Es de esas cosas que crees que son un mito urbano, y cuando vas a dar a luz te encuentras con que no, no es así: existen de verdad. Son las bragas de papel.
Hay que ponérselas con cuidado porque se rompen con facilidad. Y no son nada sexys, of course. Pero es que el momento de usarlas no es para andar en plan sexy: te las pones justo después de parir, acompañadas de una megacompresa sin adhesivo que no entiendes cómo te cabe entre las piernas.
Y tú, que hasta el momento de parir has tratado de obviar las bragas de embarazada hasta el sobaquillo prácticamente, te encuentras con tus bragas de papel y tu megacompresa, más uno o dos churumbeles recién nacidos, y te preguntas cómo has llegado hasta aquí. Luego, las hormonas segregadas en el parto, sí, todas ésas que luego te hacen olvidar lo malo que hayas pasado, también te hacen olvidar que alguna vez llevaste bragas de papel.
Hay que ponérselas con cuidado porque se rompen con facilidad. Y no son nada sexys, of course. Pero es que el momento de usarlas no es para andar en plan sexy: te las pones justo después de parir, acompañadas de una megacompresa sin adhesivo que no entiendes cómo te cabe entre las piernas.
Y tú, que hasta el momento de parir has tratado de obviar las bragas de embarazada hasta el sobaquillo prácticamente, te encuentras con tus bragas de papel y tu megacompresa, más uno o dos churumbeles recién nacidos, y te preguntas cómo has llegado hasta aquí. Luego, las hormonas segregadas en el parto, sí, todas ésas que luego te hacen olvidar lo malo que hayas pasado, también te hacen olvidar que alguna vez llevaste bragas de papel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario