En la sociedad se suele tener una imagen muy romántica, idealizada, estereotipada y hasta infantilizada de la maternidad, lo cual desconcierta a muchas madres primerizas. Se suele describir el amor de madre como inmediato e inmenso, y resulta que muchas mujeres durante el embarazo o tras el parto no se sienten exactamente así.
Es muy cierto que el contacto del bebé con sus padres en las primeras horas de vida es crucial para que desarrolle todo su potencial físico, neurológico, cognitivo y emocional, y de hecho los padres que participan de estos momentos tienen un vínculo más fuerte con sus hijos en el futuro. Es muy importante que se comience con la lactancia en la primera hora de vida si no hay alguna cuestión médica que lo impida.
Pero si como nueva madre no sientes ese amor incondicional, no te sientas mal. Son muchos sentimientos encontrados los que se presentan, como el temor a la nueva etapa que se abre. Por ello puede que te lleve más tiempo desarrollar el apego con tu hijo, y debes tomarte tu tiempo sin culpas.
A medida que te sientas más cómoda en tu nuevo rol de madre y veas que eres perfectamente capaz de hacerlo bien, los sentimientos maternales irán aflorando solos en toda su intensidad. Como las hormonas pueden influir también en las emociones tras el parto, no dejes de hablar con tu médico si ves que pasan los días y aún te sientes extraña con respecto a tu bebé. Pero verás que al final, todo saldrá bien.
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