Uno de los mitos que más daño han producido en el aprendizaje de los niños y en su relación con el conocimiento y el aprendizaje es aquel que sostiene que "la letra con sangre entra". Un mito sin fundamento ya que, por el contrario, se ha demostrado que el cortisol que se secreta en estados de ansiedad disminuye la capacidad de aprender, y ciertamente cuando se castiga a un niño mientras estudia, ello le produce altos niveles de ansiedad.
Aunque suene un poco complicado, es imprescindible contar con esta evidencia científica, ya que ayudará a padres y a profesores a utilizar estrategias positivas para enseñar, y a desechar el uso de estrategias negativas. Con demasiada frecuencia nos ha tocado observar en la práctica clínica niños maltratados por sus familias o por el contexto escolar, porque les es difícil aprender. En nombre del "rigor" no sólo se les ha dañado sicológicamente haciéndolos sentirse incapaces, sino que se han dañado en su capacidad de aprender, desde su circuito neurológico.
Una mente alerta y un espíritu alegre llevan a fijar los aprendizajes y contribuye a que la información que está en la memoria operativa pase a constituir un aprendizaje, ya que ello depende del hipocampo.
Cuando existe un poco de cortisol, que eleva la ansiedad, se puede rendir eventualmente un poco mejor. Pero cuando hay un exceso de él, se bloquea o incluso se destruyen neuronas. Para apoyar esta afirmación citaré a David Goleman en su último libro "La inteligencia social".
"El hipocampo es particularmente vulnerable al continuo estrés emocional por los dañinos efectos del cortisol. Bajo estrés prolongado el cortisol ataca las neuronas del hipocampo, reduciendo el ritmo con que se agregan las neuronas e incluso reduciendo el número total, con un impacto desastroso en el aprendizaje". Este mismo autor cita un estudio realizado en el año 1960 por Alpert, quien demostró que la ansiedad disminuye la habilidad para rendir en un examen.
Los estados de ansiedad y depresión, tanto en niños como en adultos, requieren ser tratados. Niños aterrorizados por sus padres que los castigan por su bajo rendimiento se encuentran en riesgo de disminuir significativamente su capacidad de aprendizaje, deteriorando su relación con el aprender, además de los vínculos con sus padres y profesores.
Un padre me decía "yo no quiero que a mi hijo le pase lo mismo que a mí, que aún tengo pesadillas del profesor de matemáticas del colegio, por lo que me humillaba".
Recuerde conservar el control cuando a su hijo le cuesta algo; equivocarse es parte del proceso de aprendizaje. La eficiencia para aprender también depende del interés por aprender, que hace aumentar la capacidad de concentración, pero todo ello supone que el niño confíe en su capacidad. Recuerde que la verdad es que "la letra con amor entra", y que aquello de que "la letra con sangre entra" no es más que la creación de una mente sádica; todas las evidencias van por la vía contraria.
Por Neva Milicic
Por Neva Milicic
Muy buen post. Permisoooo, lo comparto en mi facebook.
ResponderEliminarQue bueno!!!! yo muchas veces o intuyo pero claro la parte cientifica del cortisol...no la tengo clara...saludos, lucrecia
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