¿Qué son los espasmos del sollozo?
Los niños, por lo general, lloran con facilidad y suelen acompañar el llanto con sollozos, o sea, movimientos del cuerpo y respiraciones ruidosas. Pues bien, en algunos niños, al llorar o sollozar, a veces también ante un susto o una sorpresa, se produce un cese momentáneo de la respiración que puede provocar un cambio en la coloración de la piel (pálida o azulada), pérdida de conciencia e, incluso, movimientos convulsivos (sacudidas de brazos y piernas). Se suele decir que el niño se ha privado.
A pesar de lo aparatoso del cuadro, la respiración se reanuda de manera espontánea al cabo de unos segundos (habitualmente menos de 1 minuto) sin necesidad de llevar a cabo ningún tipo de maniobra y el niño se recupera completamente en unos instantes. Los padres tardan algo más).
Le ocurre a un 5 % de todos los niños sanos y suele aparecer por primera vez entre los 6 y 18 meses y desaparecer antes de los 7 años de edad
1- Espasmo del sollozo de tipo cianótico:
Se inicia en el curso de un llanto vigoroso por dolor, enojo, frustración o capricho. Después de uno o varios movimientos respiratorios durante el llanto, este se interrumpe, el niño entra en apnea ocurriendo una expiración forzada.
Pasados unos segundos, se pone cianótico y puede llegar a perder el conocimiento. El mecanismo es el siguiente: el llanto violento conduce a isquemia cerebral con hipocapnia, anoxia cerebral y espasmo respiratorio, con el consecuente incremento de la presión intratorácica, apnea e hipoxemia.
Se puede asociar a hipertonía con opistótonos o menos frecuentemente a hipotonía ay movimientos que parecen convulsiones. Hay bradicardia. Esta secuencia puede darse en forma completa o incompleta. La recuperación es inmediata al cabo de 1 a 2 minutos.
2- Espasmo de sollozo de tipo pálido:
Es mucho menos común que el tipo cianótico, pero se acompaña de manifestaciones clínicas más severas. Posterior a un trauma leve del cráneo, una situación de sorpresa o temor, el niño casi no presenta llanto, exhala y deja de respirar y pierde el conocimiento. El niño puede desmayarse en el momento en que empieza a llorar y puede presentar una postura rígida y arqueada. La falta de respiración es muy breve y va seguida de respiración y de comportamiento normales. Concomitantemente presenta palidez de tegumentos, hipotonía generalizada y breves sacudidas clínicas de extremidades antes de recuperar el estado de la conciencia.
¿Qué hay que hacer ante un espasmo del sollozo?
Lo más importante es mantener la calma. Algo fácil de decir pero difícil de llevar a cabo. Conviene recordar que tienen una naturaleza benigna y que se resuelven sin complicaciones en unos segundos, por lo que no habrá que llevar a cabo ninguna maniobra de resucitación o de otro tipo que podría conllevar, por sí misma, un riesgo mayor de lesiones. Es recomendable situar al niño en la postura de decúbito supino (tumbado boca arriba) para favorecer el flujo cerebral y prevenir accidentes. Debe mantenerse la calma en todo momento, evitando golpear, gritar o zarandear al niño.
Todas las personas que se ocupan del cuidado del niño deben estar advertidas de que el niño puede tener espasmos del sollozo y deben procurar comportarse con la misma calma que los padres.
Durante la crisis, hay que conservar la calma para no aumentar la angustia del niño. Ante todo, evitar golpearle, echarle agua o gritar.
Los niños, por lo general, lloran con facilidad y suelen acompañar el llanto con sollozos, o sea, movimientos del cuerpo y respiraciones ruidosas. Pues bien, en algunos niños, al llorar o sollozar, a veces también ante un susto o una sorpresa, se produce un cese momentáneo de la respiración que puede provocar un cambio en la coloración de la piel (pálida o azulada), pérdida de conciencia e, incluso, movimientos convulsivos (sacudidas de brazos y piernas). Se suele decir que el niño se ha privado.
