una gran cantidad de información crea un empobrecimiento de la atención.

La multitarea es hoy habitual en niños.
Y ya sabemos que dividir la atención la merma. El niño sobreestimulado se convierte en un adolescente que lo ha visto y lo ha tenido todo, tiene el deseo bloqueado.

El sistema educativo tampoco ayuda.
Todos nacemos originales y morimos copias, decía Carl Jung. En lugar de sacar lo mejor de cada uno, el sistema educativo inculca. Y se amolda al supuesto "nuevo ritmo infantil" a base de pantallas. Sin embargo, los altos directivos de empresas tecnológicas de Silicon Valley mandan a sus hijos a un colegio de élite que hace bandera de no utilizar tecnología en las aulas.

¿Un nuevo esnobismo californiano?
Su argumento es que el ordenador impide el pensamiento crítico, y que ya tendrán tiempo de aprender y de gestionar esa herramienta. Hay que evitar que vean la vida como una pantalla en la que suceden cosas, procurar que descubran el sentido a través de la vida real, y respetar su ritmo.

Es lento.
Sí, desde nuestro punto de vista son como caracoles, y sin embargo ellos tienen la clave de la felicidad: vivir con intensidad y asombro cada momento presente. Eso es natural para los niños, no se lo robemos.

Será mi propósito para el 2013.
Si dejamos que vean y vivan cosas que no les corresponden, las etapas se aceleran. La edad de la infancia es la edad del juego, de la imaginación; si no la pasan de pequeños, serán adultos inmaduros.

El consumo, sus mensajes los atrapan.
El consumismo es la forma más letal y directa de matar el asombro de un niño. Cuando saturamos sus sentidos con todo lo que quiere no le dejamos desear las cosas, y así el niño empieza a dar el mundo por supuesto.

... A pensar que todo le es debido.
Sí, que las cosas, o peor, que las personas tienen que comportarse como él quiere, y sus caprichos se convierten en órdenes, y aparecen las pataletas y los enfados a consecuencia de la frustración que le provoca que la realidad no se amolde a lo que desea.

Eso da mucha pena.
Educar en el asombro es educar al niño en el agradecimiento por la vida, por la belleza y el misterio que le rodea.

Publicado en La Contra de la Vanguardia


18 de abril de 2013

¿Cómo nos educamos como padres?

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Quizás a alguno le sorprenda esta pregunta, pues se da por hecho que algo tan elemental lo sabe hacer cualquiera, de hecho nadie nos pide ningún título ni formación para ello. Solemos educar como lo hicieron nuestros padres, asumiendo que así se ha hecho siempre y porqué no seguir así.

Y precisamente así andamos, repitiendo errores una y otra generación, asumiendo que es lo que toca.

Si salimos de la percepción mas cotidiana de nuestros hijos, donde todos nos enzarzamos en el lávate los dientes, haz los deberes, come con la boca cerrada……..si miramos mas allá de esto, tenemos a nuestro cargo un ser UNICO, y de nosotros depende que ese “personajillo” saque a la vida todo su brillo o se vaya volviendo poco a poco gris, sin saber muy bien que pasó en el camino.

Para querer aprender algo, el primer paso es ser conscientes de que NO SABEMOS algo, si no difícilmente nos acercaremos con la humildad necesaria a que alguien nos enseñe. Muchas veces esperamos a encontrarnos en situaciones desesperadas, con hijos adolescentes que se convierten en extraños, o con los mas pequeños que igualmente se nos van de las manos.

¿Que hacer cuando me he dado cuenta de que el “chorreo” que le ha caído a mi hijo era consecuencia del que me han echado a mi en el trabajo…?
¿Como voy a cuidarles si no se yo cuidar mis necesidades de descanso, ocio o nutrición ( todo aquello que me llena de vida)…?
¿Cómo confiar en ellos y en la vida cuando todos los mensajes que nos llegan de fuera están llenos de peligros…?
¿Como comunicarme con él y ponerle límites sin que se sienta atacado o se ponga a la defensiva…..?
¿Como afecta la relación de pareja a esta educación y como puedo mejorarla…..?
¿Como acompaño con respeto lo que es, sin que se convierta en un tirano o se sienta intimidado…?
¿Debo ser igual con cada hijo o cada uno me pide que sea un padre o madre diferente, pues ninguno de ellos es igual al otro……?

