24 de septiembre de 2013

Enemigos domésticos de la mujer embarazada


El cuentacuentos de Stephen King. Reúne a todos los niños de los alrededores, hoy toca cuentos de nacimientos. ¿Quieres saber de una episiotomía horrible? ¿No? Pues te aguantas, estás embarazada y eso significa que es obligatorio que te tengas que tragar todos los detalles del desagradable parto de la mujer que te precede en la cola del súper. Después de todo, es importante saber cómo tu vecina perdió su tapón mucoso en una barbacoa.

El picajoso de los nombres. Sin duda tú y tu pareja le habéis dado mil vueltas al nombre que le pondréis a vuestro hijo y es importante que este amigo sopese vuestra decisión y os ofrezca un par de nombres que se le ocurrieron camino del trabajo. Además, odia el nombre que habías pensado, porque les recuerda a una chica en la escuela secundaria que tenía una marca de nacimiento divertida en su barbilla. Simplemente asiente y dile que tendrás en cuenta el nombre de KanDi con un corazón sobre la "i" y deja las cosas así.

El examinador de tamaño. Esta es la persona que te preguntará si esperas dos o si estás segura de que no sales de cuentas mañana en lugar de dentro de tres meses. Esta es la misma persona que señalará lo pequeña que es tu barriga, si así lo considera necesario. "¿Dónde lo escondes?" "Parece que te has tragado una aceituna". Es difícil decir si se supone que es gracioso o si es un cumplido, pero por lo general te hace sentir como si tuvieras que estallar o como si algo le pasara a tu ahora diminuto feto.

El aguafiestas. Esta persona te dirá, en cualquier momento que parezca que estáis un poco demasiado contentos de tener un bebé, "Ya verás cuando tengas el niño. ¡Se te acabó el dormir, comer, reír, respirar, follar o ir a bucear a Lanzarote! ". Es evidente que no se dan cuenta de lo difícil que es tener un bebé, así que asumen que les toca a ellos asegurarse de que no te emocionas demasiado. Los bebés son horribles. ¡Estúpidos bebés!.

El médico. Es realmente increíble que hayas llegado tan lejos teniendo en cuenta lo imprudente que estás siendo con tu dieta y rutina diaria. Normalmente no les importaría, por supuesto, pero ya que hay un bebé de por medio, es mejor llegar y darte un manotazo en la mano con la que sostienes tu taza de café, o mejor aún, te mira desaprobadoramente y mueve la cabeza. Eso te enseñará. Después de todo, no quieren que sus impuestos tengan que pagar la operación para cortarle la cola a tu hijo.

El metepatas accidental. Qué gran momento cuando alguien te pregunta si tu embarazo fue un accidente. A esta gente le parece importante hacerte saber que no aprueba tu calendario reproductivo y que deberías consultarle la próxima vez. Es evidente que eres demasiado joven, vieja, fértil, gorda, divertida o alta para tener un bebé en este momento de tu vida y, francamente, está sorprendido por tu absoluta falta de juicio. Estas son las mismas personas que te dicen: "¿No te das cuenta?" mirándose los dedos de los pies y a los que no les gusta la pizza. No son más que inútiles.

El obseso sexual. Seguramente, si ya tienes una niña, querrñas un niño y viceversa. Si  no tienes hijos supondrán que tú quieres niña y tu pareja quiere un niño porque así es como funciona. Estas son también las personas que se quedarán ojipláticas si les dices que no quieres saber el sexo del bebé"¿No quieres saber?", "¡Yo me volvería loco!" Tal vez sea ya así y ya lo estás.

El inquisidor del huevo. Esta es la persona que te pregunta si has concebido naturalmente. Es elegante, ya que, si has necesitado tratamientos de fertilidad tendrás que contarle a esta persona una parte privada de tu vida y si no los has necesitado, entonces también tendrás que contarle a a esta persona una parte de tu vida privada. Es una situación deliciosamente absurda y no hay manera discreta de responder, así que siéntete libre de tirarte un pedo y largarte.

La muñeca hinchable sorprendida. Estas son las personas que te ven aproximadamente a las 37 semanas, y te dicen cosas como "¿Todavía estás embarazada?" o "¿No has tenido ese bebé todavía?" o el súper útil "Supongo que simplemente no quiere salir", lo que es genial porque parecen indicarte que estás claramente posponiendo el parto.

El gorila tocador de barrigas. Tú SABÍAS que iba a venir. A todas nos encanta la gente que te toca la barriga y sube la mano hasta llegar al estómago. Es especialmente agradable cuando lo hace ese novio de tu cuñada que huele a queso hace y hace "mmmmmm" al mismo tiempo. Mi regla personal de oro con éste tipo de gente: si no te incomodaba que te tocara el muslo cuando no estabas embarazada, entonces probablemente esté bien que te toque la barriga... con permiso... Ya sabes, como cuando tu novia te da un golpecito en la pierna en el cine y dice, "¡Oh, Dios mío, me olvidé de decirte que me acosté con David Beckham!" Creo que ella sí sabría cómo tocar una barriga. 

Aunque la mayoría de vosotros estará totalmente de acuerdo con esta lista siempre hay algunas personas que piensan que no pueden más que ganar en lo que se refiere a una mujer embarazada. Yo diría que las embarazadas ya tienen que lidiar con cosas como el ardor de estómago, las náuseas, las hemorroides y aprender lo que es el perineo y ninguno de nosotras debería tener que saber acerca de las infecciones, por lo que no. No, no se puede ganar. Lo siento. No me gusta ser quien te lo diga, pero lo mejor es sepas [inserta aquí lo del toque del muslo.]

En cuanto a lo que todos deberíamos decir a una mujer embarazada, me encanta este comentario que fue dejado en el blog:
"Pude ver a este tipo mirarme en el ascensor a pesar de mis esfuerzos por centrarme en los números de los pisos. Justo antes de salir del ascensor. Se paró, me miró y dijo: "Seguro que va a ser un bebé precioso."

Me gusta pensar que se parecía a David Beckham.

Publicado en Rants from mommy land

1 comentario:

  1. A mí me revientan particularmente los agoreros del "oh, ya verás, tu vida se va a acabar en cuanto nazca el bebé". Curiosamente, toda esa gente que se lamenta tanto de todas las cosas que no puede hacer con los bebés (viajar, hacer deporte, ir al teatro), tampoco lo hacía de todas formas antes de tenerlos. Y, también curiosamente, los que sí las hacían regularmente, se lo montan para seguir haciéndolas con los niños, aunque sea adaptando las cosas en la medida de lo posible.

    Yo me puse como propósito en la vida nunca decirle a nadie esa frase de "disfruta ahora, que luego no podrás". Si quieres, puedes, todo es proponérselo.

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