Mi hija acaba de cumplir dos años. La lactancia materna está muy establecida y no tenemos planes para dejarla todavía. Sin embargo, cuando tu hijo cumple los dos años, esperas que sea más independientes y pida menos pecho. Al menos esa era mi expectativa.
En enero fuimos a visitar a mi hermana. Creeme, ¡mi hija pedía más teta que su prima de tres meses! Comencé a sentirme abrumada, pero pensaba que esto era porque estábamos lejos de casa y echaba de menos a papá.
Pero de vuelta a casa, para mi sorpresa nada cambió.
Empecé a cuestionarme si esto era normal o no. ¿Era normal dar tanto el pecho a esta edad o estaba tratando de llamar mi atención? ¿Pedía teta sólo porque estaba aburrida o no era yo capaz de satisfacer algunas de sus necesidades y ella recurría a la lactancia materna? Por primera vez en mi "carrera" de lactancia materna, me sentía abrumada y cansada del tema.
Gracias a internet, me conecté a mi comunidad cibernética.
He aprendido que ,mientras que algunos niños de dos años están felices de amamantar sólo unas pocas veces al día, algunos aumentan ligeramente el tiempo que pasan al pecho (especialmente alrededor de 2,5 años de edad, ya que pasan por una etapa de desarrollo y necesitan el omega 3 de la leche materna). Cuando hablé de esto con nuestro monitor de la Liga de la Leche local, amablemente trajo el libro "Amamantando a tu niño" a nuestra siguiente reunión. Este libro es estupendo ya que tiene una sección sobre qué esperar más allá de infancia. Kellymom también tiene un buen artículo sobre el tratamiento de estos días "velcro"
Recientemente he leído el libro de Veronika Robinson, "The Drinks are On Me" (Es la editora de la revista The Mother). Lo que ella escribió realmente me habló.
La lactancia en la niñez puede hacer de los terribles dos, los terroríficos dos. La lactancia materna permite a los niños tener consuelo en un momento de sus vidas en que están descubriendo que son en realidad seres separados de sus madres. Ellos vienen y van, de nosotras, la matriz, atrás y adelante, atrás y adelante. Nosotras les proveemos de tantas cosas cuando les damos el pecho. La seguridad en los amorosos brazos de una madre, bebiendo amor líquido, es algo que vive dentro de cada célula de cada niño, y lo llevarán con ellos por el resto de su vida.
Aprendí que mi hija estaba pasando por una etapa, que yo no estaba haciendo nada malo y "esto también pasará" y esto me produjo tal alivio que empecé a disfrutar de la lactancia de nuevo. Ella volvió a la normalidad en pocas semanas. Esto me hizo comprender que, aunque ella ya no parezca un bebé, sigue siendo mi bebé que puede necesitar mamar con bastante frecuencia. Saber qué esperar me hizo ver la diferencia.
Artículo aparecido en Atachment Parenting
Traducido por Marisol
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