A veces, los padres de gemelos están tan atrapados en la relación doble que, sin saberlo, pierden de vista su responsabilidad sobre la mayor responsabilidad de la crianza. Hace unos meses una pareja buscó mi consejo acerca de cómo minimizar el conflicto y el comportamiento competitivo entre sus gemelos de cuatro años de edad. La madre me explicó que los miembros de la familia tenían "miedo" de las explosiones y rabietas del niño más pendenciero. Comentó que en varias ocasiones tuvo que avisar a su otro hijo para que evitara a su hermano. El padre agregó que se sintió obligado a comprar dos de todo, porque su hijo más agresivo arrebataba a su hermano cualquier juguete que fuera distinto al suyo. La madre intervino para destacar que este hijo cogía todos los juguetes de su hermano, en cualquier circunstancia, incluso aunque hubiera dos iguales.
Como suele ser el caso, la madre y el padre tenían distintos estilos de crianza. El padre trataba de evitar los enfrentamientos y consideraba que debía modificarse el entorno para reducir al mínimo las tentaciones. Por ejemplo, cuando su hijo trató de tirar de las cortinas, el padre propuso que se sustituyeran con persianas. La madre, por el contrario, era más capaz de imponer disciplina aunque no le resultara fácil. Sin embargo, le preocupaba que un exceso de límites y castigos destruyeran el espíritu alegre de su hijo y dañaran su autoestima.
Como sabemos, no hay un manual de instrucciones sobre la crianza de los hijos. Nuestras historias y experiencias personales influyen en gran medida en nuestra forma de criar a nuestros hijos. Con frecuencia los padres tienen dificultades para entender que unos límites y unas expectativas consistentes hacen que el niño crezca seguro y con apego. Los padres se sienten como si estuvieran siendo malintencionados, malos, y poco cariñosos cuando tienen que decir que no, imponer castigos, y negar o retrasar la gratificación. Los padres se preocupan porque sus hijos dejarán de amarlos. Sin embargo, una vez que los padres ven los resultados positivos de la fijación de límites, comenzarán a apreciar la capacidad de su hijo para mantener el control y la calma. Los niños quieren la aprobación de los padres más que nada en el mundo, necesitan ser admirados, amados y apreciados. Como todos sabemos, cuando nuestros hijos se comportan de una manera poco razonable, pierden el contacto con nuestros sentimientos más positivos.
Criar a dos niños diferentes al mismo tiempo es una tarea de enormes proporciones. Los temperamentos de dos gemelos divergentes y nuestros vínculos particulares con cada niño hacen que sea aún más difícil sentirse seguro cuando se castiga a uno de los niños y no al otro. Tener que lidiar con gritos y protestas de que las cosas son injustas hace que los padres de los gemelos puedan sentirse más inclinados a ceder a sus demandas sólo para mantener la paz por un tiempo.
Algunos padres sienten que se las cosas se vuelven más fáciles a medida que sus hijos desarrollan mayores habilidades cognitivas. Sin embargo, es de vital importancia recordar a los padres que mantener el control y hacer cumplir los límites hace que sus hijos se sientan seguros y protegidos. Si crees que tus gemelos tienen demasiado poder, es importante que te sientes con tu pareja y que reorganicéis vuestras estrategias. Una vez que estén de vuelta “al redil”, por decirlo de alguna manera, tu hijo se sentirá más seguro y más socialmente preparado para dirigir su energía hacia esfuerzos más creativos.
Por Joan A. Friedman, especialista en investigación sobre múltiples.
Traducción del inglés de Marisol García
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