Hace unas semanas, compartimos con vosotros el relato del parto de Montse. Hoy nos gustaría traeros la historia de su multi-lactancia con unas fotos preciosas :) Gracias Montse :)
"Mi segunda lactancia está siendo aún más fácil de lo que fue la primera. Y eso que en esta segunda hay dos gemelos mamando ...
Nil...
Nil, mi hijo mayor, tenía el frenillo de la lengua un poco corto. Lo comentó el pediatra de pasada en una de las primeras visitas, sin darle importancia, "cuando crezca ya no se notará", dijo. De vez en cuando me molestaba, y de vez en cuando me dolía, sobre todo cuando teníamos una crisis de crecimiento y hacíamos intensivo de teta-todo-el-día. Pero vaya, soportable: nunca me llegó a hacer sangre, más bien era una sensación como de irritarme la piel de los pezones.
Aparte de eso, todo fue bien: ni mastitis, ni grietas, ni un entorno poco propicio,... Mi marido siempre me ha dado todo su apoyo. Y nuestro pediatra era pro-lactancia (aunque quizás no estaba muy "al día"). Yo no tenía experiencia, pero entre el libro "Un regalo para toda la vida" de Carlos González, y el contacto frecuente (directo o
virtual) con madres recientes que también amamantaban, conté con la información y el apoyo que necesitaba.
... Y la parejita!
Un día dijimos aquello tan tópico: "¡vamos a buscar la parejita!" Dicho y hecho: la ginecóloga nos confirmó que venía una parejita ... una parejita entera: un niño y una niña! Enseguida tuve claro que los gemelos también tenían derecho a mamar. Y como la información es básica, me empecé a documentar mientras estaba embarazada. Encontré la web www.multilacta.org, y el foro http://www.criandomultiples.info/forum, y me acabé de convencer ... Por supuesto que lo haría: ¡daría el pecho a mis pequeños!
Nil mamó hasta los 19 meses. Si sólo hubiera venido un bebé, me hubiera gustado continuar con Nil y amamantar en tándem ... Pero con gemelos, no lo veía claro: si divides el total de pechos disponibles entre el total de niños y te salen decimales... ¡es que la cosa se complica! Así que, muy a mi pesar, empecé a destetar a Nil. Con muuucha calma, pero con tiempo suficiente para que cuando llegaran los hermanitos él tuviera ya el recuerdo un poco lejano. Así que, más o menos entre el tercer y cuarto mes de embarazo, Nil fue dejando el pecho.
Cuando salía el tema de amamantar a gemelos, la gente me preguntaba que cómo lo haría. La pregunta típica (y supuestamente graciosa y ocurrente) era "¿qué, un niño en cada pecho?". Pues sí, por ejemplo. O primero uno, y después el otro. ¡Ya lo veremos!
Por desgracia, no siempre es tan fácil de realizar como de imaginar. En gemelos se juntan muchas cosas: el miedo a no tener suficiente leche (sobre todo en madres primerizas); un mayor riesgo de cesárea, de parto prematuro, de bebés con bajo peso, y otras maravillas que pueden dificultar un buen inicio; "boicot "inconsciente por parte de la gente que te rodea (normalmente provocado por la ignorancia y por la afición a hablar de lo que no se tiene ni idea)...
Pero en mi caso fue fácil. Un parto rápido, y además parto vaginal, a las 37 semanas justas, suficiente por mis pequeños; de nuevo un entorno favorable, y sobre todo la experiencia de los 19 meses amamantando a Nil que me blindaba contra toda duda propia y contra todo comentario ajeno (y no pedido, por cierto) del tipo "uyyy, ¿ya podrás con dos?" Yo estaba convencida de que sí, que podría.
Anna y Lluc nacieron un poco pequeños, con 2600 gramos cada uno. Enseguida se engancharon al pecho. Pero se cansaban enseguida, y luego dormían y dormían y dormían, yo los tenía que ir despertando para mamar, y los veía tan poquita cosa... En la clínica les iban controlando la glucosa, y accedí a que les dieran un poco de LA: si estaban bien, me los ponía al pecho un rato, y luego les dábamos un dedito de leche artificial; si estaban bajos de glucosa, lo hacíamos al revés, primero la leche artificial y luego teta. (Después, en el foro de mamás múltiples, me hablaron del método Kassing: si lo hubiera conocido antes lo habría usado con los biberones en la clínica! Por suerte, no interfirieron en los inicios de la lactancia.)
Al cabo de dos días, ya en casa, me subió la leche y desde entonces ya hicimos sólo teta. Las primeras semanas los tenía que despertar de vez en cuando para mamar. Eran un par de pequeños dormilones, y tenía que animarlos practicando la compresión mamaria... pero poco a poco se fueron poniendo las pilas. Cuando hacían eso que hacen los bebés recién nacidos de "chup-chup-chup, déjame descansar, chup-chup-chup, déjame descansar" era eterno: teta, teta y teta, toooodo el día tenía (como mínimo) un niño a la teta!
Pero de nuevo, tuve (estoy teniendo) mucha suerte: ni grietas, ni mastitis, ni frenillos cortos, el entorno que seguía favorable, y la experiencia que cogí con Nil...
A ver, ¡organización!
Mientras ambos hacían LME, asignaba cada día un pecho a cada niño, y al día siguiente cambiaba. Anna era más impaciente, a menudo se cogía mal y al final del día el pecho que le tocaba me dolía un poco. Lluc, en cambio, era más dulce, Lluc me permitía "descansar" el pezón que su hermanita había magullado, para volverlo a dejar en perfectas condiciones. A la hora de ir a dormir (¡viva el colecho!) me los ponía uno a cada lado, según tocara. Y hala, ¡a mamar, y a dormir!
Ahora que ya no maman tanto, la asignación de pechos va más en función de quién ha mamado más durante el día, o la noche, o quién se duerme mamando a cada lado...
Cuando eran más pequeños mamaban ahora uno, ahora otro. Tenían ritmos muy diferentes, tanto de hambre como de sueño, y no solían coincidir al pecho. Pero cuando crecieron empezaron a querer hacer teta a la vez ("¡eh!, que el otro está mamando!, ¡yo también quieeerooo!"). Las primeras veces que lo hicieron era por la mañana, aún en la cama. Se me cogía un niño a cada pecho, con las cabecitas apoyados en mis brazos; alargaban las manitas y se las cogían por sobre mi barriga... La imagen de sus manitas jugando, a contraluz, de madrugada, la recordaré toda la vida. Creo que han sido unos de los momentos en que me he sentido más privilegiada y más afortunada.
Ah, Anna hizo LME hasta los 10 meses y medio: ¡no quería saber nada de la cuchara!
Anna y Lluc tienen 17 meses, y siguen mamando. Sinceramente, los veo tan felices cuando maman, que espero que dure muuuucho tiempo..."
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