7 de abril de 2011

Cómo manejar una huelga de lactancia

Su bebé ha estado amamantando desde hace meses y de pronto, inesperadamente, empieza a rechazar el seno. ¿Qué significa esto? ¿Será que a su leche le pasa algo? ¿Estará enfermo el bebé? ¿Será que esta listo para destetarse? Un bebé que rechaza el seno no necesariamente está listo para destetarse. Si el bebé no ha cumplido todavía el año, no come todavía muchos de los otros alimentos que come la familia, ni toma en taza, es poco probable que esté listo para dejar el seno. Es más probable que esté atravesando por una huelga de lactancia. La huelga de lactancia es una forma que escoge el bebé para decirnos que algo está mal; y muchos bebés que entran huelga se muestran obviamente descontentos. Algunas huelgas de lactancia llegan precipitadamente, otras gradualmente, Como sea, una huelga de lactancia no tiene que ser el final de la lactancia. Si la mamá motiva a su bebé para que vuelva a amamantar, esta huelga dura generalmente de dos a cuatro días, aunque a veces puede durar más. Con mucha paciencia y persistencia casi siempre es posible convencer al bebé para que vuelva al seno de tal forma que madre e hijo puedan seguir disfrutando de los beneficios de la lactancia.

Posibles causas

A veces la causa de una huelga de lactancia es obvia; otras veces, sin embargo, la mamá no sabrá nunca cuál fue la razón.

Algunas de las causas más comunes para que el bebé se rehúse a amamantar son:
  • Dolor en la boca por erupción de dientes, lesión, aftas y hongos, como por ejemplo moniliasis.
  • Infección en el oído, que puede causar presión o dolor mientras se amamanta
  • Dolor en una cierta posición para amamantar, tal vez por vacuna o lesión.
  • Resfriado o secreción nasal que dificulta la respiración mientras se amamanta.
  • Demasiados biberones o chupo de entretención, que llevan a que se reduzca la producción de leche.
  • Muchas distracciones o interrupciones mientras se amamanta.
  • Una separación mamá-bebé insólitamente larga.

Puede haber también situaciones o actitudes de parte de la mamá que contribuyen a que el bebé se rehúse a amamantar:
  • Una fuerte reacción de ella ante una mordida del bebé.
  • Un cambio importante en su rutina, por ejemplo, cambiar de casa, viaja o asumir un trabajo de tiempo parcial.
  • Limitar y/o restringir rígidamente los horarios de lactancia.
  • Hablar duro o discutir con otros miembros de la familia mientras amamanta.
  • Exceso de estimulación, estrés o tensión por un horario demasiado recargado o por problemas familiares.
  • Rechazar repetidamente al bebé cuando él quiere amamantar, o dejarlo llorar.

Una mamá, Lucía, se dio cuenta al tercer día de huelga de Tomás su hijo de seis meses, que “se nos habían juntado todas las causas más comunes y otras más. A todos nos había dado una fuerte gripe, sobre todo a Tomás. Estábamos cansados y en una situación estresante. Los abuelos, a quienes no veíamos desde hacía más de un año, habían llegado de visita. Durante su estadía tuvimos que hospitalizar al abuelito. Tomás me había estado mordiendo debido a que le estaban saliendo los dientes y yo había reaccionado bruscamente”.

Otras causas menos comunes de una huelga de lactancia pueden ser, sensibilidad a una droga o alimento que hayan tomado la mamá o el bebé, incluso suplementos vitamínicos o minerales, gotas de flúor, lácteos o cafeína; cremas o ungüentos aplicados a los pezones de la mamá; un cambio en el sabor de la leche de la mamá debido a mastitis o a un alimento nuevo en su dieta; una reacción a un nuevo producto que esté usando la mamá: jabón, champú o detergente.

Otra mamá, Carolina, cuenta que tuvo que volverse detective para encontrar la razón de la huelga de su hija de dos meses y medio. “Mi primera pista fue que Cristina parecía ponerse cada vez más molesta y no quería amamantar cuando salíamos. Supuse que esto podía ser porque antes de salir me bañaba y ponía desodorante. No estoy segura qué ingredientes del desodorante fueron los responsables, pero mi gran problema se solucionó al cambiar de marca”.

Naturalmente no todos los bebés responden a estas situaciones rechazando el seno. Algunos son más sensibles que otros y diferentes bebés mostrarán diferentes reacciones a una misma cosa. Por ejemplo, es posible que un bebé con infección en el oído siga amamantando normalmente, mientras que otro se muestre molesto al seno y un tercero se rehúse completamente a amamantar.

