31 de mayo de 2010

¿Qué pasa a los dos años?

La Prevención Infantil responde a un enfoque Bio-Psico-Social de la salud, y abarca desde el momento de la concepción hasta aproximadamente los 6 o 7 años de vida, época de constitución global del carácter. Este periodo reviste gran importancia, especialmente por dos razones:

- Por un lado hemos de tener en cuenta que ningún otro animal nace tan inmaduro como el ser humano (no puede desplazarse por si mismo, ni alimentarse sin ayuda, ...), de hecho desde diferentes disciplinas se le considera, prácticamente durante todo el primer año de vida, como un feto extra-útero. Esto supone, además de un prolongado tiempo de dependencia natural para garantizar su salud futura a nivel físico, psíquico y emocional, una gran vulnerabilidad de esta primera época de la vida, que se divide en dos periodos críticos: Periodo Crítico Biofísico y Periodo Crítico Psíquico.

- Por otro lado muchas son las investigaciones en diferentes campos (medicina, sicología, sociología, antropología, ...) que nos proporcionan datos acerca de la gran influencia que este periodo inicial tiene de cara a la salud futura de cada individuo en particular (a nivel físico, emocional y psíquico), y de la sociedad de la que forma parte en general.

Hemos dicho que en la formación del carácter diferenciamos dos periodos: Periodo Crítico Biofísico y Periodo Crítico Psíquico. Precisamente el límite entre ambos periodos lo marcan los dos años. La razón de ello tiene que ver con nuestro cerebro y sus tres estructuras cerebrales: El cerebro humano se divide en CEREBRO REPTILIANO, CEREBRO MAMíFERO y NEOCORTEX

Reptiliano: Primitivo, heredado de los primeros reptiles y peces. Centro del cerebro. Responsable del conjunto de los mecanismos esteriotipados de supervivencia (alimentación, cópula, lucha y huída). Sede del instinto.
Mamífero: Sistema límbico. Responsable de la afectividad y la memoria
Neocortex: Corteza cerebral. Responsable del pensamiento abstracto y del lenguaje

La vida de los bebés es regida por las dos primeras estructuras cerebrales, ya que el proceso de mielinización, que pone en conexión las neuronas, no finaliza hasta aproximadamente los dos años de edad. Esto quiere decir que hasta ese momento el neocortex no comienza su funcionamiento, y lo hace poco a poco. Esta evolución se hace patente con la aparición del lenguaje (pensamiento y lenguaje están estrechamente relacionados). Por lo tanto tampoco hasta esa edad podemos hablar de defensas psíquicas (y estas harán su aparición paulatinamente), y todo cuando ocurra al bebé durante el Periodo Crítico Biofísico influirá directamente a nivel físico, es decir, en su propio cuerpo. Se trata entonces de un periodo de máxima vulnerabilidad.

Durante el Periodo Crítico Psíquico, desde los dos años a los 6-/, los acontecimientos de importancia irán conformando su carácter.
La puesta en funcionamiento del neocortex a lo largo del periodo crítico psíquico posibilita la adquisición progresiva de nuevas destrezas y capacidades (lenguaje, constancia objetal, …). producirse cuando el niño está maduro para ejercerlo sin presiones. Para controlar los esfínteres es importante tener conciencia, que exista un funcionamiento del neocortex (2 años). También supone un nivel mínimo de maduración y desarrollo de los sist.s muscular y nervioso, además de un deseo de colaborar en lo que de él solicita el grupo social. Ha de hacerse cuando expresan el deseo de ser mayores. Si no se dan estas condiciones se logra “un adiestramiento, una domesticación pasiva” Este entrenamiento se lleva a cabo generalmente, antes de los dos años (es preferible esperar un tres meses a partir de esa edad), cuando el esfínter no está aun lo suficientemente maduro para ello . Así, unas veces por miedo al castigo, y otras para lograr la aceptación que tanto necesitan, los niños se ven obligados a contraer las nalgas y el suelo pélvico para lograr la contención, pagando un alto precio por ello. Es una situación que genera a su vez mucha rabia, ya que las necesidades infantiles y el ritmo de maduración propio de cada niño no son aquí tenidos en cuenta, siendo sustituida la autorregulación por la adaptación al medio.
Durante esta etapa anal existe una curiosidad natural hacia las cacas (como por cualquier otra cosa, y además es algo muy importante porque sale del propio cuerpo). El tema está en cómo los padres reciben esto (la mayoría dicen: “aj!! qué Entre estas destrezas se encuentra el control de esfínteres, que ha de asco!! Cómo huele!! vamos a tirarlo”) y si permiten y/o condicionan dicha exploración.
Si el control de esfínteres no es problemático, sino espontáneo, el niño pasa una corta etapa anal. ¿Qué quiere decir esto? Desde la visión REICHIANA la sexualidad hace referencia a todo aquello que da placer. La sexualidad es algo que forma parte de nuestra dimensión humana, algo que está presente desde el inicio de la vida (en la vida intrauterina el feto se mueve según una dinámica de placer-displacer) hasta que morimos, sólo que en diferentes momentos se vive y expresa de formas diversas. Según REICH nos encontramos con la FASE ORAL hasta aproximadamente los 3 años y a continuación con la FASE GENITAL hasta los 6-7 años. Para REICH existe también una ETAPA ANAL. A diferencia de las fases mencionadas, y siempre desde el punto de vista de la salud, esta etapa sería mucho mas corta en el tiempo (dura solo unos pocos meses alrededor de los dos años) y no cumple una función sexual propiamente dicha dentro del desarrollo psicosexual (el ano es una zona erógena pero no tiene por qué producir orgasmo, no cumple una función de regulación energética aisladamente).
En la FASE ORAL el placer se encuentra localizado principalmente alrededor de la boca, y vinculado especialmente a la lactancia. También la boca es el medio empleado para explorar y aprender (los niños se llevan todo a la boca, lo que les proporciona placer y nuevos conocimientos al mismo tiempo), y sobre el que mas control tienen en el inicio de la vida. Aunque tanto UNICEF, como la OMS recomiendan un mínimo de dos años de lactancia, lo cierto es que el destete a los 2 años suele ser complicado. Por un lado esto se debe a que el destete vendría a sumarse a los otros muchos cambios que en esta edad ya se están produciendo de forma natural, por otro a que en esta se edad se produce una vuelta a la madre de la que ya hablaremos mas adelante (etapa de reacercamiento), y por último a que el placer oral sigue siendo a los 2 años una necesidad. Es alrededor de los 3 años cuando la lactancia pasa de ser una necesidad a un deseo, por lo que el destete se produce a partir de esta edad mucho mas fácilmente. El desarrollo cortical permite además en ese momento que el destete se algo pactado y no impuesto, con lo que ello puede contribuir al desarrollo del niñ@.
En la medida en que realmente ha habido satisfacción oral basada en una buena relación vincular con la madre y en una buena oralidad (relacionada con el placer en la boca, a poder ser, de la lactancia materna), la ETAPA ANAL dura apenas unos meses coincidiendo con la adquisición del control de esfínteres. Para que esto sea efectivamente así ha de haber habido un desarrollo saludable previo donde el niño haya podido funcionar desde el principio del placer (ha tenido que haber desarrollo de la movilidad, expansión en el grito, en el canto, placer oral). Cuando la situación no ha sido favorable, especialmente si la rabia que ello produce no ha podido ser expresada, el control de esfínteres puede complicarse (estreñimientos, avances y retrocesos, …). Las emociones son energía, y la energía ni se crea ni se destruye, y si no salen, si no se expresan, pueden quedarse en el cuerpo a la espera de un momento en el que puedan hacerlo, o pueden permanecer en el cuerpo generando tensiones y síntomas. Así como con la oralidad ha podido recibir represión por parte del exterior (“no me muerdas”, “eso no se hace”, castigo), con las cacas nadie, al menos directamente, le puede reprimir, porque va a depender de él. Si un niño ha sentido rabia oral y no la ha podido expresar, pues después usará por ello la analidad, y si entonces tampoco le entienden, la cosa se va complicando. La rabia también puede expresarse a través de las famosas “pataletas”, de agresiones a otros (incluso a sí mismos en los casos mas graves), …, pero lo importante es darse cuenta que esa rabia siempre obedece una causa, y que ni las rabietas, ni ninguna otra manifestación de la rabia forman parte de esta etapa de una forma natural.

Conforme va madurando el control y la consciencia corporal de la cabeza a los pies a través, la energía va también bajando, hasta que alrededor de los tres años los genitales se convierten en la zona que mayor placer produce (a partir del año aproximadamente el niño comienza a sentir sus genitales de una forma rudimentaria). Aquí comienza la FASE GENITAL, en la que aparecen la curiosidad sexual, el exhibicionismo natural, la exploración del propio cuerpo y del de otros compañeros de juego, ... Lo adecuado en esta época, y que de hecho se da en otras muchas culturas, sería la masturbación libre, las relaciones sexuales entre niñ@s, el contacto y el reconocimiento corporal propio y de los otros, ... Sin embargo, cuando un niño/a comienza a tocarse los genitales, las reacciones de su entorno más cercano son de desaprobación que puede manifestarse de formas muy diferentes (castigo físico, crítica, reacciones de miedo, preocupación, insultos, intentos de distracción, reprimendas, burla, gestos de enfado, de asco...), y a través de ellas comienza a considerar esas sensaciones como algo “malo”, “sucio” o “pecaminoso”. Como para el niño la aprobación por parte de los adultos es vital, ya que depende totalmente de ellos (a nivel físico, psicológico y emocional), intentará renunciar a sus propias necesidades, usando diversas maniobras para reprimirlas o atenuarlas: retener la respiración, poner en tensión los músculos abdominales y, sobre todo, los del suelo pélvico (el útero es un músculo poderoso) y abductores (“músculo responsable de la virginidad”). Así, durante los primeros años de vida, se produce un bloqueo (especialmente diafragmático y pélvico), modificando incluso la posición de la pelvis. Entre las importantes consecuencias de este hecho se encuentran la disminución de la función sexual, el dolor en el parto y, también con bastante frecuencia, durante la menstruación (tan rígido y contraído se encuentra ya el útero al llegar a la adolescencia, que hasta la mínima apertura del cervix produce fuerte dolor).

