Carl Honoré es el escritor escocés que con su libro “Elogio de la lentitud” influyó en el nacimiento y la extensión mundial del movimiento SLOW.
Años después, y a raíz de una experiencia personal con su hijo al que diagnosticaron “superdotado artísticamente”, pero que se negó a asistir a academias especiales y optó sólo por disfrutar dibujando, el autor emprendió un viaje de dos años por toda Europa, América y Asia analizando la situación de la infancia en la actualidad.
Visitó colegios, guarderías, clubes deportivos, laboratorios y ferias de juguetes; se entrevistó con profesores, entrenadores, concejales, publicistas, policías, terapeutas, médicos y muchos expertos en desarrollo infantil, habló con cientos de padres y de niños, y seleccionó las últimas investigaciones científicas.
Y el resultado de ese trabajo se titula “Bajo presión: cómo educar a nuestros hijos en un mundo hiperexigente” y es un toque de atención y una denuncia al “SECUESTRO ACTUAL DE LA INFANCIA” en un mundo consumista y perfeccionista, pero alejado diametralmente de las verdaderas necesidades de los niños.
El libro no es un manual de crianza ni de educación, sino una radiografía de la situación actual, un alegato en favor del sentido común a la hora de criar a los hijos, de la importancia de la PRESENCIA de los padres, pero ocupándose y no preocupándose por los niños, y un llamamiento a frenar la presión social y los mensajes confusos de la industria publicitaria y de los medios de comunicación que no buscan la felicidad y libertad de los pequeños, sino su adoctrinamiento.
“La pérdida de confianza en la capacidad de educar a nuestros hijos sin recurrir a los manuales. En realidad, todos conocemos a nuestros hijos mejor que nadie, pero la cultura del perfeccionismo nos insiste en que en algún sitio hay una receta perfecta para educarlos, y eso es un mito, una mentira”A continuación explicamos las 11 IDEAS PRINCIPALES de Bajo Presión:
“La ONU advierte de que uno de cada cinco niños sufre algún desorden psicológico, y en Gran Bretaña cada 28 minutos un adolescente trata de suicidarse”
1. Exceso de perfeccionismo y de vanidad en la educación. Se busca llenar la agenda de los escolares hasta límites abusivos de clases extra-escolares, deberes y actividades con prestigio que solo cansan y “machacan” a los niños y que, en muchos casos, refuerzan el ego de los padres que proyectan en ello posibles frustraciones personales.
2. Exceso de academicismo (hemisferio izquierdo) y poco espacio para trabajar las emociones y la libertad personal de los pequeños (hemisferio derecho).
3. Crítica a los materiales pedagógicos que prometen “genios”: tema que posteriormente se ha confirmado con el reembolso masivo de dinero a los compradores de “Baby Einsten” en EEUU.
“El mito central es que si una cosa es buena para el niño, más y más pronto es mejor. El famoso efecto Mozart (unos investigadores averiguaron en los años 90 que escuchar música de Mozart mejoraba el razonamiento espacial de los universitarios) inundó las guarderías de música de piano, incluso los hospitales del estado de Georgia enviaban a todos los bebés a casa con un CD con piezas de Bach y Mozart. Resulta que ese efecto no dura más de 20 minutos y no hay prueba alguna de que afine el cerebro de los bebés”4. Reivindicación del papel del JUEGO como prioritario para aprender a vivir: un discurso similar al que vimos con el experto Francisco Tonucci en “Se aprende más jugando que estudiando”.
“Los juguetes educativos que prometen muchos beneficios cognitivos al coste de 50 o 90 euros. Se ha demostrado que el juego básico, puro, sencillo, que hace un niño con un lápiz y un papel o una caja de cartón es mucho más fértil, sano y útil para su desarrollo cerebral. Pero hemos comprado la idea de que para que las cosas sean buenas tienen que costar más dinero, ser sofisticadas y llevar una marca. Existe una cierta arrogancia en esta generación, creemos que el mundo ha cambiado y que tenemos que cambiar la infancia”.5. Denuncia feroz al marketing infantil que seduce y confunde a los niños a edades realmente precoces y que condiciona su comportamiento.
“El consumismo ha entrado sigilosamente en cada rincón de las vidas de los niños, algo que parecía intocable. Sólo el simple hecho de dormir en casa de una amiga se ha convertido en estos momentos en una oportunidad para empresas publicitarias como la Agencia de Inteligencia Infantil, que patrocina fiestas en las que las adolescentes prueban nuevos productos y rellenan cuestionarios. Los trabajadores de McDonald’s visitan los hospitales para entregar a los niños juguetes y globos, así como folletos para promocionar su comida. Juntando estos datos, estimamos que muchos niños ven hoy día unos 40.000 anuncios al año”6. Elogio al modelo educativo finlandés por sus resultados positivos, por retrasar la escolarización, por no tener deberes, por la formación de sus profesores y por la colaboración entre todos los estamentos sociales.
“El sistema finlandés antepone las necesidades de los niños a los ambiciosos deseos de padres y burócratas; tiene sus puntos débiles, pero demuestra que los niños que empiezan en el colegio formal con 7 años pueden ser muy exitosos, no hace falta que empiecen en párvulos”7. Crítica a la cautividad a la que se somete a la infancia-juventud que va “de casa al cole atada en el coche” y a la que no se le permiten juegos de expresividad como antaño, lo que favorece el exceso de sendentarismo y la obesidad.
