Tras muchos meses de espera, ya podéis abrazaros, ya sois una familia. Los primeros meses son de aprendizaje y conocimiento mutuo.
- A veces, jugar es simplemente hacerles cosquillas, canturrear, pasear explicándole lo que vemos. Ante los bebés, somos los adultos los que iniciamos el juego.
- Tengamos una actitud lúdica ante la vida: compartir juegos, caminar deteniéndonos a observar pequeñas cosas, o incluso un programa adecuado de televisión, es un regalo para todos.
- Conservemos una actitud moderada: regalar mucho no es regalar mejor. Y no olvidemos que sin carencia no hay deseo; cuánto más tienen los niños, menor es el margen de sorpresa e ilusión por recibir y compartir.
- Siempre hay que tener en cuenta su edad: a los más pequeños les atraen los colores contrastados (rojo-blanco-negro) y las caras simples; los bebés que empiezan a ser hábiles con las manos disfrutan con los juguetes que se pueden sujetar bien y emiten sonidos al moverlos… En general, les gustan los que suponen un desafío moderado: si son demasiado complejos, acabarán en un rincón.
- Hay juguetes fantásticos, pero para un niño cualquier objeto puede convertirse en un centro de interés lúdico: montar una hilera de piedras, coleccionar hojas… Son pequeños coleccionistas de tesoros.
- Elegir bien no es una tarea que pueda improvisarse. Un juguete puede ser muy bueno y no ser disfrutado por tu hijo. Antes de comprar hay que tener en cuenta sus gustos particulares y también sus aficiones.
- Montar un escenario ya es en sí mismo un juego. Si tras mucho esfuerzo ha conseguido montar una torre de bloques o un castillo deja que siga montado hasta el día siguiente. Valoras su esfuerzo y reconoces la importancia que sus “obras” tienen para él.
- Procura que tenga una selección completa de juegos y juguetes: para pensar, para moverse, para crear, para imaginar… Cuanta más variedad, mayor capacidad de disfrute.
- Los niños cuidan los juguetes si se les enseña a quererlos. Jugad a ordenarlos y repara los que se han roto en lugar de tirarlos sin más.
- Aunque también es cuestión de caracteres, los niños tardan en saber jugar solos o en compañía de otros niños. Aceptar las reglas, compartir y guardar el turno no es tarea fácil. Saber perder tampoco.
Foto de http://www.storkie.com/
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