La evolución en el funcionamiento cerebral de la que hemos hablado al inicio, junto con otros que ocurren de forma paralela (desarrollo psicomotor, sexual, …), hace que alrededor de los 2 años se produzcan otros muchos cambios importantes en la forma de pensar, sentir y comportarse. Muchos de ellos son descritos por MAHLER, quien establece una serie de etapas evolutivas fundamentales del proceso de individuación-separación, que permiten entender los “avances“ y “retrocesos” del bebé (frecuentemente malinterpretados por padres y educadores): son procesos, el desarrollo no es lineal.

MAHLER sitúa la ETAPA DE REACERCAMIENTO en el periodo que va desde el inicio de la deambulación hasta aproximadamente los 22 meses, y la llama así porque se caracteriza por una preocupación aparentemente constante de conocer el paradero de la madre. El relativo olvido de la presencia de la madre, característico de la etapa anterior (ejercitación) es reemplazado por activos intentos de aproximarse a ella. El bebé va adquiriendo conciencia de su separación, haciendo experimentos de apartarse activamente de la madre para luego volver a dirigirse hacia ella. A medida que el niñ@ coge conciencia de su capacidad de apartarse de la madre (lo que le produce placer, pero al mismo tiempo angustia) parece tener mayor necesidad y mayores deseos de que ella comparta con él toda nueva adquisición de experiencia y destreza (compartirlo todo con la madre tiene gran importancia emocional para el niñ@). Ahora no acepta fácilmente figuras sustitutas y menos cuando se trata de contacto físico.
Reemplaza la vocalización y el lenguaje preverbal gestual por la comunicación verbal. Las palabras “yo” y “mío” tienen gran carga afectiva.

En la siguiente etapa, que se da aproximadamente de los 20-22 meses a los 30-36 meses, se produce el desarrollo de COMPLEJAS FUNCIONES COGNITIVAS, que puede observarse en la evolución de la comunicación verbal y de la fantasía (juegos de imaginación, de representación de papeles, …).
También conlleva una preparación a la constancia objetal (ya no es necesario que el objeto esté constantemente presente para que el niño sepa que sigue existiendo, puede interiorizarlo), que será efectiva a partir de los tres años. Gracias a ello la presencia continua de la madre ya no es imperativa., aunque sí su accesibilidad (perdura la dependencia emocional). Así pues se desarrolla una creciente capacidad para soportar separaciones, así como para la demora de gratificación (posibilitado por el desarrollo del sentido del tiempo). Aparece un creciente interés por adultos diferentes de la madre, y hacia el final de este periodo, por compañeros de juegos (generalmente antes de los 3 años no existe el juego cooperativo, ya que los niños se tratan entre sí como si fueran objetos los unos para los otros).
MAHLER nos habla también en esta etapa de una gran resistencia a las exigencias de los adultos, y de una necesidad y un deseo aún poco realista de autonomía. En este sentido es importante darles la oportunidad de intentar alcanzar nuevos logros (manejo de objetos, vestirse o calzarse, …), aunque nos pueda parecer a priori que aun no son capaces de lograr lo que se proponen, valorando sus avances.

Todo lo visto hasta ahora nos proporciona muchos datos acerca de la inconveniencia de la escolarización temprana, especialmente si esta se produce a los dos años, tal como ocurre cada vez con mas frecuencia en nuestro entorno. La constancia objetal aun no se ha desarrollado, por lo que siente las despedidas a la puerta de la escuela como un abandono. El niño no está aun maduro para separarse de su madre. Antes de los 2 años se observa zozobra cuando su madre lo deja en la guardería, aunque su llanto no dure mucho. Luego pueden mantenerse activos o pasivos, exigir constante atención de la maestra (los bebés necesitan de atención individualizada, lo que hace muy complicada la situación en un aula en estas edades). Tampoco el niño está preparado para relacionarse con sus iguales hasta cercanos los 3 años (hecho que podemos comprobar en cualquier parque). El desarrollo social es un producto de la maduración, no del aprendizaje, por lo que juntar a un montón de niños que aun entre sí no se consideran personas, sino objetos y competencia de cara a los juguetes y la atención del adulto, trae consigo multitud de agresiones que de otra forma no tendrían lugar.
El niño manifiesta su malestar y su ansiedad en el ingreso a la guardería o la escuela a través de su llanto, intentando impedir que su madre se vaya agarrándose a ella, … (generalmente con muy poco éxito). En estos casos suele echarse la culpa a la madre (que le transmite su ansiedad, que no sabe separarse, ...), precisamente porque al rato deja de llorar. Las emociones de los bebés son totales, es decir, cuanto les ocurre les invade (porque no hay mecanismos de defensa), y cuando la situación pasa, ya ha pasado. No son como nosotros que nos quedamos “rumiando”, ellos viven el presente intensamente. Si nosotros tenemos un accidente, seguimos recordándolo mucho tiempo después de ocurrido, mirándonos la herida, pensando en lo que podía haber ocurrido, .. Un niño sano cuando se cae llora y cuando pasa el dolor parece que ya nada hubiera ocurrido.
Los niños forzados una y otra vez a quedarse con una persona con la que aun no han desarrollado un vínculo tienes dos opciones: resignarse o manifestar su rabia. Cuando los niños se resignan (el famoso “acostumbrarse” que no es tal, ya que para haber aceptación ha de haber maduración suficiente) se observa desapego emocional, rehuyen la mirada, y frecuentemente muchos otros síntomas que pasan inadvertidos o no se relacionan con el ingreso al nuevo centro (diversas enfermedades, trastornos del sueño y/o la alimentación, …). Cuando aparece la rabia suele mostrarse como exigencia de proximidad para restablecer el vínculo. Si la madre rechaza un comportamiento hostil por parte del niño (el niño puede, por ejemplo, negarse a ir con su madre) que busca restablecer el vínculo, las cosas se complican. El niño con su hostilidad está poniendo a prueba si la madre es capaz de tolerar su rabia y, por tanto, comprender su necesidad de no ausencia, de no reincidir.
La rabia que frecuentemente se observa en los niños, como ya hemos mencionado anteriormente, se debe a reacciones saludables que cumplen una función, que si no se sabe leer, genera de nuevo una cadena de desencuentros. La cólera en estas edades siempre tiene la función del reencuentro.


Para concluir sólo decir que los dos años ya es un momento lo suficientemente complicado como para añadir ninguna circunstancia mas (nacimiento de un hermano, destete, escolarización,…). Es prácticamente una primera adolescencia, y como la que acontecerá mas adelante, pondrá en evidencia todos los temas pendientes por resolver (emociones reprimidas, …), por lo que también es una gran oportunidad para abordarlos en un momento además en el que aun el carácter está en formación. Los niños nos devuelven multiplicado todo cuanto les damos (amor, rabia,…), por lo que también cualquier “mejora” que realicemos en la crianza de nuestros hijos muestra sus frutos enseguida.


[url=http://www.adorepsicoterapia.net/]Estíbalitz Vegas González[/url]
Psicóloga, psicoterapeuta y especialista en Prevención Infantil

Carros gemelares - Cosatto

Cosatto ofrece tres opciones distintas de carros gemelares.

La silla Duet Little está pensada para niños de diferentes edades, o para mellizos a partir de los seis meses, ya que el asiento delantero no se reclina del todo. Incluye protector de lluvia y pesa 13,75 kg.

Las medidas son (Alto x ancho x largo):
abierta: 109x60x124cm
cerrada: 120x37x39cm


La silla You2 es válida desde el  nacimiento, ya que sus respaldos se inclinan totalmente. Además las sillas incluyen un reposacabezas que es ideal para que los bebés mantengan la cabeza en buena posición. También están incluídos los sacos cubrepiés y la capota de lluvia. Pesa 11,3 kg y mide (alto x ancho x largo) 108x73x63 cm. abierto y 106x47x30 cm. cerrado.


Y finalmente tienen la Ditto, otra silla en paralelo. No incluye sacos cubrepiés, pero sí capota de lluvia. Pesa 12,6 kg y mide abierta 70x74x109 cm. y cerrada 108x46x29 cm. 


Carros gemelares - Firstwheels

Otro carro gemelar de una marca Holandesa, Firstwheels. El City Twin es un cochecito que admite capazos y que nos permite un gran abanico de posibilidades ya que tanto los capazos como las sillas, pueden colocarse (independientemente) mirando hacia los padres o hacia delante.


Dimensiones abierto (largo x ancho x alto): 96 x 78 x 106 cm.
Dimensiones cerrado (largo x ancho x alto): 85 x 768x 36cm
Peso con sillitas: 20 kg
Peso de la estructura: 11.4kg

El carrito está diseñado para un máximo de 30kg.

Firstwheels también tiene disponible cubrepiés, sombrilla, mosquitera y capota de lluvia.