Momentos infelices para todos

No importa cuál sea la causa, una huelga de lactancia causa tensión en toda la familia. Es posible que el bebé se sienta infeliz y sea difícil calmarlo. La mamá, por su parte, puede sentirse frustrada y alterada, y preocuparse porque su bebé la está rechazando. También puede sentirse culpable pensando que el hecho de que su bebé se niegue a amamantar significa que ella ha hecho algo malo.

Ana, mamá de María, quien estuvo en huelga de lactancia durante cinco días cuando tenía ocho meses, comenta que “sintió un gran dolor y rechazo durante la huelga”. Por otra parte, Victoria, quien sobrellevó una huelga de diez días de su hijo, dice “hasta que Juan entró en huelga yo no sabía qué tan emocionalmente estresante y físicamente demoledora podía ser esta situación de lactancia. Hacia el tercer día, me sentía extremadamente frustrada y estaba empezando a enojarme”.

Carolina, madre de Cristina, de dos meses y medio, se sintió muy confundida y cuando su hija empezó a rehusar el seno, “miles de pensamientos pasaban por mi cabeza, debe ser que estoy comiendo lo que no debo, de pronto le están saliendo los dientes, o estoy muy nerviosa (qué mamá no lo estaría si su chiquita de pronto deja de amantar!), tal vez se está destetando, e inclusive llegué a pensar que yo no le gustaba!”

Existen también consideraciones de orden físico. A medida que el bebé deja de amamantar, rápidamente la mamá se sentirá incómoda con los senos llenos de leche. Si sus senos se congestionan, correrá el riesgo de que se le tape un conducto o se le desarrolle una mastitis. Además, el bebé necesita alimentarse y esta es otra preocupación más para la mamá.


Cómo hacer para que mamá y bebé se sientan bien

Mientras la mamá trata de convencer a su bebé para que amamante, probablemente necesitará extraerse la leche con la misma frecuencia con que el pequeñín habría amamantado. Esto la ayudará a sentirse aliviada, prevendrá que se tapen conductos y le dará al bebé la leche que necesita.

Extraerse la leche manualmente o con una bomba es una habilidad que se aprende y toma tiempo llegar a dominarla. Si una mamá con bebé en huelga tiene dificultades para extraerse su leche, otra opción es adquirir o hacerse prestar una bomba extractora eléctrica (obtendrá información en la Liga). Este tipo de bomba eléctrica no implica habilidad ni práctica para que sea efectiva ya que su mecanismo de succión-liberación imita automáticamente la succión del bebé que amamanta. Existen también bombas de extracción doble que permiten bombear ambos senos al mismo tiempo, ahorrándole tiempo a la mamá. La mamá debe entonces decidir cómo darle la leche al bebé. La mayoría de las mamás piensa inmediatamente en un biberón, pero es más fácil convencer al bebé que vuelva al seno si se evitan biberones y chupos de entretención durante una huelga de lactancia. Los chupos satisfacen la necesidad de succión que tiene un bebé, haciéndole disminuir su deseo de mamar. En los Hospitales Amigos de la Made y el Bebé nunca se usan biberones. Inclusive prematuros y bebés enfermos son alimentados con pequeñas tazas. Si su bebé ya sabe tomar en taza, ofrézcale su leche de esta manera. Puede también probar a alimentarlo con una cuchara, un gotero o una jeringa de alimentación. Todos estos métodos diferentes pueden ser complicados al comienzo, pero con paciencia y práctica, el bebé normalmente aprende con rapidez.

Otra preocupación frecuente en la mamá es la cantidad de leche que está recibiendo su bebé. Para estar tranquila, puede llevar la cuenta de los pañales que moja el bebé. Seis a ocho de tela y cinco o seis desechables, cada 24 horas, indican que el bebé está recibiendo suficiente alimento.


Cómo hacer para que el bebé vuelva al seno

Paciencia y persistencia son las claves para que el bebé vuelva al seno. Los momentos en que se desee amamantar deben ser lo más agradables posibles, de tal forma que el bebé asocie la lactancia con un sentimiento positivo. De manera que si la mamá y el bebé se sienten frustrados a la hora de amamantar, o el bebé rechaza airadamente el seno, es mejor intentar amamantar en otro momento.

