Incúlcale el hábito
Nuestro cerebro realiza con menos esfuerzo las tareas que se repiten con frecuencia, así que con un horario fijo aparecerán tanto las ganas como el rendimiento. Si carece de ese hábito, enséñale que durante dos minutos estudie lo más concentrado posible (sin hacer ni pensar absolutamente nada más, ni siquiera levantar la cabeza), que luego se relaje respirando profundamente, y que vuelva a la carga. Piensa que 10 veces de dos minutos equivalen a 20 minutos de trabajo concentrado.
Explícale las ventajas
Enseguida se dará cuenta de ellas: mayor eficacia en el mismo tiempo; más satisfacción personal; Más tiempo de ocio, mejores notas...
Evítale distracciones
Acostúmbrale a que cuando se distraiga apunte el motivo: le llamaron al móvil, se fue a ver los deportes, aprovechó tu ausencia para conectarse al Messenger, etc. Será más fácil ponerles remedio.
Planifícale el estudio
Los buenos estudiantes no son generalmente los más inteligentes, sino los que saben aplicar un buen método de estudio. Determinadas horas de codos diarias -y desde el primer día-, repasos periódicos, esquemas-resúmenes, anotación de dudas...
Enséñale a tomar apuntes
Las reglas básicas son: no copiar de forma literal todo lo que dice el profesor sino las ideas esenciales; y repasar esa misma tarde para ver si se entienden y están completos. Deben ser personales (no fotocopiados del compañero) y comprender lo que se dice.
Controla su lugar de estudio
Debe ser siempre el mismo. Una habitación bien ventilada con temperatura equilibrada, luz natural y foco en la mesa con bombilla azul. También debe ser silenciosa. Intenta que la mesa sea amplia y la silla con una altura que permita apoyar los pies en el suelo.
Supervisa sus deberes
Debe hacerlos a diario para ir asimilando lo que se explica en clase. ¿El orden? Que comience por las tareas medianamente difíciles, que siga por las que más le cuestan (cuando rinde más) y termine con las más fáciles (cuando está más cansado). Los descansos regulares son muy necesarios: se recomiendan unos cinco minutos cada hora para salir del cuarto, estirar las piernas y hacer algo que le relaje.
Ante un nuevo tema
Debe tomar un primer contacto leyendo el índice de la lección, hacer una valoración global de su contenido y analizar su dificultad. Luego debe leer la lección para entenderla y quedarse con las ideas principales ni subrayar ni memorizar. Luego debe leer cada epígrafe, subrayarlo y estudiarlo. Hasta que no lo domine no debe pasar al siguiente.
Anímale a hacer resúmenes y esquemas
En ellos recogerá los puntos clave de cada lección y elaborarlos le mantendrá ocupado, centrado y realizará un esfuerzo de tesis que facilitará su memorización.
Empújale a leer rápido
Los pedagogos lo recomiendan porque predispone a prestar más atención, debe evitar la vocalización (tanto oral como mental), la relectura y fijar demasiado la vista en cada palabra. Por el contrario, debe concentrarse en las palabras con significado (sustantivos, verbos, adjetivos y adverbios) y buscar en el diccionario las palabras que no haya entendido.
Subraya
Un buen subrayado acompañado de notas a los márgenes ahorra también mucho esfuerzo, a condición de que sólo resalte los datos relevantes (palabras o frases claves). Conviene emplear sólo dos colores. El subrayado aumenta la concentración, ayuda a evitar distracciones, ordena las ideas, facilita el repaso y con un sólo golpe de vista permite ver lo que más te interesa.
Memorizar es la clave
Implica tres frases -registrar, retener y recuperar- y sólo lo conseguirá si está interesado. Aparte de la repetición, puede recurrir a las llamadas reglas mnemotécnicas: en Ciencias por ejemplo, si se debe recordar una fómula compuesta de carbono, nitrógeno y neón, se puede memorizar como CNN. Otra alternativa consiste en construir una historia o inventar una frase en la que se incluyan todos los elementos que se deben memorizar.
Con la colaboración del Gabinete de Psicología y Pedagogía Rosa Serrate.
Para saber más
Ayúdale a estudiar, Rosa Serrate (Ed. Laberinto)
Aprender a estudiar. Técnicas para enseñar a los niños a concentrarse en los estudios, Úrsula Rüker-Vennemann (Ed. Oniro)
Enseña a tu hijo a concentrarse, Jeremy Schlosberg y Lee Hausner (Ed. Oniro)
Cómo estudiar con éxito, Bernabé Tierno (Ed. Grijalbo).
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