Para mas información y puntos de venta: http://www.firstwheels.nl/es/index.php
Se puede comprar en Bayon y en 1000bebes

27 de mayo de 2010

Que no os separen

"Que no os separen" es una iniciativa de "El parto es nuestro" para que no se separe a los niños recién nacidos de sus padres.
No separar es:
Se puede consultar una lista de hospitales españoles con certificación IHAN (Iniciativa Hospital Amigo de los Niños) en la página web de IHAN

Ayudas de empresas

Dodot regala tres paquetes de pañales y seis de toallitas a las familias con partos múltiples. Y al ritmo con el que se cambian los pañales a los bebés, no está mal. Has de remitir una carta con tu dirección y copia del libro de familia donde figuren los niños a:

Dodot Arbora & Ausonia
Paseo de los tilos, 2-6
08034 – Barcelona

También la empresa Antonio Puig manda gel y colonia Denenes, además de cosas para los padres (colonias, lápices de labios...). El procedimiento es el mismo que para Dodot, una carta con copia del libro de familia dirigida a:

Antonio Puig, S.A.
C/ Potosí, 21
08030 Barcelona

Carros gemelares - Chicco

Nota criandomultiples.blogspot.com (enero 2012): Desde que publicamos esta entrada en mayo del 2010, Chicco ha tirado la casa por la ventana y ha descontinuado los dos modelos que os presentamos entonces (Twin Clik Clak y CT0.5 Twin Evolution), introduciendo dos nuevos (Together y el Ecco Twin). Hemos decidido incluir en esta entrada los nuevos modelos pero dejar tambien los descatalogados ya que le podrian servir de referencia a algunos padres que pueden comprar ese modelo de segunda mano. Para evitar confusiones hemos marcado las novedades como "**Novedad**" y los modelos que ya no se venden como "**Descatalogado**". Esperamos que os sea útil.

**Descatalogado** El Twin Clik Clak solamente admite un portabebés en el asiento trasero, así que no es una opción para dos recién nacidos. Incorpora de serie: cestillo porta-objetos, capotas parasol, cubre-piernas para el asiento delantero e impermeable integral. Pesa 15 kg y mide abierta 130x64x105 cm y cerrada: 47x64x90cm.
**Descatalogado** La CT0.5 Twin Evolution es en paralelo. Incorpora de serie la capota, el cestillo y el plástico de lluvia. Pesa 13,4 kg y sus dimensiones son:
Abierta: 82x78x108 cm Cerrada: 38x40x105 cm




**Novedad** El Together es un carro en línea que se puede usar desde el nacimiento ya que admite sillas del coche (KeyFit).El asiento posterior se puede reclinar totalmente por lo que tambien tendriamos la posibilidad de usarla con una silla del coche y el otro peque en el asiento trasero.

- Medidas abierto (largo x ancho x alto): 117 x 59 x102 cm
- Medidas cerrado (largo x ancho x alto): 112 x 59 x 52 cm
- Peso del carro: 14.7kg
- Accesorios: cesta de la compra debajo de los asientos, cubrepies, capota para el sol y capota para la lluvia

**Novedad** El Twin Ecco es la opción en paralelo que nos propone Chicco y que podemos usar desde el nacimiento ya que los asientos se reclinan totalmente. El cierre es de paraguas por lo que queda muy compacta cerrada.
- Medidas abierto (largo x ancho x alto): 82 x 78 x 108 cm
- Medidas cerrado (largo x ancho x alto): 31 x 26 x 105 cm
- Peso del carro: 13.4kg
- Accesorios: cesta de la compra debajo de los asientos, capota para el sol y capota para la lluvia

Más informacion en http://www.chicco.es


26 de mayo de 2010

Carros gemelares - Asalvo

Asalvo pone a nuestra disposición dos carros distintos, el Zoom y el Tándem.
La silla Zoom posibilita muchas combinaciones, ya que admite capazo, portabebé y, por supuesto, silla, y todos pueden ir en diversas posiciones. Asalvo propone las siguientes:

- Sillas enfrentadas
- Sillas mirando a la calle
- Sillas mirando a los papás
- Silla y Grupo 0+ mirando a los papás
- Grupo 0+ y Grupo 0+ mirando a los papás
- Grupo 0+ y Grupo 0+ enfrentados
- Silla mirando a la calle y Capazo mirando a los papás
- Capazo y Capazo mirando a los papás
- Capazo mirando a la calle y Capazo mirando a los papás
- Capazo y Grupo 0+ mirando a los papás

Los textiles de este carro cuentan con factor de protección solar 50. El manillar es regulable en altura y las ruedas delanteras pueden estar fijas o moverse.
Abierta mide (Largo x ancho x alto) 107 x 65 x 95 a 115 cms y cerrada 89 x 67 x 49 cms.
Peso con sillas: 15,5 kg. Peso sin sillas(solo chasis): 11Kg.


La silla tándem no admite dos bebés, pues el asiento delantero es sólo válido a partir de los seis/ocho meses. Las capotas también tienen, como la Zoom, factor de protección solar 50.
Pesa 15 kgs. Las medidas son (Lg x An x Al):
Abierta: 117,5 x 62,5 x 106 cms.
Cerrada: 98 x 62 x 33,5 cms.

La escolarización de gemelos y trillizos

CLASES DISTINTAS ¿O NO?

Seguro que te preguntarás si tus gemelos, mellizos o trillizos deben ir a clases separadas o no. Vamos a ver en qué factores hay que pensar para tomar una decisión acertada.

Empezar juntos.

Cuando tus hijos todavía son pequeños y empiezan la guardería, es mejor que vayan juntos. A los dos años aún no conocen muy bien el concepto del ‘yo y del ‘otro'; se sienten una unidad con el hermano y no pocas veces dicen el nombre de los dos, cuando se les llama por su nombre. Además, separarles a una edad tan temprana, dificultaría la adaptación a la nueva situación; separarse de la madre ya es suficiente reto como para también separarles del hermano gemelo. Al empezar juntos, se apoyan mutuamente el uno en el otro, lo cual es toda una ventaja.

A partir de los 3 ó 4 años.

Ahora la situación es distinta: a esta edad los niños saben quién es cada uno y ya no se equivocan con su nombre. Tienen el concepto del ‘yo' bien establecido.

Si se llevan bien, no hay motivos para separarles. No obstante, si uno es muy dominante y arrastra al otro, puede ser una ventaja separarles.

Así cada uno puede desarrollar su propia fuerza y ser sí mismo. En caso de mellizos (tanto en parejas de niña-niño como en las del mismo sexo) lo he aconsejado algunas veces. Siempre fueron casos en los que uno llevaba la batuta sobre el otro y se daban muchas peleas y rivalidad entre ellos. Hasta ahora no lo he aconsejado nunca en caso de gemelos (de esta edad). Como bien es sabido, los mellizos (también llamados bivitelinos) son fruto de dos óvulos distintos y los niños se parecen en un 50% del material genético. Son, en realidad, como dos hermanos, pero nacidos en el mismo parto. Los gemelos son fruto de un óvulo, que tras su fecundación se dividió en dos partes.

Son genéticamente iguales y los niños se parecen mucho. Entre los gemelos existe una relación muy íntima. Por lo tanto separarles a una edad tan temprana en general les cuesta y les causa tanto dolor que es mejor esperar. En otras palabras, conviene hacer una distinción entre el tipo de gemelos sobre los que estamos hablando.

Muchos colegios últimamente mantienen una sola norma: ¡separar a los gemelos! No hacen ninguna distinción entre mellizos y gemelos y no valoran la relación que existe entre los niños. No estoy a favor de una norma dogmática y rígida. ¡Es necesario valorar la relación que existe entre los niños y a base de ella optar por una u otra elección!

Si tú te encuentras en tal situación, explica al colegio tu punto de vista o llévales material (artículos, libros) para que se informen sobre el mundo de los gemelos. Hay que tener en cuenta que muchos profesores no disponen de conocimientos profundos sobre el mundo de los niños que nacen en el mismo parto.

Si tienes trillizos, la situación suele ser más complicada. Muchas veces sólo existen dos clases. No obstante, en este caso puedes optar por poner a uno de tus trillizos en una clase y los otros dos juntos. Esto es conveniente, cuando uno de los hijos domina a los otros dos y hay mucha rivalidad entre ellos. Una madre de mi grupo de estudio lo hizo así y le funcionó bien. La relación entre sus trillizos mejoró. No obstante, lo más frecuente es que los niños vayan juntos. Pero si hay tres grupos, puedes optar por poner a cada uno en una clase distinta.

A partir de 6 años.

Ahora conviene valorar la situación de nuevo. Quizás tus hijos han ido juntos hasta ahora, pero en este momento sopesas la posibilidad de separarlos. Los razones suelen ser los siguientes: uno domina al otro, uno se responsabiliza para los dos, uno lo cuenta todo en casa y el otro no puede añadir nada suyo, uno critica continuamente al otro o son muy dependientes el uno del otro.

La separación puede ser costosa (sobre todo en los idénticos) y por lo tanto conviene prepararles ante este cambio. Ponles al tanto con antelación y explícales que no es un castigo, sino una ayuda para que el día de mañana cada uno sepa desenvolverse sin el otro.

Procura que conozcan el aula del hermano y permíteles que se lleven algún objeto del otro al colegio (un juguete, una mascota). Pide también a sus respectivos profesores que les echen una mano y se muestren comprensivos (conozco a una maestra que permitía que dos niñas idénticas pudieran verse entre horas durante el primer medio año tras la separación).

Puede que tú prefieras que tus hijos vayan separados, pero que emocionalmente no estén preparados para ello, ya que dependen mucho el uno del otro. En esta caso conviene hacer un plan, junto con la maestra: ella les pone en grupos de trabajo distintos y tú en casa creas momentos en los que estén separados; por ejemplo, uno se va a jugar a casa de un amigo, mientras otro está en casa, o uno se va un fin de semana a casa de los abuelos sin el otro, etc. Así aprenden a estar el uno sin el otro, antes de llevar a cabo la separación de clases, por lo que ésta, cuando ocurra, les resulte menos difícil. Y si tus hijos ya iban separados en los años anteriores, normalmente esta situación continúa así.

Sea cuál sea tu caso, te aconsejo que cada año de nuevo sopeses la situación escolar de tus hijos. Esto es necesario, mucho más que en el caso de hijos de diferentes edades. Los niños cambian y lo que parecía una decisión acertada, puede no serlo en otro año; por ejemplo, los niños iban juntos, pero de repente hay muchos roces entre ellos. O quizás uno resulte ser más inteligente, lo cual causa celos en el otro; uno es muy sociable y el otro no logra entablar amistades, o uno sólo tiene amigos en la otra clase, etc. etc. Todos pueden ser motivos para separarles en el curso próximo.