Podíamos encontrar entre todos infinitas preguntas como estas, pues los niños nos ponen día a día frente a nuestros límites y hacen visibles nuestras grietas.

Frente a esto podemos hacer dos cosas:

  1. Echarles la culpa a ellos y lamentarnos día y noche por el hijo “díscolo” que nos ha tocado y que nos amarga la vida.
  2. Hacerme responsable de ese conflicto y buscar cuales son las herramientas o miradas que debo “sanar” en mi para sanar y mejorar esa relación que , cuando funciona, nos hace tan felices. Si soy capaz de sanar en mí todo lo que a diario se me “atraganta”, si puedo quitar de mí los pesos que la vida o alguien me puso un día, si dejo mis miedos a un lado y empiezo a ser ese yo que siempre he querido ser, TODO eso llegará igualmente a nuestros hijos, pues nosotros somos el tronco de donde se nutre la rama que son ellos.

Si ordenamos lo que somos se ordena todo lo que hay a nuestro alrededor, pues el mundo exterior esta hecho del reflejo de nuestro mundo interior.
Debemos formarnos como padres, no para ser el mejor padre posible ( que también) sino para ser la mejor persona que nuestros hijos tengan delante y llevar eso que somos a todos los campos de la vida para ¡¡¡DISFRUTARLA!!!

Marina Escalona.
Extraído del blog Aprendemos todos

16 de abril de 2013

Mastitis bacteriana


Hay un tipo de mastitis que se produce por una infección bacteriana del pecho y que antiguamente se confundía generalmente con hongos. Lo cierto es que es rarísimo tener hongos en el pecho (aunque se ha estado afirmando durante muchos años) porque no es un ecosistema ideal para que puedan vivir.

Según un estudio que se publicó en ACTA PEDIÁTRICA, en el que se analizaron 4.000 muestras de leche de madres lactantes que referían dolor al amamantar y cuya situación no mejoraba al cambiar la postura del bebé, sólo cuatro de ellas tenían una infección por hongos (Candida albicans). El resto sufría de una infección producida por bacterias.

Estas infecciones bacterianas ocurren cuando una de las bacterias que colonizan el pecho de manera habitual, crece más de lo debido y puede producir:

  • Dolor al amamantar (aunque haya un buen agarre)
  • Puede haber heridas en el pezón (pero también puede no haberlas)
  • Sensación de pinchazos con la eyección de la leche (cuando sale la leche)
  • Presencia de perlas de leche muy dolorosas de repetición que no mejoran al abrirlas
  • Puede ocurrir que el bebé mame intranquilo apretando más de lo normal el pezón, lo que empeora el dolor

No hay que confundirla con el otro tipo de mastitis (la que se llama convencional) que se produce por la obturación e infección de un conducto y que suele producir: hinchazón del pecho, una zona del pecho roja, dura y caliente, malestar general, cansancio extremo, temblores e incluso fiebre.

Si quieres leer más sobre este tema, lee la entrada original de Maternidad Continuum

14 de abril de 2013

Cómo no descargar el mal humor en los hijos


El trabajo y las tensiones propias del día a día pueden empujarnos a los peores enfados cuando menos lo deseamos, es decir, cuando llegamos a casa y estamos con los que más queremos. Presentamos una breve guía para controlar y sobrellevar estas situaciones.

La mayoría de las veces, los padres actúan de forma pausada y reflexiva. Pero a veces esto puede no ser así. Una situación tensa en el hogar se origina por muchas razones: puede que no hayamos tenido un buen día en el trabajo, que hayamos discutido con la pareja o que estemos preocupados por otros motivos importantes. Una mala conducta del niño puede hacer estallar esa tensión.

