Para entender mejor las formas de hacer que tu hijo quiera ir a dormirse y mantenerse dormido, he aquí algunos principios importantes sobre el sueño que todos los padres deberían entender.
Cómo duermes
Después de vestirse o desvestirse para ir a la cama, la mayoría de los adultos se ayudan a sí mismos a relajarse para el sueño, mediante varios rituales: leer, escuchar música, ver TV o teniendo sexo. (NOTA: supongo que se refiere a los que no tienen hijos, porque los que los tenemos no tenemos rituales, entramos en coma, y tenemos poco sexo en general). A medida que caes dormido, tus centros cerebrales superiores comienzan a descansar, permitiéndote entrar en una fase de sueño profundo llamada fase NO-REM (REM = movimientos oculares rápidos). Tu cuerpo y mente están relajados durante este periodo de sueño, tu cuerpo está quieto, tu respiración es pausada y regular, tus músculos están flojos. Después de aproximadamente una hora y media en este estado de sueño, tu cerebro comienza a despertar y trabajar, lo que te saca del sueño profundo, y pasas a una fase de sueño ligero o activo, llamado sueño REM (movimientos oculares rápidos). Durante esta fase, tus ojos se mueven bajo los párpados, mientras tu cerebro trabaja. Sueñas, das vueltas y puedes incluso colocar las mantas, sin despertarte por completo. Es durante esta fase cuando puedes despertarte por completo para, por ejemplo, ir al baño, y luego volver a la cama y volver a dormirte. Estos ciclos se alternan cada dos horas a lo largo de la noche, de forma que un adulto medio duerme unas seis horas en sueño profundo y dos en sueño ligero a lo largo de la noche. (NOTA: para completar la información os diré que en los primeros ciclos predomina el sueño profundo y a medida que pasa la noche se hacen más largas las fases de sueño ligero). Por tanto, no duermes profundamente toda la noche, aunque te pueda parecer que lo haces.
Como entran los niños en el sueño
Estás acunando, paseando o dando el pecho a tu bebé, y sus párpados comienzan a cerrarse, y su cuerpo a relajarse en sus brazos. Sus ojos se cierran por completo, pero sus párpados continúan teniendo pequeñas contracciones y su respiración es irregular. Sus manos están flexionadas y puede que haga algunos gestos involuntarios con la cara, llamadas “muecas del sueño”. Puede incluso continuar succionando de forma parecida a un “aleteo”. Justo en el momento en que te agachas para depositar a tu bebé “dormido” en la cuna, para intentar salir silenciosamente de la habitación, se despierta y llora. Esto es así porque no estaba completamente dormido. Estaba aún en fase de sueño ligero cuando le pusiste en la cuna. Ahora prueba a dormir a tu hijo como lo hagas habitualmente, pero hazlo durante un tiempo más largo (aproximadamente 20 minutos). Te darás cuenta de que las muecas desaparecen, y la respiración del bebé se vuelve pausada y profunda, y sus músculos se relajan por completo: sus manos se abren, sus brazos y hombros cuelgan pesados: señales de sueño profundo. El niño está ahora en una fase de sueño profundo, permitiendo que puedas posarlo, respirando con satisfacción, porque el bebé ya está dormido.
Primera lección de “ser padres por la noche”: los bebés necesitan que se les duerma, no solamente que se les deje para que se duerman. Algunos bebés pueden ser dejados somnolientos y se dormirán solos, otros necesitan que sus padres les ayuden a dormirse.
La razón es que, mientras los adultos entramos directamente en la fase de sueño profundo, los niños en los primeros meses entran primero en una fase de sueño superficial. Y tras 20 minutos o más, gradualmente entran en fase de sueño profundo, del cual ya no es tan fácil despertarles. Como probablemente sabrás por experiencia, si tratas de poner apresuradamente a tsu hijo en la cama durante este periodo inicial de sueño ligero, habitualmente se despiertan. Con algunos meses más algunos bebés entran con más rapidez en la fase de sueño profundo. Aprende a reconocer las fases de sueño de tu hijo. Espera a que esté profundamente dormido antes de cambiarlo de ubicación.
