No se trata de forzar a nuestro hijo a hacer nada que no le apetezca. Basta con jugar con él y quererle mucho, mucho...
Si creemos que los bebés sólo son capaces de dormir, llorar y comer, nos equivocamos.
Expertos en desarrollo infantil han descubierto que son esponjas sedientas de aprender. Y que estimular su cerebro les ayuda a desarrollar sus capacidades. Pero no se necesitan letras ni números, músicas ni casetes en inglés. Es mucho más sencillo.
Las neuronas y sus conexiones son las responsables de nuestra inteligencia. Estas células nerviosas se hallan en el cerebro de cualquier bebé al nacer, pero no están conectadas entre sí.
Son los estímulos que el niño recibe del exterior los que permiten que las neuronas se conecten creando una extensa red que influye en el desarrollo de la memoria, la destreza manual, la capacidad de concentración, la sensibilidad audiovisual... y, en definitiva, en su mayor o menor inteligencia.
Oír a su madre cantar, percibir el olor de la leche, sentir el tacto de sus padres sobre su piel, todo ello despierta las neuronas del bebé y hace que se establezcan nuevas conexiones. Cuanto más diversos sean los estímulos que recibe, más complejas serán las estructuras que se formen.
Pero esas redes neuronales se multiplican a un ritmo muy acelerado sólo hasta los seis años. De ahí que sea tan importante estimular al niño desde su más temprana infancia.
Antes de nacer
1. Señales desde el exterior
Está demostrado que los bebés que reciben durante el embarazo estimulación auditiva y táctil nacen con más conexiones neuronales y, por tanto, tendrán más memoria y sensibilidad. Podemos hacer un cucurucho de papel, ponerlo en el vientre y hablar (papá y mamá) a través de él.
2. Bueno para mamá, bueno para él
Escuchar la música que nos guste mientras pensamos en él.
3. Contacto, con tacto
Ponemos las manos sobre el vientre y lo acariciamos mientras le contamos algo agradable al futuro bebé.
0-3 meses
4. Afecto a raudales
Masajearle, abrazarle, hacerle caricias, darle besitos...; es decir, conseguir que se sienta querido, de ese modo se fortalece su sentimiento de seguridad.
5. Contacto visual
Hay que mover un dedo o un juguete ante su ojos para que lo mire; así reforzamos su sentido de la vista. Pero paremos en cuanto veamos que pierde interés.
6. Miradas íntimas
Acariciémosle a menudo mientras intentamos establecer contacto visual con él. De esa forma estimulamos su capacidad para reconocer caras y, por supuesto, pronto conocerá a mamá y papá.
7. Melómano desde la cuna
Pongámosle una música suave cuando se vaya a dormir y al despertar. Si no se nos da muy mal, también podemos tararear alguna canción. En caso de que intente imitarnos con sus balbuceos, hay que parar y escucharle, luego continuaremos; de este modo se establece entre nosotros una conversación melódica.
8. Sacarle la lengua
Como a los niños les encanta imitar aquello que ven, conseguiremos que él también la saque. Es un paso previo para facilitar sus primeros balbuceos.
9. Lactancia materna
Sin lugar a dudas, es lo mejor. Diversos estudios han demostrado que los niños que toman leche materna tienen mayor índice de inteligencia. Mientras se alimenta, podemos cantarle, hablarle en voz baja o, simplemente, acariciar sus cabellos.
La mejor manera de estimularle es a través del juego: que disfrute y se divierta.
3-6 meses
10. Gimnasia para dos
Cuando le bañemos o le cambiemos los pañales, podemos hacer ejercicios de movilidad con sus piernas y brazos. Le encanta jugar con sus extremidades, y así aprende a moverse antes.
11. A mandíbula batiente
Hacerle muecas o cosquillas, acariciarle suavemente el cuerpo o la carita con un pañuelo de seda o una pluma..., se trata de provocar que se ría porque eso desarrolla su sentido del humor.
12. Sonidos invisibles
Dar palmadas, silbar, tocar una campanilla o hablarle desde distintos lugares donde él no pueda vernos estimula su sentido auditivo.
13. Que no falte el ritmo
Ponemos Uno de los factores que más influye en el desarrollo de la inteligencia infantil es el ritmo, así que debemos rodear a nuestro hijo de juguetes sonoros, cajas con melodías..., y también balancines, mecedoras...
14. ¿Quién es ese?
Le ponemos frente a un espejo. El pequeño no sabrá que es él a quien está viendo, pero le divertirá mucho descubrir a ese niño que se ríe a la vez que él.
