10 de agosto de 2010

Una experiencia personal: juntos o separados


El año pasado por febrero, andaba yo dubitativa pensando qué hacer con los peques ¿juntos o separados? Pablo es muy sociable y abierto, pero María es muy tímida y solo se abre cuando tiene a su hermano cerca. En casa cambia, y es mariagobiernos, menos mal que su hermano no se deja mangonear... por eso riñen muchas veces. En fin, que me voy del tema, por un lado pensaba que era mejor juntos, para que a María le resultara más fácil hacer amigos nuevos; pero por otro lado, Pablo necesitaba respirar y a lo mejor si estaban durante el cole separados, luego se tenían más ganas y no reñirían tanto.

Hablé con sus respectivas profes y me dijeron que irían a clases contiguas y que solían tener la puerta que las comunica abierta y podrían verse cuando lo necesitaran. Me quedé más tranquila y al final fueron separados.

¿Cómo fue el curso?... Pablo estupendamente, como era de esperar. Además le tocó en la misma clase que dos amigos más de la guarde, hicieron piña y los llaman los tres mosqueteros. Pero María lo ha pasado fatal, ha pasado un "duelo" por la separación. Ya conocéis las fases del duelo: negación y rechazo, ira, negociación, depresión y aceptación. Al principio cuando les preguntábamos con quien se sentaban Pablo decía con fulanito, menganito y futanito, y Maríadecía con fulanito, menganito, futanito y Pablo pero mi seño aún no se ha enterado. Luego no reconocía a su profe como su seño, decía cosas como "esa no es mi seño, la mía es Pilar" que era la de su hermano (Negación). Y allá para febrero o marzo de este año, su profesora me tuvo que llamar desesperada por el comportamiento de María en clase; si ella decía A, María decía B, si había que sentarse, ella se levantaba, rallaba los dibujos, cuando en casa los pintaba a la perfección, sin salirse, y estaba siempre en clase como enfadada con todo el mundo (Ira). Le pedí a su profe que entendiera lo que estaba pasando María, y la reforzara mucho. Mientras yo en casa aprovechaba cualquier circunstancia para hacerle ver la suerte que tenía con su seño, y que viera el lado positivo de ir a otra clase, por ejemplo, en carnaval su hermano iba de tomate y ella de berenjena, y en casa hicimos un mural sobre los tomates y otro sobre las berenjenas; ellos pudieron participar en los dos murales, mientras que sus compañeros solo vieron o tomates o berenjenas. Esto es solo un ejemplo, pero siempre que había ocasión reforzaba esa idea.

El comportamiento de María mejoró mucho y pasamos directamente a la fase de aceptación. Estoy contenta por que la niña ha conseguido superar la separación, pero por otro lado me jooooroba que haya tenido que pasarlo tan mal. Estoy de acuerdo con las teorías que apoyan la separación en mi caso (y recalco "en mi caso" porque entiendo que cada pareja de gemelos y mellizos son un mundo) pero no creo que sea necesaria la separación en infantil, se podría hacer en primaria ya que mezclan a todos los niños.

Otro apunte... a mí también me aseguraron que podrían cambiar de clase libremente, ¡¡¡y varias veces!!! y me consta que no les han dejado ni una sola vez.

(Gracias a la mamá de Pablo y María por contarnos su experiencia)

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