Entre los 15 y los 18 años viví junto a mi familia en una casa vecina a la de unos trillizos. Recuerdo cómo mi madre, mi hermana y yo nos asomábamos por la ventana a verlos pasar cada vez que salían a pasear en su coche triple con su madre y la señora que los cuidaba. Los mirábamos embelesadas imaginando cómo sería la vida de esa familia que había tenido la bendición de tener 3 hijos al mismo tiempo. Muchas fantasías se paseaban por nuestras cabezas, pero jamás se nos pasó por la mente que seríamos nosotras mismas protagonistas de una historia similar: la de recibir trillizos en nuestra familia.
Hoy, después de más de 8 años siendo madre múltiple, puedo decir que muchas de las ideas que teníamos acerca de este tipo de maternidad eran sólo mitos y fantasías generadas a partir de la ignorancia y los deseos de atribuirle características especiales a las familias que tienen la fortuna de recibir a varias guaguas al mismo tiempo.
El primer mito es aquél que dice que los padres múltiples reciben ayuda económica, ya sea del estado, de los parientes y familiares o de personas anónimas que se conmueven con el caso y deciden aportar dinero, pañales, leche etc. Debo decir que del Estado Chileno, nada de nada. De los familiares y amigos, depende mucho de cada familia. Algunos hemos tenido la suerte de ser ayudados por parientes que pudieron hacerlo, pero el general de las familias se encuentran absolutamente abandonadas en este sentido... No siempre existe algún pariente que pueda aportar dinero. En cuanto a las donaciones anónimas, éstas suelen surgir a partir de los medios de comunicación, sin embargo, la mayoría de los casos de embarazos múltiples jamás pasan por la televisión o los periódicos.
Otro mito muy popular es aquél que dice que si llora uno de los niños, lloran todos al mismo tiempo. Debo decir que, al menos en nuestro caso, esto ocurrió muy pocas veces. En general, lloraba uno a la vez, dormía siesta uno a la vez o se enfermaban de a uno. El resultado: siempre había una guagua llorando, una guagua durmiendo y otra a la que había que entretener o distraer. Las enfermedades también llegaban (o llegan) de manera diferida, lo que significa que un virus que dura una semana implica tres o más semanas de ver convertida tu casa en un verdadero hospital.
Uno de los mitos que más me sorprende es un comentario común entre las personas que se enteran que soy madre múltiple: "¡Oh, qué maravilla, tienes tres iguales!". Frente a esta exclamación, siempre me apuro en responder que no son iguales porque no son gemelos, sino mellizos entre sí. Sin embargo, siempre noto que es más fascinante para los demás quedarse con la idea de que son idénticos. Seguramente, esto lo hace aparecer como un fenómeno más sorprendente. De hecho, la mayoría me pregunta si son todos hombres o todas mujeres, y parecen un poco desilucionados cuando les digo que tengo una niña y dos niños y que son completamente diferentes entre sí. La idea de conocer un "fenómeno de circo" los entusiasma más que la de enterarse que son tan distintos y normales como cualquier grupo de hermanos.
También existe el mito de que los padres múltiples no dormimos. Efectivamente, esto suele ocurrir durante los primeros meses (en nuestro caso, un poco más de un año debido al reflujo ácido de dos de mis hijos). Sin embargo, una vez pasada esta etapa, los padres de múltiples dormimos tanto como cualquier otra pareja de padres de tres o más niños. Es decir, nuestras noches son "normales" y nuestras mañanas empiezan temprano debido a que el reloj biológico de cualquier niño pequeño lo hace despertar a una hora en que sus papás desearían seguir durmiendo.
Muchas veces me sorprendo a mí misma dando explicaciones acerca de porqué mi hija es más alta que mis dos hijos. En realidad, ni yo misma tengo una explicación. Simplemente son personas diferentes y alguno de ellos es más alto, otro más bajo, alguno más hábil en algún aspecto y otro más en otro. El afán de las personas por unificarlos los lleva a sorprenderse frente a cualquier diferencia evidente entre ellos, como si el hecho de haber nacido el mismo día los convirtiera en un solo ser dividido en tres, con las mismas caracterísiticas, los mismos gustos y las mismas necesidades.
Por último, uno de los mitos que más pesa sobre mi experiencia de la maternidad múltiples es aquél que dice que por tener tantos hijos al mismo tiempo, las madres múltiples debemos ser una especie de santas cuya paciencia y capacidad de entrega es infinita. Suelo recibir comentarios del tipo: "Yo con un hijo estoy volviéndome loca, debes tener mucha paciencia para haberlo hecho con tres". Y no, no soy una persona especialmente paciente ni tolerante. Simplemente me tocó este tipo de maternidad y he debido echar mano a todas las virtudes que tengo para salir adelante. Sin embargo, las madres y padres múltiples también colapsamos, también nos volvemos locos y debemos, cuando es posible, pedir muchísima ayuda para hacer las cosas lo mejor posible y cubrir, dentro de lo que se puede, las necesidades de cada uno de nuestros hijos.
En conclusión, la maternidad múltiple es algo que nos ocurre a personas "normales" y que no nos vuelve seres de otro planeta, así como tampoco a nuestros hijos. Ellos son niños como cualquier otro, sólo que tienen la suerte de tener hermanos de su edad con los que pueden compartir experiencias, juegos y peleas que otros niños no tienen con quien compartir. Eso es todo.
Texto y foto: http://reflexionesmadrepsicologa.blogspot.com/2011/06/derribando-mitos-acerca-la-maternidad.html
Cuánta verdad! Hay para todo, la verdad, pero la de la paciencia es la más frecuente... bueno, y lo de que no dormimos... yo repito y repito que dormimos estupendamente, pero la gente te sigue mirando incredula...
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