A modo de conclusión.

No existe una regla general que sirva para todos los gemelos, mellizos o más. Tampoco existen estudios que confirmen que la separación de gemelos en sí conduzca a una mayor individualidad. Conozco a unos gemelos que compartieron durante toda su vida escolar el pupitre e incluso los libros por falta de recursos económicos. A, ahora a sus 36 años, llevan una vida satisfactoria e independiente del hermano gemelo. Y también conozco a otros, que se molestaban tanto que los padres mandaron a cada uno a un colegio distinto. En dos mundos aparte, donde nadie les trataba como gemelos, pudieron, por fin, desenvolverse con éxito. Son dos extremos que demuestran la importancia de valorar la situación de cada pareja de gemelos individualmente.

Consejos para cuando los gemelos compartan el aula:

· Cuando tienes un cita con la maestra, procura hablar de cada hijo por separado durante el tiempo que corresponda a cada niño.

· Controla si el maestro/ maestra es capaz de tratarlos como dos individuos y no como una unidad. Es importante que el profesor tenga una relación individual con cada hijo. Si son idénticos, dale pistas sobre cómo distinguirlos (una peca, una cicatriz) o vístales con un distintivo, como lazos en el pelo de distinto color, etc. Sólo así puede haber una relación satisfactoria entre profesor y alumno. A los gemelos les gusta que les conozcan por su nombre y que no les confundan.

· No compares los trabajos de tus hijos y menos delante de ellos. Esto aumenta la rivalidad. Es mejor destacar los puntos fuertes de cada uno (‘sí, tú pintas muy bien y tú sabes sumar de maravilla').

· Pide al profesor que, en caso de trabajo en grupos, no les ponga juntos. Así aprenden a valerse por sí mismos.

· Explícale también las características de cada hijo: a veces el profesor no conoce las experiencias que viven los gemelos ni está al tanto de este mundo único. Tu información sobre tus hijos (sus dependencias, sus peleas, sus rivalidades y su compañerismo) es importante para él.

Coks Feenstra. Psicóloga Infantil.

Carros gemelares - Bebedue


Nota criandomultiples.blogspot.com (enero 2012): Desde que publicamos esta entrada en mayo del 2010, Bebedue ha dejado de fabricar el único modelo que tenían en carros gemelares, el Twinfive del que os hablamos en esta entrada. Para referencia de papis que lo puedan comprar de segunda mano, dejamos toda la informacion en esta entrada pero marcamos con "**Descatalogado**" para que no lleve a confusiones.


**Descatalogado**


La silla twinfive, de Bébedue, se pliega como un paraguas y sus asientos se reclinan con una sola mano. Dispone de una amplia bolsa trasera e incluye capotas de sol y burbuja para la lluvia. Al parecer es sólo válida a partir de los seis meses.
Sus dimensiones abierta son 86x62x102. Pesa 11,5 kg.

25 de mayo de 2010

Los gemelos en clase: separarlos o no

Muchos padres de gemelos (y trillizos) se enfrentan ante la difícil pregunta si es bueno o no separar a sus hijos. Se observa en los colegios una tendencia a separar los gemelos, independientemente de su relación. No estoy a favor de esta norma, ya que hay que valorar cada situación personalmente, teniendo en cuenta varios factores. Los trataré a continuación.

¿Gemelos o mellizos?

En primer lugar hay que distinguir los dos ‘tipos’: los idénticos (gemelos) y los no-idénticos (mellizos). Los primeros son fruto de un solo óvulo (zigoto) que tras su fecundación se divide en dos partes iguales. Cada parte lleva el mismo material genético y por lo tanto los bebés son del mismo sexo, comparten rasgos físicos (color del pelo, piel, ojos) y tienen un carácter y gustos parecidos. Generalmente se sienten muy unidos y su relación es íntima (un dato importante para nuestro tema). Los mellizos provienen de dos óvulos, cada uno fecundado por un espermatozoide diferente. Los bebés se parecen como hermanos; pueden ser del mismo sexo o no. Su relación suele ser también íntima al haber compartido la vida intrauterina, pero menos que la de los idénticos. En general tienen un desarrollo y caracteres distintos.

Esta breve explicación de su origen demuestra que en primer lugar se debe mirar el origen de los niños (la zigosidad). Hay una diferencia tan marcada entre ambos ‘tipos’ que no es recomendable aplicar una sola norma para todos estos niños.

También la edad influye

En segundo lugar hay que mirar la edad de los niños; si tienen entre 1 y 3 años, aún no conocen bien el concepto del ‘yo’. Tardan, más que otros niños, en adquirir este concepto: no sólo tienen que entender que no son una parte de la mamá (lo piensa todo niño durante el primer año de vida), sino que tampoco son ¡parte del hermano-gemelo! Ellos conocen antes el concepto del ‘nosotros’ que del ‘yo’; prueba de ello es que se llaman a sí mismos con el nombre de los dos (Juan-Marti). Separarles antes de que empleen el término ‘yo’ y su propio nombre no es aconsejable. Significaría, además, una doble separación: la de la madre y la del hermano gemelo. El estar juntos les facilita la adaptación al colegio.

Cuando ya tienen entre 3 y 6 años, la situación cambia: ya conocen el ‘yo’ y toleran mejor la separación de la madre y del hermano gemelo. Ahora el factor determinante para separarles o no, es el carácter de los niños, además de su zigosidad (en el caso de los idénticos hay que tener más cuidado debido a su íntima relación). Pueden haber situaciones que hacen recomendable la separación: uno domina al otro, las peleas son continuas, etc. Curiosamente estas situaciones suelen darse más en los mellizos que en los gemelos. Si, en caso contrario la relación entre ellos es armoniosa y su compañía no interfiere en la relación con otros niños ni con su profesor, no hay motivo para separarles.


No forzar la independencia

Hoy en día predomina la idea de que hay que separar a los gemelos/mellizos para que aprendan a ser independientes. No obstante, no es necesario forzarla: el niño tiene toda una vida por delante para aprender a ser independiente. En la adolescencia surge en ellos de manera espontánea el deseo de distinguirse y separarse del otro. Y también tenemos que realizarnos que una separación de los niños en sí no conduzca a una mayor individualidad. La educación que reciben en casa, juega un papel importante en ello. Conozco a unos gemelos que compartieron durante toda su vida escolar el aula. Ahora, ya adultos, llevan vidas satisfactorias e independientes. Y también conozco a otros que se molestaban tanto que los padres optaron por colegios distintos. Sólo así pudieron desenvolverse con éxito. Son dos extremos que demuestran la importancia de valorar la situación de cada ‘pareja’ individualmente. Aconsejo cierta flexibilidad: cuando entran en el colegio, con tres años, puede ser una buena idea optar por clases separadas, pero también ¡un verdadero trauma!, cuando los niños aún no tienen la madurez suficiente para ello. Y cuando aún no tienen los 3 años cumplidos o nacieron prematuros, deben empezar juntos. No es necesario tomar una decisión para el resto del tiempo escolarizado del niño. Los niños cambian mucho a lo largo de los años y es probable que los gemelos o mellizos estén muy bien juntos durante unos años, pero más adelante es preferible separarles. Por lo tanto puede darse la situación que, en un mismo colegio unos gemelos estén separados y otros juntos, por motivos totalmente justificados. Al fin y al cabo ¡no se trata de un grupo homogéneo!

Los siguientes casos demuestran que la decisión para separar a unos gemelos idénticos a veces resulta positivo, pero en otras parejas no.

Las gemelas idénticas Paula y Elisa tienen desde su nacimiento caracteres muy diferentes: Paula, la primera en nacer y por ello ‘la mayor’, es tranquila y muy observadora. Elisa, 5 minutos más joven, es llorona y nerviosa. Hasta los 6 años siempre han ido a la misma clase, pero ahora que se acerca una nueva etapa –la de Primaria- los padres están pensando en separarlas. ¿Por qué? Entre ellas se da cierta dependencia. Paula es sin duda la más madura y la que siempre cede a su hermana. Elisa es celosa, más insegura de sí misma y dependiente tanto de sus padres como de su hermana gemela. Entre ellas se ha ido estableciendo un reparto de roles que queda implícito hasta en sus juegos: la ‘buena’ y la ‘traviesa’. Los padres intentan por todos los medios elogiar mucho a Elisa para subirle la autoestima, pero a su pesar la que peor se comporta es ella y, por lo tanto, a la que más tienen que llamar la atención, es ¡ella! Se queja y no sin razón, de que ella lleva siempre la mayor parte de las regañas y que por lo visto ella es ‘la peor parte del lote’. Los padres temen que este reparto de roles se agudicen con el tiempo y tras consultarlo conmigo, optan por una separación de clases.

Ahora las niñas tienen 11 años. ¿Cómo les fue la separación?

Al principio fue difícil, sobre todo para Paula, ante la sorpresa de sus padres. Elisa pareció ganar confianza en sí misma muy pronto, se mostró más madura y hasta fue más alegre. Mientras que Paula echaba de menos a su hermana, Elisa pareció haberse quitado un peso de encima. Un problema añadido fue que la mejor amiga de las niñas se quedó en la clase de Elisa, por lo que Paula no sólo perdió la compañía de su hermana, sino también la de su amiga. En los recreos solían juntarse, pero al terminar el tiempo de juegos Paula tuvo que volver sola a su aula, lo cual creó una rivalidad tremenda entre ellas. Tras unos meses difíciles las niñas empezaron a acostumbrarse a la nueva situación. Si bien decían que preferirían estar juntas, ninguna de las dos quería dejar su clase y cada una opinaba que la otra tenía que venirse a la suya. Esto significaba que cada una tenía un grupo de amigas bien establecido.
Ahora, a sus 11 años, cada una sigue teniendo ese carácter que les definió bien desde su más tierna infancia: Paula la más despierta y la que controla bien sus emociones, Elisa la más sensible y mimosa. Pero la relación entre ellas es sana y equilibrada. Ninguna ejerce el papel de ‘responsable’ sobre la otra ni tampoco se han polarizado en ‘la dócil’ y la ‘rebelde’, tal como temían sus padres. Las niñas dicen sentirse felices por estar en clases separadas, porque les permite tener cada una sus propias amigas. También las comparten, pero saben en cada momento ‘quién es de quién’. Y esto lo valoran mucho.