Reconocer nuestros sentimientos es el primer paso para identificar un posible arrebato de malhumor o de enfado. El hecho de poder sentir estas emociones negativas de cierta intensidad nos ayudará a reducir nuestra ansiedad frente a ellas. Una vez identificados esos sentimientos, debemos reflexionar muy seriamente sobre qué vamos a decir, y sobre todo, cómo lo diremos. Eso no significa que no haya que decir a los hijos lo que no han hecho bien. Sin embargo, es importante no reaccionar "en caliente", algo difícil de llevar a la práctica en muchas ocasiones.

Cuando estamos relajados, descansados y de buen humor nuestras palabras reflejan ese estado interior y difícilmente hacemos uso de un vocabulario negativo. En cambio, cuando estamos cansados, estresados o tenemos trabajo acumulado, los conflictos cotidianos pueden adquirir dimensiones exageradas. Con la pareja y con los hijos es, seguramente, con quienes más usamos las palabras cariñosas, positivas y gratificantes; pero también es probable que con ellos mismos empleemos a veces palabras destructivas, hirientes y negativas.

Una vez calmados será más fácil apreciar la dimensión real del problema y actuar en consecuencia. Por ejemplo, en vez de decir "eres un desastre, otra vez has dejado el lavabo patas arriba después de ducharte", es preferible describir lo que ha sucedido sin emitir juicios de valor, por ejemplo diciendo "el lavabo necesita que lo limpies de nuevo si ya has terminado de ponerte el pijama".

Los expertos señalan que la descripción de los hechos ayuda mucho a centrarnos en el presente, en el suceso real, sin añadir carga emocional. Con ello mostramos al niño que le aceptamos tal como es, pero no las acciones negativas que pueda hacer. Añadir un comentario con buen humor es una de las mejores formas de recuperar el buen ambiente y conectar de nuevo con lo mejor de nosotros.

Finalmente, si a pesar de todo hemos perdido el control y hemos usado gritos para agredir a nuestro hijo, deberíamos ser capaces de demostrarle que sentimos lo sucedido. Ser conscientes de qué decimos y cómo lo hacemos nos ayudará en todas las situaciones a mostrarles lo mucho que los queremos.

12 de abril de 2013

Los hijos no nos pertenecen.


¿Qué posibilidades tenemos de despertar y estimular, en nuestros hijos, el nacimiento y el desarrollo de una vocación? No tenemos muchas, y, sin embargo, quizá tengamos alguna. El nacimiento y desarrollo de una vocación requiere espacio, espacio y silencio, el libre silencio del espacio. La relación que surge entre nosotros y nuestros hijos debe ser un intercambio vivo de pensamientos y sentimientos, y, sin embargo, debe contener profundas zonas de silencio; debe ser una relación íntima, y, sin embargo, no mezclarse violentamente con su intimidad; debe ser un justo equilibrio entre silencio y palabras. Debemos ser importantes para nuestros hijos, pero no demasiado importantes; debemos gustarles un poco, pero no demasiado, para que no se les meta en la cabeza llegar a ser idénticos a nosotros, copiarnos el oficio que hacemos, o buscar, en los compañeros que se eligen para toda la vida, nuestra imagen. Debemos estar con ellos en una relación de amistad; y, sin embargo, no debemos ser demasiado amigos suyos, para que no les resulte difícil tener verdaderos amigos a los que les puedan decir cosas que a nosotros nos callan. Su búsqueda de amigos, su vida amorosa, su vida religiosa, su búsqueda de una vocación, es necesario que estén cercadas de silencio y de sombra, que se desarrollen al margen de nosotros. Se me dirá que, entonces, nuestra intimidad con nuestros hijos se reduce a bien poca cosa. Pero en nuestras relaciones con ellos todo esto debe estar contenido someramente, lo mismo la vida religiosa que la vida de la inteligencia, la vida afectiva que el juicio sobre los seres humanos; debemos ser para ellos un simple punto de partida, ofrecerles el trampolín desde el que darán el salto. Y debemos estar allí para ayudar, si hace falta una ayuda; deben saber que no nos pertenecen, pero que nosotros sí les pertenecemos, siempre estamos disponibles, presentes en el cuarto de al lado, dispuestos a responder como sepamos a toda posible pregunta, a toda demanda.
Natalia Ginzburg
Extraído de Estrategias Educativas
La imagen es de Enzo Arnone

10 de abril de 2013

Protocolo para la alimentación con leche materna en las escuelas infantiles


La lactancia materna es la forma más idónea de alimentación del niño durante los primeros años de vida.