Los ciclos de sueño de los bebés son más cortos que los suyos
Permanece “adorando” a tu bebé dormido y observa su sueño. Alrededor de una hora después de haberse ido a dormir, comienza a estirarse y moverse. Sus párpados aletean, hace muecas, respira de forma irregular y los músculos se tensan. Está volviendo a entrar en una fase de sueño ligero. El tiempo de pasar del sueño profundo al ligero es un periodo vulnerable del sueño, en el que muchos bebés se despiertan si alguna circunstancia les preocupa o incomoda (como el hambre). Si el bebé no se despierta, pasará por esta fase de sueño ligero durante los siguientes 10 minutos y posteriormente entrará de nuevo en el sueño profundo. Los ciclos de sueño de los adultos duran una media de 90 minutos, los de los niños son más cortos (50-60 minutos) así que tienen un periodo de sueño vulnerable cada hora o menos. Si cuando el bebé está en esta fase depositas una mano consoladora en su espalda o cantas una nana suave, o si te siente próxima porque duerme contigo, pasará este periodo sin despertarse.
Segunda lección de “ser padres por la noche”: algunos bebés necesitan que les ayuden para volverse a dormir.
Hay algunos niños que pueden pasar este periodo sin despertarse, y que, si se despiertan, pueden relajarse a sí mismos para volverse a dormir. Otros necesitan una mano amiga, voz o pecho para entrar de nuevo en el sueño profundo. De estos simples hechos sobre el sueño se deduce que uno de los objetivos de los padres por la noche es crear un entorno para dormir que ayude al bebé a pasar estos periodos vulnerables sin despertarse, para que entre de nuevo en la fase de sueño profundo.
Los bebés no duermen tan profundamente como tú
No solamente les lleva más tiempo dormirse y tienen periodos de sueño vulnerable con más frecuencia, sino que además, el sueño ligero dura el doble que el de un adulto. A primera vista esto no parece honrado para los padres cansados de cuidar al niño todo el día. Pero si consideramos el principio de desarrollo que dice que los bebes duermen (o no) de la forma en que lo hacen por una razón vital, puede sernos más fácil entender las necesidades de sueño de tu hijo, y desarrollar una forma de ser padres por la noche que ayude, en lugar de dañar los ritmos naturales de sueño de tu hijo. Por esto estoy en contra de los “entrenadores de sueño”, que anuncian una variedad de técnicas diseñadas para que el bebé duerma toda la noche, a un precio, y con un riesgo.
Los despertares nocturnos tienen beneficios para la supervivencia
En los primeros meses, las necesidades de los bebés son las más altas, y su capacidad de comunicación la más baja. Supón que un bebé durmiera profundamente durante la mayor parte del tiempo. Algunas de sus necesidades básicas quedarían descubiertas. Los bebés pequeños tienen estómagos pequeños, y la leche materna se digiere con rapidez. Si el estímulo del hambre no le despertara con facilidad, no sería bueno para su supervivencia. Si la nariz del bebé estuviera obstruida y no pudiera respirar, o tuviera frío o necesitara calor y su estado de sueño fuese profundo de forma que no pudiera comunicar sus necesidades, su supervivencia estaría comprometida.
Una cosa que hemos aprendido en nuestra práctica como pediatras es que los bebés hacen lo que hacen porque están diseñados así. En el caso del sueño de los niños, las investigaciones sugieren que el sueño activo protege a los bebés. Supón que tu bebé durmiera igual que un adulto, es decir, predominantemente con sueño profundo. Suena maravilloso. Para ti, puede, pero no para un bebé. Supón que el bebé tiene necesidad de calor, comida o tiene obstruida la vía aérea, y que el sueño es tan profundo que no le permite actuar para corregir estos problemas. Su bienestar estaría en peligro. Aparentemente los bebés vienen configurados con unos patrones de sueño que les permiten despertarse en respuesta a circunstancias que afectan a su bienestar. Creemos, y los investigadores lo confirman, que las frecuentes fases de sueño REM (activo) sirven a intereses psicológicos de los bebés en los primeros meses, cuando su bienestar está más amenazado.
Tercera lección de “ser padres por la noche”: intentar que un bebé duerma demasiado profundamente demasiado pronto puede no ser lo mejor en términos de desarrollo del bebé. Por esto, los nuevos padres vulnerables a los “entrenadores de sueño” no deberían sentirse presionados para hacer que sus bebés duerman demasiado profundamente demasiado pronto.