“Sí, pasan menos horas en el colegio que cualquier otro sistema en el mundo, tienen menos deberes, y otra forma de evaluar el aprendizaje, basada en la autoevaluación y los informes de los profesores, que son muy elaborados. Fuera del colegio no existe la industria de clases particulares, por tanto los chicos tienen mucho más tiempo para relajarse y también para procesar lo que han aprendido en el aula. Los maestros tienen una formación genial y los padres y los burócratas les tienen confianza, no tienen que estar pendientes de lo que dice el Ministerio de Educación en cada momento, tienen libertad para trabajar con sus alumnos. Está muy bien que los alumnos aprendan tecnología suficiente e idiomas para enfrentarse al mundo, pero lo más importante es crear niños y luego adultos con pasión por aprender, descubrir, seres humanos completos.
Esta estricta supervisión llega al extremo de que algunos padres controlen al milímetro la vida de adolescentes y universitarios: elección de la carrera, instalaciones, trabajos, etc. El autor los llama “padres helicópteros” que planean sobre sus hijos asfixiando su capacidad de decisión, la conexión con su interior y la inmadurez.
“Cuando los adultos controlan al milímetro la infancia de los niños, éstos pierden todo lo que da satisfacción y sentido a la vida: pequeñas aventuras, disfrutar del sentimiento anárquico, viajes secretos, juegos, contratiempos, momentos de soledad e incluso de aburrimiento. Sus vidas se convierten en extrañamente sosas, sin logros personales y en cierta medida aburridas y artificiales”8. Burla al exceso de manuales y consejos de educación tipo Super Nanny porque hacen perder la confianza de los padres en sí mismos. Aquí habría que matizar o profundizar, porque en un mundo donde el instinto está muy atrofiado y el conocimiento social de las necesidades de los bebés/niños pequeños es escaso y equivocado, acceder a unos buenos libros/referencias de crianza puede ser útil e importante.
“Sí, las preocupaciones sobre la seguridad de los niños han llegado al paroxismo. Otra escuela de enseñanza primaria de Attleboro, Massachussets, concluyó que el corre que te pillo suponía un riesgo para la salud y lo prohibió, le imitaron varios colegios. En muchas escuelas de Canadá y Suecia se han prohibido las peleas con bolas de nieve por cuestiones de seguridad. Profesores de todo el mundo informan de que, cuando las clases se van de excursión al campo, algunos padres les siguen en coche para asegurarse de que el pequeño está bien”
9. Denuncia de la MEDICACIÓN INFANTIL y la pandemia de consumo de Ritalin, la mejor metáfora de este secuestro de la infancia al que se refiere el autor en toda su obra.
“Hemos profesionalizado la paternidad, todo muy bien intencionado, pero no funciona. Para mantener el ritmo de ese exceso de actividad y exigencias sociales, los niños acaban medicados. El famoso Ritalin, un psicotrópico para frenar la hiperactividad, ha llegado a niveles epidémicos (más de seis millones de niños lo consumen en EE.UU.). Y hay un dato relevante: la depresión, la ansiedad infantil, el abuso de drogas y el suicidio son fenómenos más comunes en las clases adineradas que en las clases más humildes”10. Defensa de que los padres pasen MÁS TIEMPO con sus hijos, una demanda imprescindible que se extiende entre los profesionales y los padres como vimos en este manifiesto.
“A muchos niños se les diagnostica déficit de atención e hiperactividad por motivos equivocados: en la actualidad, antes que cambiar el entorno donde vivimos, preferimos alterar nuestros cerebros para que se adapten al entorno. Consideramos la timidez, la tristeza, la duda, la culpa o la ira como enfermedad en lugar de rasgos inherentes a la condición humana. De hecho, cada vez más padres llevan a sus hijos de uno o dos años al psicoterapeuta para que les curen las rabietas”
11. Defensa del SENTIDO COMÚN, la flexibilidad, el amor, el respeto y la toma de conciencia de que nuestros hijos no son “trozos de barro a los que moldear” a nuestro gusto, sino personas a las que acompañar en la vida. En este sentido, nosotros aconsejamos la lectura del libro gratuito de Cristina Romero “Pintará los soles de su camino”.
En resumen, un buen tirón de orejas a una sociedad que navega con la brújula estropeada y que muestra con su “niños hiperactivos, deprimidos, obesos, violentos e insatisfechos” que ha llegado el momento de cambiar de rumbo.
“Hay que recuperar la confianza, dejar de lado el ruido, el pánico de fuera y buscar nuestro propio equilibrio. Todos los padres tienen la sensación de que están en la locura, pero todos tenemos miedo de dar el primer paso: “Si yo reduzco la presión, mi hijo fracasará”, así que es bueno conversar con otros padres y sumar. Pero mi conclusión es optimista, nos estamos dando cuenta que hemos perdido el norte y de que ha llegado el momento de agarrar el péndulo y devolverlo al centro”Extraído de El blog alternativo
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