El caso de Alba y Susana, mellizas de 3 años: ‘Los padres deciden ponerlas en aulas separadas cuando entran en la etapa escolar. Para Alba resulta muy difícil estar sin su hermana. En clase no habla, ni con su profesora ni con los demás niños. En el recreo va corriendo hacia su hermana y pasa el tiempo jugando con ella. Cuando sueña la campana, se pone en la fila de Susana con la esperanza de que la dejen estar con ella. En casa empieza a dormir y comer mal. De una niña alegre se convierte en una niña triste’.
Los padres, junto con la dirección del colegio, deciden que la separación no es positiva para Alba, por lo que la ponen junta con su hermana. Con el tiempo Alba seguramente adquirirá mayor autonomía y más seguridad en sí misma, por lo que la separación dejará de ser un trauma.

El siguiente testimonio de gemelas idénticas, de 37 años, demuestra cómo la presión de separarlas puede ser traumática:
‘Yo quería estar con mi gemela y ella conmigo, pero parecía que todo el mundo no aprobara este deseo, como si estar en su compañía fuera algo no bien visto y anormal. Desde que teníamos tres años, nos separaron. Y esto nos perjudicó a un nivel profundo: empezábamos a odiarnos y a separarnos. Antes habíamos sido amigas y compañeras de juego, ahora sólo peleábamos e íbamos cada una con una amiga. Lo hermoso de nuestra relación se fue estropeando. Esto duró hasta que llegáramos a ser casi adultas. Elegimos las dos la misma carrera, así que volvimos a estar juntas. Ya lejos de la influencia paterna (ya no vivíamos en casa) y escolar descubrimos de nuevo la una a la otra y hicimos todo para recuperar el tiempo perdido’.

Recomendaciones en caso de separación

. Los padres deben prepararles ante la separación, visitar con ellos las distintas aulas y sus profesores y explicarles el motivo. No deben vivirlo como castigo.
. Hay que tener en cuenta que les puede costar estar separados (sobre todo a los idénticos). Darles apoyo y permitirles que se visiten entre horas y se lleven algo del hermano (un juguete o un peluche) es importante. Los niños no deben vivir la separación como un castigo.
. A veces la separación es aconsejable, pero aún no viable (extrema dependencia, timidez). En este caso conviene estipular un plan que lleve progresivamente a la separación (sentarse en mesas distintas, quedar uno algún día en casa de los abuelos, etc.).

Recomendaciones en caso de que comparten el aula

. Considerarlos como individuos. Si es difícil distinguirlos, los padres pueden echar una mano, bordando su nombre en la ropa, indicando un distintivo, como cicatriz, etc.
. Evitar que uno hable por el otro. Dedicar tiempo extra al gemelo menos elocuente. Procurar que trabajen en grupos distintos.
. No comparar sus trabajos y menos delante de ellos. Esto aumenta la rivalidad. Los idénticos pueden cometer los mismos errores sin que se hayan copiado (tienen capacidades intelectuales muy parecidas).

Artículo de Coks Feenstra, psicóloga infantil especialista en múltiples

Promover la individualización de los gemelos

Separación e individualización.

Facilitar la separación e individualización de los gemelos es importante. Mientras que un lactante sólo se une principalmente a su madre, un gemelo desarrolla también estrechos lazos con su hermano. Los problemas de la separación e individualización pueden complicarse si los gemelos han sido siempre tratados como una unidad por la familia y los amigos. La tabla resume las conductas de los padres que promoverán una individualización con éxito de los gemelos y la otra tabla muestra las preguntas para valorar el nivel de individualización de cada gemelo.

Conducta de los padres para promover la individualización de los gemelos

  • Elegir nombres diferentes
  • No vestirlos igual siempre
  • Emplear los nombres de cada uno cuando se refieran a los gemelos
  • Llevarse a los gemelos de excursión por separado
  • Pasar ratos agradables a solas con cada gemelo
  • Referirse al otro gemelo como "tu hermano/hermana", o por su nombre
  • Proporcionarles habitaciones separadas si lo permite el espacio de la vivienda
  • Alabarlos por separado
  • Castigarlos individualmente
  • No dejar que los gemelos se entretengan el uno con el otro durante largos períodos de tiempo
  • Animar para que dispongan de oportunidades frecuentes a fin de que mantengan contacto individual con otros adultos, hermanos y compañeros
  • Proporcionar juguetes de acuerdo con las preferencias individuales, necesidades y beneficios
  • Esperar que la conducta de los gemelos sea distinta la mayor parte del tiempo y aprobar las diferencias
  • Esperar que los gemelos piensen de modo diferente y robar estas discrepancias
  • Animar a los parientes y amigos a tratar a los gemelos Lo dos individuos distintos (p. ej., individualizar los regalos o las actividades sociales)
Valoración del nivel de individualización de los gemelos.

Gemelos pequeños

  • ¿Llora cuando el otro gemelo llora?
  • ¿Quién es su principal fuente de consuelo? (deben ser los padres)
  • ¿Cree que la imagen en el espejo es su hermano gemelo (después de los 15- 18 meses)?
  • ¿Se entrega a juegos de imitación excesivos con su hermano?
  • ¿Responde sólo a su nombre (y no al de su hermano gemelo) cuando le llaman?
  • ¿Se altera cuando castigan al otro hermano?
  • ¿Existe un «lenguaje de gemelos»? ¿Hablan los dos a un nivel comparable con su nivel de desarrollo?
  • ¿Es el nivel de desarrollo apropiado para cada gemelo?
  • ¿Se altera excesivamente cuando le separan del otro gemelo?
Gemelos en edad escolar
  • ¿Tiene miedo de que los separen (p. ej. otra casa)?
  • ¿Les gusta vestirse de modo diferente?
  • ¿Están excesivamente celosos de los amigos del otro gemelo?
  • ¿Muestran una competencia excesiva o una falta total de competencia entre sí?
  • ¿Mantienen relaciones sociales y con compañeros adecuados para su edad?
  • ¿Tienen cada uno de los gemelos curiosidades, aficiones y objetivos individuales?

21 de mayo de 2010

Carros gemelares - Koelstra

La marca holandesa Koelstra dispone de un cochecito y una silla de paseo gemelar.

El cochecito gemelar, Flexxo Twin, que cierra en forma de libro, admite el uso de capazos. La altura del manillar es regulable, lo que puede ser útil si diferentes personas con gran diferencia de altura “conducen” el cochecito.

Dimensiones abierto (largo x ancho x alto): 94 x 76 x 90-110 cm. El alto depende de la altura a la que se ponga el manillar.

Dimensiones cerrado (largo x ancho x alto): 88 x 76 x 35 cm

Peso: 17.5 kg

Koelstra Flexxo Twin criandomultiples.blogspot.com carros gemelares

La silla de paseo, Simba Twin, es una buena opción cuando los peques ya se sientan bien. Los respaldos son regulables de forma independiente para poderse echar una buena siesta. La silla tiene cierre de paraguas y sólo una posición para el manillar.

Dimensiones abierto (largo x ancho x alto): 77 x 74 x 109 cm

Dimensiones cerrado (largo x ancho x alto): 106 x 45 x 22 cm

Peso: 13 kg


Para ambos productos Koelstra tiene también disponibles cubrepiés, sombrilla y bolsa para llevar los pañales. Cómo no, siendo un producto holandés, país conocido por su húmedo clima, también tiene disponible una capota de lluvia. 

Más información y puntos de venta: http://www.koelstra.com/es

Esta entrada ha sido publicada gracias al trabajo de Miriam.

20 de mayo de 2010

Expectativas reales a los cuatro años

Del fantástico blog http://theparentingpassageway.com traduzco algo sobre la entrada respecto a las expectativas reales con los niños de cuatro años que espero sea de utilidad. Para mí, desde que los ha cumplido me ha servido para conocer otro D. diferente al anterior:

Los cuatro es una edad estupenda para:
  • Sentarse en el regazo y achucharse.
  • Contar historias, rimas, poemas e historias sin sentido.
  • Explorar juntos la naturaleza.
  • Desarrollar habilidades motoras gruesas como saltar, trepar, montar en bici, patinar..
  • Desarrollar la motricidad fina: abotonar, atar cordones, hacer pulseras con cuentas, llevar y servir agua, dibujar, colorear, pintar, modelar figuras
  • Para jugar con muñecas, disfrazarse y construir
  • Para desarrollar la creatividad y la música
  • Rodar por las colinas, jugar con arena, cocinar, jugar en la lluvia
  • Para vigilarles de cerca: algunos no tienen idea de las consecuencias de sus acciones y hay que estar allí para explicárselo antes de que ocurra.
  • Para pasar un rato tranquilo con ellos cada día: tanta actividad frenética necesita descanso
Los cuatro no son una buena edad para:
  • Excursiones: les encantan las cosas nuevas pero a los 10 minutos ya se han cansado de la novedad.
  • Esperar que hagan cosas solos sin ayuda, a veces estar con ellos mientras lo hacen es suficiente.
  • Dejarles solos con niños más pequeños sin supervisión
  • Juegos competitivos
  • Esperar que comprenda que tiene que esperar mientras estamos ocupados al teléfono
  • Jugar bien con sus amigos. La amistad es importante para ellos, pero necesitan un poco de ayuda para resolver sus pequeños conflictos.
  • Estar sentados durante toda una comida sin cansarse de esperar
Formas de conectar con ellos:
  • Escuchándoles
  • Amándoles
  • Haciendo el tonto juntos, jugar y divertirse.
  • Si es muy activo, entreténlo en vez de esperar a que se calme un poco.
  • Abandonando los discursos y las culpabilidades
  • Haciéndole saber que le quieres y valoras por ser como es. Activo o no, tímido o no.. intenta ser tierno y cariñoso siempre con él.
  • Estableciendo sus límites de forma calmada, eso le hará sentir más seguro.
  • Evitando hacer valoraciones sobre lo que hace o cómo lo hace. Todo eso se superará con la edad.
  • Evitando tener que decir continuamente "no" a todo lo que hace
  • Enseñándole a hacer cosas nuevas, pasando tiempo juntos haciendo manualidades como una tarjeta de felicitación para la abuela
Extraído del blog de Lola-talparacual

Ayudas a la adquisición de libros de texto - Asturias

El Principado de Asturias convoca anualmente ayudas para la adquisición de libros de texto y material didáctico complementario para el alumnado que se encuentre durante el curso escolar 2009/2010 en Educación Primaria, Educación Secundaria Obligatoria y Enseñanza Básica Obligatoria, matriculado en centros sostenidos con fondos públicos del Principado de Asturias. 
La renta de la unidad familiar del ejercicio 2007 no superará los 60.000 €. En caso de alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo derivado de discapacidad o de alta capacidad intelectual, este tope se incrementará en 5.000 €. En caso de familias numerosas, se incrementará en 3.000 € si es de categoría general y en 5.000 € si es de categoría especial.
Esta ayuda se puede solicitar a través de internet desde la página web del Principado.