15. Este soy yo
Si cada vez que nos dirigimos a él repetimos su nombre, en poco tiempo lo reconocerá y, de algún modo, responderá a nuestras llamadas.
16. ¿Se ha ido?
Le mostramos objetos de diferentes colores; pronto comprobaremos que ya ha empezado a distinguirlos. Luego jugamos con él a esconderlos y hacerlos reaparecer. Así el pequeño descubre algo importante: que no tener algo a la vista no significa que haya dejado de existir.
6-12 meses
17. Orquesta casera
Juguemos con él a hacer sonidos con objetos caseros. Una cucharilla golpea una fuente de cristal o una mesa de madera..., y dejemos que trate de imitarnos.
18. Paseando a gatas
Nos tumbamos en el suelo o nos ponemos a gatas y le llamamos para que trate de venir a nuestro lado, entonces nos alejamos y hacemos que vuelva a acercarse a nosotros.
19. En la granja
Buscamos animales domésticos en un cuento o entre sus juguetes, y reproducimos los sonidos que hace cada uno: perro, gallo, vaca, oveja... A esta edad ya ha visto algunos animales y le apasionan. Enseguida imitará los sonidos que hagamos. De esa forma se potencia su memoria, capacidad de atención y sensibilidad hacia el entorno.
20. ¿Cuál es la diferencia?
Hacemos dos dibujos simples y grandes, pero con una sencilla diferencia entre ambos. Por ejemplo, una casa con un perro y otra sin él. Luego se los mostramos y le preguntamos. Seguro que se dará cuenta de que en una falta el perro y lo buscará. Este juego potencia su capacidad de reconocer más tarde letras y números.
21. Descubrir palpando
Reunimos en una bandeja objetos diferentes al tacto: una pelota blanda, un cubito de hielo, un pañuelo de seda, una cuchara, una toalla... Vamos tocando con él cada cosa mientras repetimos las características del objeto: blando, duro, mojado, seco, frío, caliente, rugoso, etc.
22. ¿Dónde están los pies?
Aprovechemos los momentos en que le cambiamos de pañal para ir enumerando las partes del cuerpo. De ese modo aprende a reconocerse a sí mismo.
23. Veo, veo
Cuando le saquemos a pasear en su cochecito, vayamos contándole lo que vemos: un perro, un árbol, un coche... De esa manera se estimula su capacidad de atención, su vocabulario y su memoria.
24. Otra vez
Leemos para él, o le contamos, siempre el mismo cuento y con las mismas palabras. Los bebés de ocho meses pueden reconocer una secuencia de palabras en una historia tras haberla oído dos o tres veces seguidas. Es una práctica que les ayuda a entender antes el lenguaje.
25. De qué color
Utilizamos figuras geométricas de colores distintos para que aprenda los nombres de los colores. Ponemos varias en una bandeja y luego escondemos una, por ejemplo la roja, debajo de una caja. Dejemos que él vea que la escondemos y preguntemos: ¿Dónde está la roja?.
26. Unos minutos de relajación
Cada atardecer debemos utilizar al menos cinco minutos para enseñarle a relajarse: nos tumbamos con él en el suelo, con una luz muy tenue, sin música y sin hablar. Si se muestra inquieto, le acariciamos, pero seguimos en la misma posición hasta que se cumplan los cinco minutos.
27. Cada oveja con su pareja
Antes de los diez meses ya es capaz de agrupar sus juguetes en familias. Para comprobarlo, le ponemos un grupo de animales, otro de coches, otro de muñecos, luego cambiamos un juguete de sitio y esperamos a ver qué hace...
28. ¿Quién es quién?
Tomamos fotos (mejor primeros planos) de las personas más importantes en la vida del niño. Las ponemos en el suelo extendidas e intentamos que busque a sus familiares. Le preguntamos, por ejemplo: ¿Quién es el abuelo? , ¿Dónde está tu tío Andrés?, etc.
12-18 meses
29. En busca del tesoro
Como ya empieza a ponerse de pie, le encantará intentar alcanzar los objetos que hay en lugares altos. Para animarle se le pueden poner algunos de sus juguetes.
30. La ley de la gravedad
Cuando intente coger cosas que están demasiado altas para él, no debemos impedírselo, tan sólo vigilarle para evitar que se dé un trompazo, pero permitiéndole que experimente qué se siente subiéndose a los sitios y bajándose. Generalmente, los niños descubren diversas formas de alcanzar un objeto. Si creemos que peligra, podemos guiarle por el mejor camino.
31. Su primera canción
Ya conoce unas cincuenta palabras y es capaz de aprender una canción con un estribillo muy fácil; tenemos que animarle a que la coree cuando nosotros la cantamos. De ese modo, se potencia su habilidad para el lenguaje y también su memoria.