Las escuelas infantiles deberían facilitar la alimentación de los lactantes en función de las recomendaciones actualmente aceptadas y en situaciones particulares las dadas por sus pediatras.

La alimentación con leche materna a los lactantes que asisten a las escuelas infantiles puede llevarse a cabo tanto de forma natural, cuando es la propia madre quien acude al centro para darle el pecho, como mediante la administración de la leche materna previamente extraída y almacenada cuando la madre no se pueda desplazar. Es de gran ayuda que los centros infantiles, dentro de sus posibilidades, proporcionen espacios en los que las madres y trabajadoras del centro puedan amamantar cómodamente y con intimidad.

La leche materna, debido a sus propiedades y composición, es más fácil de conservar y almacenar que la leche artificial, si bien desde el punto de vista sanitario, deben seguirse una serie de recomendaciones tanto para preservar las condiciones de higiene y valores de la leche materna, como para asegurarse de que cada bebé sólo es alimentado con leche de su propia madre y no de otra diferente.

Recomendaciones para conservar y almacenar la leche materna

La leche materna se puede extraer para su posterior utilización garantizando su conservación adecuada a temperatura ambiente, en refrigerador o en congelador, en función del tiempo que se vaya a tardar en utilizarla:

  • A temperatura ambiente
    • 15 ºC: 24 horas.
    • 19-22 ºC: 10 horas.
    • 25 ºC: 4 a 6 horas.
    • 30-38 ºC: 4 horas
  • Refrigerada (en nevera) entre 0 y 4 ºC: 8 días. Cuanto más estable sea la temperatura, mejor se conservará la leche, por lo que no se debe poner la leche en la puerta del frigorífico.
  • Congelada:
    • En un congelador dentro de la misma nevera: 2 semanas.
    • En un congelador que es parte de la nevera pero con puertas separadas (tipo combi): 3-4 meses (porque la temperatura varía cuando la puerta se abre con cierta frecuencia).
    • En un congelador separado, tipo comercial, con temperatura constante de -19 ºC: 6 meses o más.

Lo ideal es enfriar rápidamente la leche extraída (en un recipiente con agua fría) y después congelarla lo antes posible. Si se realiza la extracción en casa y la leche no se va a utilizar ese mismo día, lo mejor es congelarla. Si se realiza la extracción fuera de casa, puede conservarse en una neverita portátil con frigolines y congelarla en cuanto se llegue a casa.

Cómo almacenar la leche materna

La leche materna extraída debería almacenarse siempre en envases destinados para uso alimentario. Los mejores envases para congelación son los de cristal. Antes de su utilización, es conveniente limpiar bien estos recipientes con agua caliente y jabón, aclarándolos a continuación y dejándolos secar al aire. También puede utilizarse el lavavajillas.

La leche también se puede almacenar en bolsas de plástico que existen en el mercado, especialmente diseñadas para este fin, que se acoplan al sacaleches directamente y luego se cierran. Si se utilizan bolsas de plástico hay que asegurarse de almacenarlas bien cerradas, dentro de un recipiente rígido, para evitar que dentro de la nevera sufran pinchazos que supondrían pérdidas o contaminación.

Cómo descongelar y calentar la leche extraída

La leche se puede descongelar sumergiendo el recipiente en otro con agua caliente, mejor que calentándola directamente. Es preferible no utilizar el microondas porque el calentamiento es irregular y pueden producirse quemaduras. Una vez calentada, conviene agitarla antes de comprobar la temperatura.

