17 de septiembre de 2011

Pasos para manejar tu ira


La vida familiar es complicada e impredecible. Incluso si eres experto en la crianza de los hijos, e incluso si estás comprometido con tu familia, no puedes eliminar las situaciones desagradables y las emociones intensas que se producen en todas las familias. Sin embargo, una vez que sabes cuándo llega el enfado, y aprendes a controlar tus reacciones con un plan de manejo de la ira, las emociones desagradables pueden ser controladas antes de que exploten en nocivas reacciones airadas.

¿Qué lo inicia?
La mayoría de los padres se enfadan por cuestiones que son insignificantes en el gran esquema de la vida, y sin embargo ocurren de forma tan habitual que resultan desproporcionadas. Algunas de las cosas de la crianza que disparan con mayor frecuencia la ira son los lloriqueos, las rabietas, las peleas entre hermanos, las incoherencias del estado de ánimo y la no cooperación. Determina qué comportamientos nos molestan más y  ponte a hacer un plan para corregir cada problema antes de que empieces a enfadarte.

Date cuenta de cuáles son tus momentos cumbre
Además de los factores desencadenantes, hay "momentos cumbre" en el día en los que la ira aflora con mayor facilidad. Suelen ser momentos en que los miembros de la familia están cansados, con hambre o estresados. Estas emociones nos hacen más vulnerables a la cólera. Puede ocurrir por la mañana temprano, antes de la siesta, antes de las comidas, o antes de acostarse. También puede encontrar situaciones en las que aumentan los malos comportamientos, y lo mismo ocurre con la ira: compras, citas para jugar o visitas de familiares, por ejemplo.

Establecer un plan
Hacer las cosas de la manera en que siempre las haces y esperar resultados diferentes sólo te deja frustrado y enfadado. En su lugar, identifica lo que dispara tu enfado y tus momentos cumbre y toma medidas para cambiar las cosas a mejor. Determina si hay cosas que puedes hacer de manera diferente para evitar algunos de los temas que despiertan tu ira. Por ejemplo, si el momento cumbre de la mañana trae el estrés, puedes preparar las cosas la noche anterior: qué ropa ponerse, la merienda del cole, los zapatos. A continuación, crea un "cartel de la mañana" que describa la rutina de la mañana paso a paso. Si crees que los ánimos son más bajos en el rato de antes de la cena, dales aperitivos saludables, consigue que los niños te ayuden en la preparación de la cena, haz algún trabajo manual con ellos, o dales de cenar más pronto.

Adoptar un plan en seis pasos para gestionar tu enfado
No importa cuánto te esfuerces, habrá momentos en que tu ira comenzará a ganarte la partida. Aquí hay un plan de seis pasos para controlar la ira que se puede utilizar en casi cualquier situación estresante:
Paso 1 - Detenerse.
No importa el problema, los resultados serán mejores si tú te calmas en primer lugar. Sintoniza cuerpo y mente cuando sientas que aumenta tu tensión (cuando aprietas la mandíbula o se te endurecen los músculos) y que empiezas a perder el control, alarga las manos y di: "STOP". A continuación, deja de hablar y deja de moverte.

Paso 2 - Espacio.
Cuando estás enfadado, lo último que necesitas es estar cara a cara con el niño que te está trastornando. Así que date un poco de espacio para respirar. Pon al bebé en la cuna, a tu hijo en la sala de juegos, o sepárate del niño que grita. O vete al baño en un "tiempo fuera" tuyo propio.

Paso 3 - Calma.
Una vez que detengas el flujo de la ira, y te hayas alejado de tu hijo, toma tiempo para calmarte. Respira hondo, cierra los ojos y estira los músculos tensos. Y continúa contando hasta diez ... o incluso cien.

Paso 4 - Especifica.
Ahora es el momento de descubrir el verdadero problema que provocó tu enojo y definir el problema exacto. Podría ser: "Él me ignora cuando le digo que haga algo." O "Ella está de mal humor, pero no irá a la cama." O "estoy haciendo lo mejor y sigue para ponerme a prueba."

Paso 5 - Resolver.
Ahora... es el momento de hacer un plan para resolver el problema. En este punto, tu ira va disminuyendo, y has identificado claramente lo que salió mal. Es el momento de decidir la mejor manera de resolver el dilema. Considera tus opciones, buscar el tema en un libro, o habla de ello con otro adulto. Puedes incluso apuntar posibles soluciones. Es mejor tener dos o tres ideas, ya que las soluciones son raramente simples o rápidas.

Paso 6 - Continúa
Una vez que hayas tomado estas medidas estarás listo para regresar a tu hijo y hacer frente a la situación. Estás calmado, controlado y tienes  un plan. Ahora lo único que queda es seguir adelante. Se paciente contigo mismo. Se necesita tiempo para dominar estos pasos, pero una vez que lo hagas tendrás un plan para mantener una mejor relación y más tranquila con tu hijo y seréis una familia más feliz.

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