6 de agosto de 2013

El parto de Cristina: vaginal de mellizos tras cesárea

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En mi primer embarazo la niña estaba de nalgas y tenía poco líquido, así que decidieron programarme una cesárea. Todo el mundo me decía que era mejor, que no tendría dolores, pero siempre me quedé con las ganas de un parto vaginal. Cinco años después de haber nacido mi hija mayor decidimos darle un hermanito, no me quedé embarazada hasta el séptimo mes de empezar a buscar. Yo creía que podía tener problemas y el 25 de mayo del 2005 fui a un ginecólogo y me dijo que yo estaba bien de todo que me venía ya la regla y que no me preocupara que podíamos estar buscando niño durante dos años y después, si no me quedaba, pues ponerme en tratamiento. Pero yo no quería pensar en eso porque no iba a ser solo uno. Me fui un poquito desilusionada porque me dijo que me venía la regla. Pues bien me tenía que poner con la regla el 31 de mayo y la regla no apareció, yo no quería pensar que podía estar embarazada porque hacía sólo seis días me habían dicho que me venía la regla. El 6 de junio (un domingo) mi marido dijo que no aguantaba más y se fue a la farmacia de guardia y me compró el predictor y nada, positivo, pensé "que cien euros más mal gastados" pero bueno, llamé a la ginecóloga y se lo dije. A la semana siguiente tuve que volver a ir a otro ginecólogo porque me dolía muchísimo el útero y no aguantaba el dolor, llegué y las preguntas lógicas que te hacen, "que si tenía gemelos o mellizos en la familia" y yo pues le dije que no. Me hicieron la ecografía y la sorpresa: no era uno sino dos, madre mía que susto me llevé y ya me dijo la ginecóloga que sería cesárea, "qué pena" pensé, pero bueno qué se le va hacer, me quedaría con las ganas.

El embarazo fue regular como casi todos los embarazos gemelares, muy pesado, pero bueno se sobrellevó. Llegó el día del parto un miércoles 1 de febrero del 2006, rompí aguas a las 11:00 de la noche y corriendo al hospital, los médicos siempre me dijeron que intentarían el parto vaginal, además el primero que era el niño estaba encajado y la niña de nalgas pero se podía dar la vuelta y que como último recurso sería la cesárea. Llegué al hospital y por romper aguas y no estar de parto decidieron ponerme oxitocina. Empezaron a las 3 de la mañana pero a las 5 lo tuvieron que parar porque la niña se paró y no podían seguir, esperaron hasta las 7 y volvieron a empezar, a las 10 de la mañana no había ni borrado el cuello y me dijeron que si a las 7 de la tarde no había dilatado 3 centímetros sería cesárea y que si había dilatado los 3 centímetros pues estaría dilatando hasta las 7 del día siguiente. Me vine abajo, qué pena, yo quería tener un parto vaginal, quería tener esa experiencia. A las 4 había dilatado 6 centímetros, qué alegría, a las 5 dilatación completa, esperaron una hora por la epidural y otra hora por un parto urgente y llegó mi hora. Ya me empezaban a doler un poco las contracciones porque antes con la epidural casi no las había sentido y nada, con los empujones se me quitaba el dolor, el mal rato llegó cuando me tuvieron que meter los fórceps porque Rafael estaba encajado pero mirando hacia arriba y madre mía que dolor, pero Rafael salió y me lo pusieron encima, qué cosita tan pequeñita pero no pude tenerlo mucho tiempo pues María se había parado y había que sacarla cuanto antes, y nada dos pujos mas y María fuera, la pobre nació sin respirar y no se movía, le pusieron la mascarilla y le pegaron golpes en el pecho y al momento María respirando y llorando, llore de la emoción y pensé "lo he conseguido, he tenido un parto vaginal y encima doble", qué bonito, no tenía nada que ver con la cesárea. Cada vez que pienso en ese momento se me saltan las lagrimas, fue todo muy emocionante.

Cristina

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