La leche descongelada se puede guardar en la nevera 24 horas pero no se debe volver a congelar. Es preferible descongelar pequeñas cantidades, las que se vayan a utilizar inmediatamente, para evitar pérdidas de nutrientes y de factores de defensa. La leche que haya probado el bebé tampoco debe almacenarse de nuevo.

Transporte de la leche materna hasta la escuela infantil

La leche materna debe mantenerse refrigerada (una neverita portátil con frigolines) durante su transporte y conservación y debería haber sido extraída o descongelada ese día o el día anterior.

A la escuela infantil puede llevarse la cantidad necesaria para todo el día, repartida en varios recipientes (biberones), tantos como tomas, para evitar exceso de manipulación.

Estos recipientes deben estar claramente identificados con la fecha de consumo, el nombre y dos apellidos del lactante, para evitar que se administre a un lactante diferente.

Conservación y administración de la leche materna en la escuela infantil

La escuela infantil la conservará en refrigerador entre 0 ºC y 4 ºC.

Antes de administrarla al bebé, la leche se calentará sumergiendo el recipiente que la contiene en otro con agua caliente. La leche materna no se debe hervir, ni calentar en el microondas, para evitar el riesgo de quemaduras.

Los envases utilizados para alimentar al bebé, deben lavarse cuidadosamente con agua caliente y jabón, aclararse bien y dejarlos secar al aire.

Ante cualquier duda, los responsables de las escuelas infantiles pueden solicitar ayuda a los profesionales de los centros de salud.

Puedes descargarte el informe completo en este enlace: Protocolo para la alimentación con leche materna en las escuelas infantiles
Fuente: Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría
La imagen es del grupo de Facebook "Hey Facebook, breastfeeding is not obscene"

8 de abril de 2013

Cosas que no sabías que existieran antes de ser madre (2)

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Es de esas cosas que crees que son un mito urbano, y cuando vas a dar a luz te encuentras con que no, no es así: existen de verdad. Son las bragas de papel.

Hay que ponérselas con cuidado porque se rompen con facilidad. Y no son nada sexys, of course. Pero es que el momento de usarlas no es para andar en plan sexy: te las pones justo después de parir, acompañadas de una megacompresa sin adhesivo que no entiendes cómo te cabe entre las piernas.

Y tú, que hasta el momento de parir has tratado de obviar las bragas de embarazada hasta el sobaquillo prácticamente, te encuentras con tus bragas de papel y tu megacompresa, más uno o dos churumbeles recién nacidos, y te preguntas cómo has llegado hasta aquí. Luego, las hormonas segregadas en el parto, sí, todas ésas que luego te hacen olvidar lo malo que hayas pasado, también te hacen olvidar que alguna vez llevaste bragas de papel.

6 de abril de 2013

Pubertad precoz


La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) ha alertado del aumento de los casos de pubertad precoz en niñas, que en los últimos diez años han visto adelantado su desarrollo de los 10,8 años a los 9,8 y ha insistido en la necesidad de detectar y tratar a tiempo sus síntomas.

La pubertad precoz es una enfermedad que afecta fundamentalmente a las niñas -en una proporción diez veces superior que en los niños- y que se caracteriza por la aparición de los signos característicos de la pubertad antes de los 8 años en el caso de las niñas y antes de los 9 en los niños.

"Hace una década, el inicio de la pubertad en las niñas solía situarse en los 10,8 años, mientras que en la actualidad el principio del desarrollo puberal tiene lugar a los 9,8 años", ha explicado la coordinadora del X Curso de Actualización en Pediatría de la AEPap, Concha Sánchez.

Entre las razones de este adelanto se encuentran el sobrepeso y la obesidad, además del aumento del número de niños adoptados que llegan a España en estado de desnutrición y al engordar de manera "muy rápida" están más predispuestos a desarrollar una pubertad precoz.

Sánchez se ha referido, asimismo, a la presencia de ciertas sustancias tóxicas en el ambiente que pueden desencadenar esta enfermedad en los menores.

