21 de enero de 2011

Dunstan Baby Language (1)

Érase una vez una Mami que quería entender a su bebé ¿Acaso no es lo que queremos todas? Pero esta mami tenía un don, tenía un oído excepcional. Había sido una violinista precoz en su infancia y, ya en su edad adulta, se dedicaba profesionalmente a la música. Esta mami se llamaba Priscilla Dunstan.

Así que cuando desplegó todas sus antenas maternales para contestar a la eterna pregunta ¿Por qué lloras tú, mi Bebé?, jugaba con ventaja. Pronto empezó a encontrar patrones, no era lo mismo un llanto de hambre que otro de sueño, y no tenía  nada que ver con uno de incomodidad.

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En realidad su idea no es nada nuevo. Toda la vida he oído decir a mi madre que hay que saber escuchar a los bebés, que un oído atento acaba entendiendo su "lenguaje". Es la típica habilidad de padres experimentados de la que carecemos nosotros, pobres primerizos... al menos al principio.

La gran novedad es que Mami  Dunstan no se limitó a escuchar a su propio bebé. Viendo que los sonidos que identificaba en su Bebé se relacionaban con reflejos más o menos instintivos, sospechó que debía haber puntos en común con los sonidos que emitían otros bebés en las mismas circunstancias. E inició, en colaboración con el Prof. B. Lester de la Universidad Brown (Providence, USA), una investigación metódica en la que incluyó observaciones de más de 1000 bebés de distintas nacionalidades. Y nació el Dunstan Baby Language.

Obviamente, no nos referimos a un lenguaje como una especie de código secreto que los bebés traigan aprendido al nacer. En realidad es más una interpretación de los ruiditos que hace el Bebé justo antes  de romper abiertamente a llorar y que pueden estar relacionados con necesidades fisiológicas.

Por ejemplo, cuando un bebé tiene hambre, lleva su lengua hacia el paladar, reproduciendo el movimiento de succión del pecho. Si en ese momento inicia un gritito de protesta (cosa probable si tiene hambre) emitirá un sonido nasal, algo así como un NNEEE. Y ese sonido, que es independiente de cualquier aprendizaje, se puede reconocer en bebés de todas las culturas desde el día que nacen.

Para mí, pobre atribulada madre primeriza de múltiples, el poder distinguir el hambre de cualquier otra cosa, ya era una ENORME ayuda. Pero Priscilla Dustan no se detuvo aquí, en total clasificó 5 sonidos que se corresponden con otras tantas necesidades básicas.

En los próximos días explicaremos cada uno de ellos.

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