32. Cada día me visto
Mientras le vestimos vamos narrándole lo que estamos haciendo: Ahora te pongo la camiseta, Ahora los calcetines, etc. Así el niño aprende a anticipar las rutinas.
33. De compras
Al ir a comprar a grandes superficies, no perdamos la oportunidad de ponerle de pie en el carro. Las estanterías llenas de objetos y colores despiertan su atención y le divierten.
34. Un atleta en miniatura
Procuremos que empiece a hacer ejercicio físico: juguemos con él a la pelota o a un pilla-pilla.
35. Subir a la montaña
Una forma de hacerle moverse es poner muchos cojines grandes en el suelo, unos encima de otros, y animarle a que trepe por ellos.
36. Un zoo casero
Compramos una revista de naturaleza salvaje y recortamos junto a él los animales de la selva: tigres, elefantes, leones, gorilas, etc. Luego los pegamos en un pequeño cuaderno y le contamos alguna historia relacionada con cada uno.
37. Imagina que...
Utilizamos dos marionetas o dos juguetes cualesquiera para inventar una historia. Desde los dos años los niños disfrutan mucho cuando se valen de sus propios juguetes para desarrollar situaciones imaginarias.
18-36 meses
38.Mi álbum de fotos
Hacemos un álbum con las fotos de nuestro hijo desde su nacimiento, y nos sentamos con él a mirarlas de vez en cuando contándole la historia de su vida, qué hacía o qué sentíamos. También le encantará una sesión de vídeos de cuando él era más pequeño, y más si se le va narrando qué hacía en esos momentos, o qué le decían sus abuelos. De esta forma activamos su memoria y su capacidad para narrar historias.
39. Al escondite
Les encanta esconderse y que les busquen. Eso estimula su fantasía y capacidad de estrategia.
40. Un mundo de sabores
Combinamos en un plato varios alimentos de diferentes sabores y colores muy llamativos: una fresa, una rodaja de tomate, un trozo de manzana muy verde, una tira de pimiento, etc. Luego jugamos a ver si acierta si es salado o dulce. De vez en cuando, introducimos sabores nuevos en su comida y le pedimos que adivine qué ingrediente hay.
41. ¿Dónde va esta letra?
Ya puede empezar a usar rompecabezas, cartulinas con palabras y números para que se familiarice con ellos a través del juego. De ese modo le costará menos aprender a leer.
42. El uno con el uno
A partir de los dos años es capaz de jugar con un dominó infantil, así que no perdamos la oportunidad de echar la primera partida con él para facilitar su contacto con los números.
43. Su cuento favorito
Podemos contar el cuento que más le gusta a nuestro hijo cambiando un poco el guión y haciendo que el protagonista se llame como él. O utilizar los dibujos para tantear su sentido de la realidad y del absurdo. ¿Existen los perros verdes? , ¿Has visto alguna vez huevos azules?...
3-6 años
44.Creando formas
Tenemos que proporcionarle plastilina de colores y enseñarle a hacer algunas cosas sencillas: una casa, una flor, etc. Luego le dejamos solo para que desarrolle su creatividad.
45. ABC
Dediquemos cada fin de semana a que aprenda una letra del abecedario. Nos inventamos un juego en que cada letra sea la inicial de un objeto o persona muy queridos o familiares para él.
46. Hello, baby
Si vivimos en una comunidad monolingüe, es hora de iniciarle en la enseñanza de algún idioma. Los niños que aprenden desde pequeños otra lengua, aunque sólo sean unas palabras, memorizan con más facilidad de mayores el vocabulario de una lengua extranjera.
47. Diez escalones...
Contemos con él cada cosa. Por ejemplo, cada perro que encontremos hasta llegar a casa, o cada árbol, cada niño que pase en cochecito...
48. Jugamos a las cocinitas
Permitir a los niños que participen de alguna forma en las tareas caseras les inicia en la rutina doméstica y es muy importante para su desarrollo. Mientras cocinamos, podemos dejarle algo para que nos imite. También es positivo que reproduzcan con sus juguetes los hábitos cotidianos y que sus modelos sean tanto mamá como papá.
49.Su primera poesía
Le enseñamos un brevísimo poema. No se trata de pedirle que lo repita delante de las visitas, pero sí de que lo recuerde de vez en cuando
50.Aprender a reflexionar
Antes de irse a dormir conviene preguntarle qué le ha hecho más feliz durante el día, o si ha habido algo que le ha puesto triste o furioso. Es un hábito que le ayuda a examinar sus propias acciones, emociones y valores morales.
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