Cheque bebé - Asturias

El Principado de Asturias convoca anualmente ayudas por nacimiento o adopción de hijos. El importe del cheque bebé es de hasta 500 € siempre que la renta familiar no supere los 45.000€ anuales (en la pasada convocatoria éste fue el tope). La persona que lo solicite debe residir de forma legal, efectiva y continuada en territorio español durante al menos los dos años inmediatamente anteriores al nacimiento o la adopción y tener domicilio fiscal en el territorio del Principado de Asturias.
 
La convocatoria del año 2009 se puede consultar en la web del Principado.

Carros gemelares - Arrue

Arrue dispone de un cochecito gemelar original, en el que los bebés van tumbados juntos dentro del mismo capazo, como si fuera un capazo "de matrimonio". Es el cochecito Twin, para bebés hasta 10 kilos. Plegado mide 60 x 81 x 50

Silla Minus Twin:


19 de mayo de 2010

Tipos de embarazos múltiples

Definición: un embarazo múltiple es aquél en el que dos o más bebés se desarrollan simultáneamente en el útero. La especie humana es unípara por excelencia, por eso todo embarazo múltiple debe ser considerado como patológico.
Frecuencia: la incidencia normal es de 1 a 2 por cada 100 nacimientos. Sin embargo, con los tratamientos de infertilidad que involucran medicamentos para estimular los ovarios y la fertilización in Vitro, la frecuencia aumenta.

Por ello se entiende la importancia de la nutrición adecuada, evitar drogas, alcohol y tabaco y el considerar la contaminación ambiental como una fuente importante de toxinas, pesticidas, radiaciones y hormonas, entre otros, capaces de afectar negativamente al bebé.

El número creciente de gestaciones múltiples trae preocupación debido a que las mujeres que esperan más de un bebé tienen un margen de riesgo mayor de sufrir complicaciones durante el embarazo: parto prematuro (antes de completarse las 37 semanas de embarazo), hipertensión inducida por el embarazo, preeclampsia (toxemia), diabetes y hemorragia vaginal y/o uterina.

TIPOS DE EMBARAZOS MÚLTIPLES

Hay dos tipos:
 * Bivitelinos: bicigotos (provienen de la fecundación de dos óvulos distintos)
 * Univitelinos: monocigotos (tienen su origen en un sólo óvulo). 

Bivitelinos: (gemelos desiguales o fraternos: mellizos) Se originan de la salida de dos óvulos en el mismo ciclo menstrual, frecuentemente es porque dos folículos produjeron 2 óvulos, ocasionalmente se da que 1 folículo produzca los dos. Los óvulos pueden ser fecundados en un mismo coito o en dos coitos diferentes. 

Características de los mellizos bivitelinos: 
  • Comparten el 50% de su información genética 
  • Pueden ser de sexo diferente 
  • Pueden presentar enfermedades genéticas diferentes 
  • Cada uno tiene sus membranas propias: 2 cavidades amnióticas, tabique con 2 corion y 2 amnio 
  • La circulación de cada uno es diferente.

Etiología: Existe predisposición hereditaria. Estas madres tienen de 2 a 4 veces más posibilidades de repetir este fenómeno. Es frecuente en la raza negra y muy raro en la amarilla.

Univitelinos: (gemelos idénticos o monocigotos) Se origina de la separación de un solo óvulo fertilizado en dos masas de material embrionario. La separación incompleta da origen a los siameses.

Características de los gemelos univitelinos:
  • Son del mismo sexo
  • Tienen similitudes entre sí física y psíquicamente Sin embargo, estos niños tienen personalidades diferentes y son individuos diferentes.
  • Serología idéntica
  • Pueden tener 1 ó 2 placentas, 1 ò 2 bolsas amnióticas (según la edad embrionaria en la que se produzca la separación.

Etiología: Los gemelos UNIVITELINOS aparecen en todas las razas y son independientes de la herencia. La formación de la placenta en los monocigóticos dependerá del momento en que ocurre la división después de la fertilización.

Tiempo y tipo de placentación

Placentas, bolsas y frecuencia
División a las a las 48 hs.
Placentación bicorial-biamniótica
2 placentas y 2 bolsas
Frecuencia 30%.
División a los 3-8 días
Placentación monocorial-biamniótica
1 placenta y 2 bolsas
Frecuencia del 68%
División a los 9-12 días
Placentación monocorial-monoamniótica
1 placenta y 1 bolsa
Frecuencia 1%
División después de los 13 díasSiameses 1 placenta y una bolsa
1/600 embarazos

12 de mayo de 2010

Consejos sobre las comidas

FUENTE: MI NIÑO NO ME COME, DE CARLOS GONZÁLEZ

LAS CAUSAS

Cómo empieza todo
¿Para qué sirve comer?

Dios, solía decir mi madre, podría habernos hecho de forma que no necesitásemos comer. Enfrentado cada día con el eterno dilema del ama de casa, tengo que darle toda la razón.

Es una lata, es verdad. Pero estamos hechos así: necesitamos comer. ¿Se ha preguntado alguna vez para qué?

Sin entrar en complejidades filosóficas, podríamos decir que la comida tiene tres funciones principales: comemos para mantenernos con vida, para crecer (o engordar) y para movernos.

  • Para mantenernos con vida. Nuestro cuerpo necesita una gran cantidad de comida, simplemente para seguir funcionando. Aunque estuviésemos las veinticuatro horas del día durmiendo, aunque nuestro periodo de crecimiento haya terminado, seguiríamos necesitando comida.
  • Para crecer o engordar. Nuestros músculos y huesos, nuestra sangre y nuestra grasa, incluso nuestro pelo y nuestras uñas, se fabrican a partir de lo que comemos.
  • Para movernos, trabajar, jugar... Se necesita energía para moverse. Todo el mundo sabe que los deportistas o los mineros necesitan más comida que los oficinistas, y que el ejercicio abre el apetito.

Cuánto necesita comer un niño

¿Para qué comen los niños?


-Para mantenerse con vida. La cantidad de comida que necesita un animal, aparte de su trabajo y su crecimiento, depende básicamente de su tamaño. Un elefante come más que una vaca, y una vaca más que una oveja. Si se compra usted un perro, tenga cuidado al elegir la raza: un pastor alemán come mucho más que un caniche.

Si los niños no estuvieran creciendo, necesitarían mucha menos comida que un adulto, porque son mucho más pequeños.

-Para moverse. Los niños pequeños se mueven mucho, y es frecuente oír frases como «no sé de dónde saca tanta energía, con lo poco que come» o «con razón no engorda, si es que lo quema todo».

Pero, al analizarlo fríamente, vemos que muchos niños tampoco se mueven tanto. Los recién nacidos se mueven poco, y los de un año caminan poco rato y lentamente. Van a todas partes en brazos o en el cochecito. No realizan verdaderos trabajos, ni levantan peso (ni siquiera su propio peso; un adulto gasta mucha más energía que un niño para recorrer la misma distancia, porque no es lo mismo transportar 10 kg que 60). «Sólo de verlos, te cansas», es cierto; pero difícilmente un niño pequeño va a consumir más energía en sus juegos que un ama de casa yendo a la compra.

-Para crecer. Cuanto más rápidamente crece un niño, más comida necesitará. Pero los niños no crecen siempre a la misma velocidad.
¿Cuál es la época en que más rápidamente crece una persona? Antes de nacer. En sólo nueve meses, una sola célula que pesa mucho menos de un gramo se convierte en un hermoso bebé de 3 kg. Afortunadamente, durante esta época no hay que darle de comer, sino que todo le llega de forma automática, a través de la placenta, .

Después del nacimiento, muchos dirían que la época de crecimiento más rápido es la adolescencia, el famoso . Pero no es así. Durante el estirón de la adolescencia, el crecimiento suele ser de menos de 10 cm y menos de 10 kg al año. Durante el primer año, un recién nacido crece 20 cm y engorda 6 o 7 kg (es decir, triplica, o casi, su peso. No volverá a triplicarlo hasta los diez años). Dejando aparte la vida intrauterina, nunca vuelve una persona a crecer tan rápido como durante el primer año. (Todas estas cifras son términos medios redondeados; cada niño es distinto, que nadie se espante si su hijo se aparta de ellas en unos cuantos kilos o en unos cuantos centímetros.)