A pesar de lo aparatoso del cuadro, la respiración se reanuda de manera espontánea al cabo de unos segundos (habitualmente menos de 1 minuto) sin necesidad de llevar a cabo ningún tipo de maniobra y el niño se recupera completamente en unos instantes. Los padres tardan algo más).
Le ocurre a un 5 % de todos los niños sanos y suele aparecer por primera vez entre los 6 y 18 meses y desaparecer antes de los 7 años de edad
1- Espasmo del sollozo de tipo cianótico:
Se inicia en el curso de un llanto vigoroso por dolor, enojo, frustración o capricho. Después de uno o varios movimientos respiratorios durante el llanto, este se interrumpe, el niño entra en apnea ocurriendo una expiración forzada.
Pasados unos segundos, se pone cianótico y puede llegar a perder el conocimiento. El mecanismo es el siguiente: el llanto violento conduce a isquemia cerebral con hipocapnia, anoxia cerebral y espasmo respiratorio, con el consecuente incremento de la presión intratorácica, apnea e hipoxemia.
Se puede asociar a hipertonía con opistótonos o menos frecuentemente a hipotonía ay movimientos que parecen convulsiones. Hay bradicardia. Esta secuencia puede darse en forma completa o incompleta. La recuperación es inmediata al cabo de 1 a 2 minutos.
2- Espasmo de sollozo de tipo pálido:
Es mucho menos común que el tipo cianótico, pero se acompaña de manifestaciones clínicas más severas. Posterior a un trauma leve del cráneo, una situación de sorpresa o temor, el niño casi no presenta llanto, exhala y deja de respirar y pierde el conocimiento. El niño puede desmayarse en el momento en que empieza a llorar y puede presentar una postura rígida y arqueada. La falta de respiración es muy breve y va seguida de respiración y de comportamiento normales. Concomitantemente presenta palidez de tegumentos, hipotonía generalizada y breves sacudidas clínicas de extremidades antes de recuperar el estado de la conciencia.
¿Qué hay que hacer ante un espasmo del sollozo?
Lo más importante es mantener la calma. Algo fácil de decir pero difícil de llevar a cabo. Conviene recordar que tienen una naturaleza benigna y que se resuelven sin complicaciones en unos segundos, por lo que no habrá que llevar a cabo ninguna maniobra de resucitación o de otro tipo que podría conllevar, por sí misma, un riesgo mayor de lesiones. Es recomendable situar al niño en la postura de decúbito supino (tumbado boca arriba) para favorecer el flujo cerebral y prevenir accidentes. Debe mantenerse la calma en todo momento, evitando golpear, gritar o zarandear al niño.
Todas las personas que se ocupan del cuidado del niño deben estar advertidas de que el niño puede tener espasmos del sollozo y deben procurar comportarse con la misma calma que los padres.
Durante la crisis, hay que conservar la calma para no aumentar la angustia del niño. Ante todo, evitar golpearle, echarle agua o gritar.
- Hay que abrazarle para transmitirle seguridad a través del contacto físico, hablarle suavemente con palabras cariñosas, infundirle confianza, llevarle a un lugar tranquilo.Qué debe evitar
- En caso de pérdida de conciencia, mantenerle en un lugar bien ventilado y asegurarnos de que sus vías aéreas (boca, nariz, garganta) están libres.
- 1. Maniobras de reanimación. Su hijo no se encuentra en una emergencia médica, las medidas de reanimación, como la respiración de boca a boca y el masaje cardiaco, pueden tener riesgos en manos inexpertas.
- 2. Golpear a su hijo. Los golpes no detienen el espasmo y pueden darle la sensación de rechazo a su hijo.
- 3. No lo introduzca en agua. Tiene el riesgo de broncoaspiración y complicaciones pulmonares mayores que el mismo espasmo.
- 4. No introduzca objetos en su boca. Si lo intenta con un objeto rígido, le puede lesionar la boca y si lo hace con objeto suave (un pañuelo) le puede provocar sofocación.
- 5. Es muy importante no confundirlo con enfermedades convulsivas (epilépticas) y evitar en lo posible la administración de medicamentos antiepilépticos.
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