Los despertares nocturnos son beneficiosos para el desarrollo
Los investigadores del sueño creen que los bebés duermen más “inteligentemente” que los adultos. Teorizan que el sueño ligero ayuda al cerebro a desarrollarse, ya que ese cerebro no descansa durante el sueño REM. De hecho el flujo sanguíneo al cerebro casi es el doble durante las fases REM. Este incremento de flujo es particularmente evidente en las áreas cerebrales que controlan automáticamente la respiración. Durante el sueño REM el cuerpo incrementa la síntesis de ciertas proteínas de los nervios, los bloques de construcción del cerebro. También se cree que el aprendizaje ocurre durante las fases activas del sueño. El cerebro puede usar este tiempo para procesar la información adquirida mientras estamos despiertos, guardando aquello que es útil y descartando lo que no lo es. Algunos investigadores del sueño creen que el sueño REM actúa autoestimulando el cerebro en desarrollo, proveyendo imágenes beneficiosas que promocionan el desarrollo mental. Durante esta fase de sueño ligero, los centros superiores del cerebro se mantienen operativos, mientras que en el sueño profundo estos están en silencio. Es posible que durante esta etapa de crecimiento cerebral rápido (los cerebros de los bebés alcanzan el 70% del tamaño adulto durante los primeros dos años) el cerebro necesite continuar funcionando durante el sueño para desarrollarse. Es interesante anotar que los bebés prematuros pasan el 90% de sus horas de sueño en sueño REM, posiblemente para acelerar el crecimiento cerebral. Como puede ver, el periodo de la vida en el que los humanos duermen más y en el que el cerebro se desarrolla más rápidamente, es también cuando más sueño activo se tiene.
Mientras crecen, los bebés alcanzan la madurez en el sueño
“Vale”, dirás, “entiendo este diseño en desarrollo, pero ¿cuándo dormirá mi bebé toda la noche?”. La edad a la que los bebés se asientan (es decir: se van a dormir con facilidad y permanecen dormidos) varía ampliamente de unos niños a otros. En los primeros tres meses, los bebés pequeñitos rara vez duermen más de cuatro horas seguidas, sin necesitar alimento. Los bebés pequeños tienen estómagos pequeños. Suelen dormir un total de 14-18 horas al día. Desde los 3 a los 6 meses muchos bebés comienzan a establecerse: están más despiertos por el día y algunos pueden dormir periodos de 5 horas. Es esperable en este periodo uno o dos despertares nocturnos. También observarás en este periodo que las fases de sueño profundo se alargan. Los periodos vulnerables para los despertares nocturnos disminuyen y los bebés entran en el sueño profundo más rápidamente. Esto se llama maduración del sueño. Lección 4 de “ser padres por la noche”: un hecho importante a recordar es que los hábitos de sueño de tu bebé son más un reflejo de su temperamento (del bebé) que del estilo de crianza que haya elegido. Mantén en tu mente que otros padres habitualmente exageran lo que duermen sus hijos, como si eso fuera una marca de buena paternidad, que no lo es. No es tu culpa que el bebé se despierte.
Bebés que continúan despertándose
Cuando los bebés maduran a estos patrones similares al adulto de sueño, varía de unos a otros. De forma que mientras la mayoría de bebés alcanza esta madurez en algún momento durante la segunda mitad del primer año, muchos continúan despertándose. ¿La razón? Estímulos dolorosos como catarros, erupción de los dientes se hacen más frecuentes. Adquisición de hitos del desarrollo como sentarse, gatear y caminar puede llevar a los bebés a practicar estas habilidades durante la noche. Después entre el año y los dos años, cuando el bebé comienza a superar estos estímulos, comienzan otras causas como la angustia de separación y las pesadillas. De todas formas, aunque comprenda la razón por la cual los bebés son propensos a despertarse, se da cuenta que sigue siendo importante para los padres y los bebés tener un sueño reparador por las noches, de otro modo, el bebé, los padres y su relación no irán bien.
Por William Sears
Un post muy interesante sobre el sueño del bebé , no sabía nada de las fases de REM ni del sueño profundo.
ResponderEliminarUn saludo