Se calcula que en los primeros cuatro meses los bebés dedican a crecer el 27 por ciento de lo que comen.2 Entre los seis y los doce meses, sólo gastan en crecer el 5 por ciento de la ingesta; y en el segundo año apenas el 3 por ciento. Este rápido crecimiento es la causa de que los bebés coman tanto. Por su pequeño tamaño, y el poco ejercicio que hacen, les bastaría con mucha menos comida, si no estuviesen creciendo.

¿Que los bebés comen mucho? Si no se lo cree, podemos hacer un pequeño juego. Supongamos que un niño no está creciendo, y que sólo necesita una cantidad de comida proporcional a su tamaño. Es decir, que un niño de 30 kg ha de comer el doble que uno de 15 kg, pero la mitad que un adulto de 60 kg (desde luego, la proporción no es exacta; que no se me enfaden los nutricionistas. En realidad, los animales pequeños comen, proporcionalmente, más que los grandes. Sólo intento que nos hagamos una idea gráfica de la relación entre tamaño y apetito).

Según esta proporción, si un bebé de 5 kg toma unos tres cuartos de litro de leche al día, una mujer de 50 o 60 kg tendría que tomar diez o doce veces más, es decir, de siete y medio a nueve litros de leche. ¿Podría usted tragarse todo eso? Seguro que no. Para su tamaño, su hijo come mucho más que usted. Muchísimo más. Y esta diferencia se debe, en buena medida, a que su hijo está creciendo, y usted no.


Comer para vivir o vivir para comer


Uno de los mayores mitos en torno a la nutrición es el de que . Es decir, mucha gente cree que el crecimiento es consecuencia de la alimentación. No es así. Sólo en casos de auténtica desnutrición llega el crecimiento a verse afectado. Si compra usted un caniche, podrá mantenerlo por poco dinero, mientras que si compra un pastor alemán se arruinará comprando comida para perros. ¿Cree usted que si le diera mucha comida a su caniche, éste se convertiría en un pastor alemán?

En realidad, no crecemos porque hemos comido, sino que comemos porque estamos creciendo. El tamaño y la corpulencia de un pastor alemán y de un caniche están firmemente anclados en sus genes; cada animal se ve obligado a comer la cantidad de alimento (ni más, ni menos) necesaria para alcanzar su tamaño normal. Lo mismo ocurre con los seres humanos: el que va a ser un adulto alto y corpulento comerá siempre más que el que va a ser bajo y delgado.

El niño de uno a seis años, que crece lentamente, come proporcionalmente menos que el de seis meses o el de doce años, que está en un periodo de rápido crecimiento. Por más comida que le dé, es imposible, absolutamente imposible, hacer que un niño de dos años crezca tan rápido como uno de seis meses o uno de quince años. En el sentido opuesto, es posible, haciendo pasar hambre a un niño, conseguir que crezca un poco menos, pero el efecto será pequeño a menos que el niño sufra una verdadera desnutrición. Sabemos, por ejemplo, que la talla de los reclutas ha ido aumentando en las últimas décadas, lo que en parte se debe a cambios en la nutrición; pero la diferencia entre los que se criaron en tiempos de guerra y hambre y los que disfrutaron de todas las ventajas en los años setenta es apenas de unos centímetros.

La talla final que alcanza un individuo adulto depende básicamente de sus genes, y sólo un poco de su alimentación. Los padres altos tienden a tener hijos altos. Pero la velocidad de crecimiento en un periodo determinado depende, básicamente, de la edad, y sólo un poco de los genes. Una niña de trece años, por baja que sea su familia, crecerá más deprisa que una de tres años. Y tendrá más hambre.


Por qué no quieren verdura

nueve años, no ha comido verdura cocida en su vida (salvo que considere como tal la salsa de tomate, claro). Sí que come algo de ensalada. Antes de casarse, cuando por su trabajo pasaba largas temporadas en pensiones, contaba siempre a la cocinera que tenía una úlcera de estómago y el médico le había prohibido la verdura. Por más que la dieta resulta inverosímil, parece que, en general, consiguió que preparasen una tortilla a la francesa especial para el «enfermo». A consecuencia de esta particular aversión, en mi casa nunca se comía verdura, porque mi madre ni la compraba. Al documentarme para escribir este libro, y siendo mi padre la persona que más profundamente aborrece la verdura de cuantas conozco, le pregunté los motivos. Su respuesta fue la siguiente: «Porque me quisieron obligar. Mi madre ponía verdura, y cuanto más decía yo que no quería, más me obligaba, hasta que me iba a la cama castigado sin cenar». Añade que ni siquiera en la guerra consiguieron hacerle comer la verdura del rancho, y que una vez pasó tres días sin comer porque sólo había verdura. 
A comienzos de este siglo (véase el apéndice «Un poco de historia»), la verdura y la fruta se introducían muy tarde en la dieta de los niños, a los dos o tres años, y con grandes precauciones. Los niños estaban la mar de bien sin ellas, pues tomaban el pecho, que lleva todas las vitaminas necesarias. Cuando se extendió la lactancia artificial, y los bebés empezaron a ir cortos de vitaminas (pues los fabricantes tardaron décadas en ir añadiendo a la leche del biberón las vitaminas necesarias), hubo que adelantar las frutas y verduras. Pero había un problema: su baja concentración calórica. 
Los niños pequeños tienen el estómago más pequeño todavía. Necesitan comidas concentradas, con muchas calorías en poco volumen. Ésa es una de las causas de la desnutrición infantil. En muchos países, los niños están desnutridos, pero los adultos no. Sería un error creer que los adultos se lo comen todo y no les dejan nada a los niños; los padres (y sobre todo las madres, que hasta en eso se nota la diferencia), aquí y en las Kimbambas, cuidan muy bien a sus hijos. Las madres renuncian con gusto a su propia comida para alimentar a sus hijos; el problema es que muchas veces la única comida disponible consiste en verduras y tubérculos con mucha fibra y pocas calorías. Los adultos pueden comer todo lo que necesiten, porque su estómago es lo suficientemente grande. Y, comiendo suficiente cantidad, cualquier alimento engorda. Los niños pequeños, por más que lo intenten, no pueden comer la cantidad de verdura necesaria, porque no les cabe en el estómago.
La leche materna tiene 70 kcal (kilocalorías, aunque mucha gente les llama simplemente «calorías») por 100 g; el arroz hervido 126 kcal, los garbanzos cocidos 150 kcal, el pollo 186 kcal, el plátano 91 kcal… pero la manzana tiene 52 kcal por 100 g, la naranja 45, la zanahoria cocida 27, la col cocida 15, las espinacas cocidas 20, las judías verdes 15, la lechuga cruda 17 kcal/100 g. Y eso contando con que estén bien escurridas; la sopa o el triturado con el agua de cocción lleva todavía menos «sustancia». 
Hace pocos años, un investigador tuvo la curiosidad de analizar las papillas de verduras con carne preparadas por varias madres madrileñas para sus hijos; la concentración calórica media era de 50 kcal por 100 g. La media, porque algunas apenas tenían 30 kcal por 100 g. Y eso con carne, imagínese laverdura sola. ¿Todavía le extraña que su hijo prefiera el pecho a la papilla? ¿Todavía se lo cree, cuando le dicen que «este niño tiene que comer más papillas, con el pecho sólo no va a engordar»?
Si se les deja tranquilos, los niños pequeños no suelen tener una repugnancia absoluta por las verduras. No es un problema de sabor. Es más, normalmente aceptan bien una pequeña cantidad de verduras, que son ricas en varios minerales y vitaminas de importancia. Pero su dosis normal suele ser de apenas unas cucharadas. A algunos, como las verduras son muy «sanas», pretenden darles un plato entero. Y, ofensa sobre ofensa, darles ese plato de verduras en vez del pecho o del biberón, que tenían el triple de calorías o más. «Me quieren matar de hambre», piensa el niño, que no sale de su asombro; y, naturalmente, se niega a aceptar semejante aguachirle. Comienza la pelea, y el niño puede coger tal manía a la fruta y a la verdura que luego, cuando crezca y le quepan en el estómago, tampoco las querrá.

Muchos dejan de comer al año

Como hemos visto, los bebés comen, en relación con su tamaño, mucho más que los adultos. Eso significa que, en el proceso de hacerse adultos, tarde o temprano tendrán que empezar a comer menos. Más temprano que tarde, para sorpresa y terror de muchas madres. Los niños suelen «dejar de comer», aproximadamente, al cumplir el año. Algunos ya dejan de comer desde los nueve meses; otros «aguantan» hasta el año y medio o los dos años. Unos pocos nunca dejan de comer, mientras que otros «nunca han comido, desde que nacieron». 
El motivo de este cambio alrededor del año es la disminución de la velocidad de crecimiento, que ya hemos comentado. En el primer año, los bebés engordan y crecen más rápidamente que en ninguna otra época de su vida extrauterina. Durante el segundo año, en cambio, el crecimiento es mucho más lento: unos 9 cm, y un par de kilos. Así tenemos que, de los tres principales capítulos del gasto energético, la energía necesaria para moverse aumenta, porque el niño se mueve más; y la necesaria para mantenerse con vida también aumenta, porque el niño es más grande. Pero la energía necesaria para crecer disminuye de forma espectacular, y el resultado es que el niño necesita comer lo mismo o menos. Según los cálculos de los expertos, los niños de año y medio comen un poquito más que los de nueve meses; pero eso no es más que la media, y muchos niños de año y medio comen, en realidad, menos que a los nueve meses. Los padres, no informados de este hecho, se hacen un razonamiento aparentemente lógico: «Si con un año come tanto, con dos comerá el doble». Resultado: una madre intentando dar el doble de comida a un niño que necesita la mitad o menos. El conflicto es inevitable y violento.
¿Hasta cuándo siguen los niños sin comer? La situación suele ser transitoria. Aconsejadas por abuelas, vecinas y pediatras, las madres suelen confiar en que su hijo «hará el cambio». En efecto, muchos niños, hacia los cinco o siete años, al aumentar su tamaño corporal, empiezan a comer algo más que antes. Pero no siempre es este pequeño aumento suficiente para colmar las aspiraciones de sus familias. Por una parte, la cantidad de alimento que cada persona necesita es muy variable, y algunos niños comen mucho más o mucho menos que sus compañeros de la misma edad y tamaño. Por otra parte, las expectativas de los padres pueden ser también muy distintas; algunas madres se conformarían con que su hijo se acabase el plato de macarrones, otras esperan que después de los macarrones se coma también un bistec con patatas, un plátano y un yogur. Por uno u otro motivo, muchos niños siguen «sin comer» hasta el inicio de la adolescencia. Entonces, cuando el lento crecimiento de los años precedentes se convierte en «el estirón», los muchachos sienten un insaciable apetito, y para asombro y alegría de sus madres,a rrasan la nevera y meten todo lo que encuentran dentro de un bocata. 

