25 de septiembre de 2012

Sobre los capazos y su ¿seguridad?

Llevar a un bebé tumbado es, en términos de seguridad, la segunda peor opción después de llevarlo en brazos. Las probabilidades de que el niño sufra lesiones fatales (o de extrema gravedad) en esa posición, son muy elevadas.

Quienes en el siglo pasado diseñaron esta manera de transportar a un recién nacido nunca pretendieron minimizar lesiones en caso de impacto, sino proporcionar un medio de transporte para aquellos bebés que únicamente pueden viajar tumbados por motivos de salud (prematuridad o disfunción respiratoria).


Car-Bed fue el nombre con el que se denominó al primer sistema de transporte horizontal. Instalada sobre un solo asiento, se sujeta con un único cinturón de seguridad. La cabeza del niño se posiciona siempre hacia la zona más segura del coche (el centro). Su pequeño tamaño limita el uso a unas pocas semanas, y se utilizan única y exclusivamente bajo prescripción y supervisión médica.

A diferencia de aquel entonces, los dispositivos que hoy se instalan tumbados, ni se utilizan bajo prescripción y supervisión médica, ni se destinan a niños con necesidades especiales De hecho, se ha generalizado su uso a todos los bebés.¿Cómo? Apañando el capazo de un carrito de paseo, para convertirlo en un sistema supuestamente "cómodo y seguro" para viajar. Una mala solución que pone en peligro la vida de un bebé innecesariamente.

No nos engañemos: dos anclejes y un arnés -o un fajín- solo evitarán que el niño salga despedido, pero no evitarán ni minimizarán las posibles lesiones, y menos aún con las modificaciones que se le han introducido con respecto al Car-Bed original:

La instalación requiere el uso de dos cinturones de seguridad yn en consecuencia, necesita como mínimo dos asientos; esto impide que la cabeza del niño se posicione en el centro del coche. Al ser una cuna pequeña destinada a utilizarse durante 6 meses, su tamaño es mucho mayor, lo cual deja al recién nacido mucho más expuesto a posibles golpes contra las paredes del propio sistema. Pero no hay nada como ver las cosas para entenderlas:

¿Qué le sucede a un bebé cuando viaja tumbado? 


La cabeza: golpea bruscamente contra las paredes del capazo. 
El cuello: no puede soportar el movimiento brusco e incontrolado de la cabeza.
El tórax: sufre una presión excesiva a causa del arnés. 

¿Qué ocurre cuando ese mismo dispositivo se coloca semi-sentado y de espaldas a la marcha?


La cabeza: no golpea porque ya está apoyada sobre el respaldo. 
El cuello: no soporta esfuerzo.
El tórax: no sufre la presión del arnés porque el esfuerzo lo realiza la silla.

No se está cuestionando un tipo de producto concreto (modelo o marca), sino todo un sistema que no minimiza ni evita lesiones porque nunca se diseñó con esa finalidad.  Precisamente por ese motivo, las autoridades son claras al respecto: "Solo se aconseja el uso del capazo cuando sea necesario llevar al recién nacido acostado por razones médicas y así lo aconseje el pediatra."
(Dirección General de Tráfico)

Dicho esto, ¿cómo es posible que los informes de Clubes Automovilísticos Europeos le otorguen un veredicto de "Satisfactorio" a un sistema que jamás fue concebido para ofrecer ningún tipo de seguridad?. Esta es otra de esas muchas preguntas que esperamos obtengan respuesta algún día. Nosotros por el momento (y una vez más) solo podemos concluir que o no saben tanto como dicen, o no nos dicen todo lo que saben.

Fuente: http://retensioninfantil.blogspot.com

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