Nuestro hijos nos quieren.
No quieren aprovecharse de nosotros ni tomarnos el pelo. No están “probando los límites” para encontrar un resquicio en nuestras férreas defensas. Nos obedecen casi siempre, y de hecho buscan a menudo nuestra orientación y aprobación. Nada les hace más felices que nuestras muestras de afecto, nada les duele más que nuestro enfado.
Criar hijos es fácil. Aunque sea el primero. No necesita estudios ni experiencia, porque todos tenemos experiencia. Tal vez no hayamos sido nunca padres, pero sí que hemos sido hijos. Durante muchos años.
Recuerde.
Recuerde qué hacía, qué sentía, qué cosas le alegraban y qué cosas le dolían. Intente mirar al niño que tiene con los ojos del niño que fue.
Nuestros hijos nos quieren con corazón puro, con fe inagotable, con total desinterés. Nos quieren como nosotros les queremos, sin exigencias y sin condiciones. No nos avergoncemos de quererles.
Por Carlos González
La imagen es de I'll bring the cookies you bring the milk
No quieren aprovecharse de nosotros ni tomarnos el pelo. No están “probando los límites” para encontrar un resquicio en nuestras férreas defensas. Nos obedecen casi siempre, y de hecho buscan a menudo nuestra orientación y aprobación. Nada les hace más felices que nuestras muestras de afecto, nada les duele más que nuestro enfado.
Criar hijos es fácil. Aunque sea el primero. No necesita estudios ni experiencia, porque todos tenemos experiencia. Tal vez no hayamos sido nunca padres, pero sí que hemos sido hijos. Durante muchos años.
Recuerde.
Recuerde qué hacía, qué sentía, qué cosas le alegraban y qué cosas le dolían. Intente mirar al niño que tiene con los ojos del niño que fue.
Nuestros hijos nos quieren con corazón puro, con fe inagotable, con total desinterés. Nos quieren como nosotros les queremos, sin exigencias y sin condiciones. No nos avergoncemos de quererles.
Por Carlos González
La imagen es de I'll bring the cookies you bring the milk
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