Para prevenir el adelanto puberal, esta experta ha aconsejado controlar la alimentación para que sea "lo más natural posible", así como estimular la lactancia materna y evitar la lactancia artificial con derivados de la soja.

Además, ha insistido en la necesidad de que padres y profesionales "estén pendientes" de los cambios que se producen en sus hijos, ya que la pubertad precoz "es un problema que hay que tratar" y cuanto antes se detecte, mayores beneficios tendrá para los niños a largo plazo.

Lo que me lleva a pensar que a los beneficios de la lactancia materna, se le puede sumar uno más: prevenir la ‘pubertad precoz’. Por lo que si ya sabíamos que la lactancia materna puede proteger contra la obesidad y contra el cáncer, ahora vemos que, además, a los niños les protege de que tengan una pubertad antes de tiempo. ¿Crees que hay otros motivos que podrían desencadenar una ‘pubertad precoz’? ¿Qué consecuencias puede tener perder la infancia antes de tiempo?

Para saber más, puedes acudir a Medline o a la Asociación Española de Pediatría

4 de abril de 2013

Una madre da a luz a dos pares de gemelos


Tressa Montalvo y su marido Manuel decidieron ir a por el segundo, con intención de darle un hermanito a su hijo Memphis. La sorpresa fue mayúscula cuando lo que creían un embarazo de gemelos pasó a ser de trillizos y más tarde de cuatrillizos, a medida que a Tressa le hacían más controles. Los niños han resultado ser dos pares de gemelos idénticos, en una situación que se da en uno de cada setenta millones de embarazos. Para ponerles nombres, han seguido el alfabeto y les han llamado Ace, Blaine, Cash y Dylan. Los niños pesaron entre 1,3 kilos y 1,7 kilos, lo que no está nada mal teniendo en cuenta que nacieron en la semana 31 del embarazo.

Sus padres aún piensan en tener una niña, aunque suponemos que tendrán que esperar una temporadita hasta que estas cuatro fierecillas les dejen algo de tiempo libre.

Puedes ver la noticia completa en inglés en el Daily Mail Online

2 de abril de 2013

Cosas que no sabías que existieran antes de ser madre (1)


Antes de ser madre no sabías que existía algo llamado "sacamocos". Nadie te lo habrá contado, a no ser que tengas cerca sobrinos pequeños. El sacamocos es, como su propio nombre indica, un aparato que sirve para sacarle los mocos a tu bebé, ése que todavía no se sabe sonar. Normalmente, además, va acompañado de suero fisiológico, que tendrás que echar dentro de las mininaricillas de tu bebé, para que los mocos se ablanden y puedas sacarlos sorbiendo con el sacamocos.

La primera vez que usé el sacamocos me daban unas arcadas que creía morir, y eso que es físicamente imposible que los mocos lleguen a tu boca: hay una esponjita en medio haciendo de filtro. Lo peor es que luego tienes que limpiar el sacamocos y la esponjita de mocos...

Bueno, no, eso no es lo peor. Lo peor es cuando tu bebé te ve venir con el sacamocos y ya sabe lo que le espera. Entonces corre, si puede, o gatea, y trata de escapar, cosa que le resulta imposible, y cuando ya lo tienes cogido, mueve la cabeza frenéticamente para que seas incapaz de pegarle el chute de suero nasal y meterle luego el sacamocos por la nariz. Tu bebé no entiende que lo haces por su bien, para que pueda respirar, y se resiste cuanto puede. Yo practicaba en esas ocasiones una llave inmovilizadora: sentada en la cama con las piernas estiradas y abiertas, ponía a la niña a la que le tocaran mocos esa semana tumbada boca arriba, con la cabeza pegada a mi pubis y los brazos estirados debajo de mis piernas. De ese modo, el suplicio para ella era más breve y se minimizaban los riesgos de hacerle daño dentro de la nariz por mover la cabeza.

El día que mis hijas aprendieron a sonarse los mocos por sí mismas, fue un día de liberación para las tres.