Con el paso del tiempo, muchas madres se han dado cuenta que propiciar algunas situaciones puede ser útil para sobrellevar una huelga de lactancia. Veamos.
  • Trate de amamantar a su bebé cuando duerme o cuando está bastante adormilado, por ejemplo durante la noche o a la hora de la siesta. Muchos niños que se rehúsan a amamantar durante el día cuando están bien despiertos, amamantan cuando duermen.
  • Ensaye diferentes posiciones para amamantar. Algunos niños se rehúsan a amamantar en una determinada posición, pero no en otra.
  • Muévase mientras amamanta. A algunos bebés les gusta que los arrullen, los mezan o que su mamá camine mientras los amamanta, en vez de que se quede quieta o sentada. El balanceo suave de la caminada les ayuda a mantenerse interesados en la lactada.
  • Amamante en un lugar tranquilo, en donde no haya distracciones ni ruidos fuertes. Algunos bebés, sobre todo los mayores de tres meses, se distraen fácilmente. Apague el radio y el televisor y trate de amamantar en una habitación tranquila y en penumbra.
  • Dedique más tiempo a su bebé y propicie el contacto piel a piel. Dedicarle más tiempo conscientemente y tener más contacto físico placentero, hacen bien a la mamá y al bebé.
  • Cuando ofrezca el seno, en lo posible desvístase hasta la cintura y abrigue al bebé solo con un pañal de tela. Envuélvase con su bebé con un chal o una manta si la habitación es muy fría.
  • Un cargador o pañolón puede ser útil para que el bebé esté cerca de la mamá si le dan ganas de amamantar.
  • Tome un baño tibio junto con su bebé; puede ser también reconfortante. Algunos bebés tomarán más fácilmente el seno cuando están parcialmente sumergidos en agua tibia.
  • Dormir juntos ayuda a tener más cercanía y brinda más oportunidades para amamantar mientras ambos descansan.

Otra mamá, Sofía, nos comenta: “Me di cuenta que había estado muy ocupada con una actividad nueva que había emprendido y no le estaba dedicando suficiente tiempo a mi bebé. Camilo, que tiene diez meses, es normalmente un bebé feliz, capaz de jugar muy bien solito, así que sin darme cuenta lo estaba dejado a un lado. Se fue poniendo irritable y exigente hasta que un día dejó de amamantar. Cuando entendí cuál era el problema, dejé completamente mi otra actividad y durante dos días jugué con él, alzándolo con frecuencia. Al poco tiempo dejó que lo arrullara nuevamente y luego empezó a amamantar mientras dormía. Después de tres días empezó a amamantar también cuando estaba despierto y con más frecuencia que antes”.

Mónica, cuyo bebé Pablo tenía la nariz muy congestionada y estuvo en huelga durante dos meses, encontró dos opciones muy útiles. “Empecé a amamantar a Pablo dormido, pero cuando se despertaba, se retiraba. Luego intenté amamantarlo caminando por el corredor. Si me sentaba, dejaba de amamantar. Mis brazos empezaron a doler y a cansarse, pero yo estaba feliz de que hubiera vuelto a amamantar”.

Catalina culpa de la huelga de lactancia de su hijo Andrés al horario de 3-4 horas recomendado en el hospital. Andrés pasaba horas llorando mientras Catalina contaba las horas. Mirando hacia atrás se preguntaba, “¡cuántas horas de llanto nos habríamos ahorrado los dos si hubiera dejado de respetar el horario!” El consejo más acertado se lo dio su esposo, “quien me convenció que amamantara a Andrés siempre que él quisiera sin usar distractores como jugo de manzana en biberón o chupo de entretención entre las amamantadas que le imponía el riguroso horario. El cambio no se dio de un día para otro; me tomó tres días de dedicación total a Andrés, tratando de que amamantara cada vez que lloraba. Los primeros días no quiso amamantar durante el día y yo me extraía mi leche, alimentándolo con una taza y una cucharita. Afortunadamente amamantaba con entusiasmo y feliz mientras dormía. Cuando pasó la huelga y nos olvidamos del horario la lactancia se volvió menos tensa, más agradable para ambos y el tiempo nunca volvió a ser importante”.

Lía, quien había estado sintiéndose abrumada por el “constante deseo de amamantar” de su hijo Sebastián, empezó a pensar de manera diferente cuando la erupción de un diente de su hijo hizo que entonces le doliera amamantar y se declarara en huelga. “Pasé los siguientes dos días en casi permanente contacto con mi bebé, abrazándolo, alzándolo, leyéndole, arrullándolo, bañándonos juntos. Afortunadamente amamantaba mientras dormía por la noche y esto, unido a que me extraía la leche, impidió que sintiera mis senos congestionados. Cuando terminó la huelga y empezó a pedir otra vez ‘nana’ me di cuenta de que otra vez las cosas estaban en orden. Todo lo demás podía esperar mientras vivíamos intensamente esos felices momentos”.

Nancy Mohrbacher

Traducido por Clara Inés Acosta del folleto How to Handle a Nursing Strike, publicación de La Leche League International, Schaumburg, Illinois, Estados Unidos. Septiembre de 2002.
Extraído de la web de la Liga de la Leche

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