Una madre, Cristina, recuerda claramente el momento en que su hijo, a los quince meses, dejó de comer:

Mi hijo de dieciséis meses siempre ha comido bien: purés de verdura con pollo, pescado o huevo, fruta, arroz, espaguetis... lo que nunca ha aceptado bien es la papilla de cereales. También se empeña en comer solo y le dejamos (aunque con ello come menos). El problema es que desde hace un mes y de pronto ¡no quiere comer! No es que rechace algún alimento y pueda darle otro; lo que ocurre es que come dos o tres cucharadas y ya no quiere más. Hemos intentado todo: he probado con legumbres, comida no tan pasada, entretenerle con cosas (incluso los abuelos le sacan a la terraza a darle de comer).
Vale la pena fijarse en otro comentario que nos hace Cristina, como de pasada: su hijo en comer solo, pero así come menos. Alrededor del año, los niños suelen atravesar una fase en que quieren comer solos y disfrutan haciéndolo. Claro, comen menos, tardan más y se ensucian. Si la madre está dispuesta a admitir estos pequeños inconvenientes, probablemente su hijo seguirá comiendo solo el resto de su vida. Si por rapidez y comodidad (y sobre todo para que coma más) la madre opta por darle ella de comer, es probable que al cabo de un par de años lamente su decisión. Pues los niños de dos o tres años ya no suelen mostrar el mismo espontáneo deseo de comer solos que tienen los de un año.

Otros no han comido en su vida

Algunos casos de «inapetencia» comienzan bastante antes, en los primeros meses o semanas. Todos los seres humanos son distintos, y algunos niños necesitan mucho menos alimento que otros. Otras veces, el niño está comiendo lo mismo que los otros, pero su madre no lo sabe. Veamos una historia típica:

Los problemas empezaron en la clínica, cada vez que intentaba ponerlo al pecho se ponía a llorar, después de insistir mucho se cogía un momento y soltaba, y así cada dos o tres horas. En casa la cosa fue peor, el niño estaba todo el día llorando, yo todo el día insistiendo en meterle el pecho en la boca, pero el niño parecía como si no supiera mamar, mi hijo mayor también lloraba porque apenas tenía tiempo para él. Al final a los veinte días no podía más y empecé a darle biberones. Al principio parecía que la cosa mejoraba, pero en estos momentos darle de comer es algo desesperante, para que tome 100 o 120 ml me tiro una hora o más en cada toma, y hay algunas tomas en las que no llega a 70 ml, la única que toma bien es la de después del baño, que con paciencia se toma 180, en total al día toma entre 600 y 700 ml. En relación al peso, gana poquito, muchas semanas menos de 100 g. Ahora, a los tres meses, pesa 5,800 kg.

El hijo de Ángela tiene un peso completamente normal; la media a los tres meses es de 5,980 kg. Lo que come (700 ml de leche son 490 kcal) también es normal, aunque probablemente es menos de lo que le han mandado. Muchos libros recomiendan a esta edad 105 a 110 kcal por kg (unos 900 ml de leche al día para nuestro protagonista); pero los nuevos datos4 indican que las necesidades medias son de 88,3 kcal/kg, y la menos dos desviación estándar es de 59,7 kcal/kg, lo que para este niño serían 732 y 495 ml de leche. Recapitulando para los que se han perdido con tanta cifra, la mitad de los niños de tres meses que toman biberón necesitan menos de 730, y algunos sólo toman 500 ml al día, pero muchos libros todavía recomiendan 900, si es que no han redondeado y dicen directamente . Estas cifras son necesidades netas, en realidad, los niños suelen tomar un poco más, porque luego tienen que regurgitar una parte de lo que han comido. De los 380 varones sanos de tres meses que estudió Fomon,2 el 5 por ciento comían menos de 660 ml (esto sí que son ingestas reales).


Los que van «justos de peso»


En otros casos, el problema no se inicia por las mamadas «demasiado cortas», sino por el peso «demasiado bajo». En el mundo hay gente de todas las tallas, y cualquier mañana, mientras vamos a comprar el pan, nos cruzaremos con personas que pesan 50 kg y con otras que pesan 100. ¿De verdad cree que esas personas pesaban lo mismo cuando tenían tres meses? ¿Por qué nos cuesta tanto aceptar las diferencias en el peso de los hijos?
Tengo una niña de tres meses, le doy pecho. Hasta ahora aumentaba bien de peso, 200 o 250 g por semana. Hace dos semanas la llevé a la pediatra y cuando la pesó sólo había aumentado 80 g. Pesaba 5,820 kg, nació con casi 3,200. La pediatra me recomienda una , cuando le doy el biberón lo rechaza. Le compro otras marcas de leche, sigue rechazándola. También le compro otras tetinas, pues ella no quiere un chupete, sigue sin querer, se pone a llorar y pasa hasta cuatro o cinco horas sin tomar ni el pecho; he intentado ponerle a la leche un poco de papilla y darle con cuchara, pero tampoco la quiere. Sólo quiere el pecho. Pero no puede seguir así, temo que la salud de mi hija peligre pues no aumenta casi, y la pediatra me dice que está por debajo de la raya.

¿Por debajo de qué raya? Según las tablas norteamericanas, el peso de esta niña está por encima de la media. Ha aumentado 2,620 kg en tres meses, más de 850 g al mes. La única raya que se ha sobrepasado aquí es la de la paciencia de la madre. ¿Cuántas horas de angustia, cuántas excursiones a la farmacia para comprar nuevos biberones y nuevas leches, sólo porque alguien se equivocó de raya? ¿Cuántos biberones tiene que rechazar un niño para demostrar que no los quiere?

Este caso ilustra dos problemas fundamentales: por un lado, la interpretación en general de las gráficas de peso; por otro, el ritmo de crecimiento de los niños de pecho.


Qué es y para qué sirve una gráfica de peso


Esto es una gráfica de peso. Totalmente inventado; ¡no busque en él a sus hijos! Simplemente, lo hemos puesto para explicar lo que significan las líneas. Existen muchos gráficos de peso distintos: los americanos (que la OMS recomienda para su uso en todo el mundo) y los de otros países que han querido tener gráficas propias para no ser menos: franceses, ingleses, españoles... Por cierto, no coinciden, y si nos lee algún pediatra o enfermera podrá pasar entretenidas tardes de domingo comparando unos con otros.
Los números que hay a la derecha se llaman . El percentil 75 significa que de 100 niños sanos 75 están por debajo de esa raya y 25 por encima. En algunas gráficas, las rayas de los extremos no son el 97 y el 3, sino el 95 y el 5.


Otras gráficas no usan los percentiles, sino la media y las desviaciones típicas. Dichas tablas tienen, de abajo arriba, cinco líneas que corresponden a -2, -1, media, +1 y +2 desviaciones típicas (o «estándar»). Los pediatras hablamos de estas rayas con gran confianza, como si fueran de la familia, y decimos cosas tales como«la talla está en la menos uno, pero el peso está en la menos dos». A título orientativo, por debajo de la «menos uno» vienen a estar el 16 por ciento de los niños sanos; y por debajo de la «menos dos» algo más del 2 por ciento.

Hemos puesto en nuestra gráfica los pesos de tres niñas imaginarias de la misma edad. Adela tiene un peso totalmente normal, pero apenas habrá un 6 por ciento de niñas de su edad que pesen más. Ester, aunque pesa kilo y medio menos, también tiene un peso totalmente normal, pero el 85 por ciento de las niñas de su edad pesan más que ella. Bajo ningún concepto se puede decir que Ester vaya «mal», «escasa» o «justa» de peso.. Es un error muy frecuente pretender que los niños vayan por encima de la media; la mitad de los niños, por definición, están por debajo del percentil 50.

¿Y Laura? Está por debajo de la última raya, y muchas veces esto se interpreta como que «va mal de peso». Pero ojo, la última raya es el percentil 3; el 3 por ciento de los niños sanos están por debajo. Esa raya no es una frontera que separa a los sanos de los enfermos, sino un aviso que le dice al pediatra «cuidado, mírese a Laura bien mirada porque probablemente no le pasa nada, pero también podría ser que estuviera enferma». ¿Cómo distinguirá el pediatra a ese 3 por ciento de niños sanos que están por debajo de la raya de los que están faltos de peso por alguna enfermedad? Pues para eso ha estudiado.

Hemos insistido varias veces en que el 25 por ciento de los niños sanos están por debajo del percentil 25. Porque las gráficas se hacen pesando a varios cientos o miles de niños sanos. Naturalmente, si un niño nace prematuro, o tiene el síndrome de Down, o una enfermedad grave del corazón, o le ingresan durante semanas por unas diarreas tremendas, su peso ya no se usa para calcular la media de las gráficas de peso normal. Y, por el mismo motivo, si su hijo ha tenido alguno de esos problemas u otros similares, su peso, probablemente, no seguirá las curvas normales. El que un niño con una enfermedad crónica (o que ha pasado recientemente una enfermedad aguda importante) esté «bajo de peso») no es consecuencia de no comer, sino de su enfermedad. Forzarle a comer no ayudaría a curar su enfermedad; sólo a hacerle sufrir y vomitar.